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Mundo

23 de Febrero de 2014

Lavarse las manos, una cosa simple acá, pero un seguro de vida en Egipto

Lavarse las manos o taparse la boca al toser puede salvar vidas en Egipto. Esto lo sabe bien el joven neurocirujano Mohamed Zaazue que, a través de su proyecto “Protege a tu hijo”, educa a los niños sobre cómo prevenir enfermedades, algo por lo que ha sido reconocido por la revista Forbes. A través de […]

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Lavarse las manos o taparse la boca al toser puede salvar vidas en Egipto. Esto lo sabe bien el joven neurocirujano Mohamed Zaazue que, a través de su proyecto “Protege a tu hijo”, educa a los niños sobre cómo prevenir enfermedades, algo por lo que ha sido reconocido por la revista Forbes.

A través de cómics, marionetas o un cortometraje animado, Zaazue y los 400 voluntarios de su ONG Healthy Egyptians, fundada en 2012, instruyen a los más pequeños sobre hábitos tan saludables como desconocidos en un Egipto en el que no todo son bombas y violencia.

Esta iniciativa le ha valido a Zaazue, de 26 años y neurocirujano residente en el hospital universitario cairota de Ain Shams, figurar como uno de los 30 jóvenes empresarios sociales del mundo seleccionados por la revista Forbes.

“En Egipto, si no eres médico, no encontrarás una sola asignatura en tu vida educativa o profesional que te enseñe formación sanitaria, lo que provoca un índice extremadamente alto de morbilidad y mortalidad en torno a unas enfermedades fácilmente prevenibles en los países desarrollados”, dice a Efe Zaazue.

Afueras de El Cairo. Barrio de Shubra. Entre el caos circulatorio, los burros y caballos transportando puestos ambulantes de frutas y verduras, y grupos de cabras comiendo en montones de basura, se alza el orfanato de “Los Hijos de Ismail Sallam”.

En el salón principal de la primera planta, 30 niños menores de ocho años esperan impacientes al equipo de voluntarios de Healthy Egyptians, que presenta una de sus campañas.

Varios estudiantes de Medicina muestran a los pequeños simples gestos saludables para prevenir enfermedades como la neumonía, principal causa mundial de mortalidad en niños menores de cinco años, según un informe publicado en noviembre de 2013 por la Organización Mundial de Salud.

“Les enseñamos a lavarse las manos antes y después de comer, a no sentarse detrás de alguien que fume o a comer alimentos sanos”, asegura Sara Wahid Tantawy, 24 años, estudiante de último de año de Medicina en la Universidad cairota de Ain Shams.

Con el objetivo de captar la atención de los niños, los voluntarios explican estos hábitos a través de un teatro de marionetas, de diferentes juegos y de un cómic que también se puede colorear.

“Además, hemos hecho un cortometraje de dibujos animados que sale en la televisión e incluso un minicine portátil que llevamos a las áreas más recónditas para poder proyectar la película”, señala Zaazoue.

Los niños no son el único objetivo de Healthy Egyptians, que también orienta y adapta sus talleres hacia los padres, para que hagan propios estos hábitos en el seno de la familia.

A través de charlas y competiciones en los que los premios son los cómics para sus hijos, Zaazue y sus voluntarios se mueven por todo el país, desde las zonas más desfavorecidas hasta los barrios más prestigiosos de El Cairo, ya que “la falta de educación sanitaria en Egipto afecta a todas las clases”, afirma el médico.

En menos de dos años, Healthy Egyptians ha pasado de tener 10.000 libras egipcias (casi 1.500 dólares) en su cuenta bancaria -aportadas por el propio Zaazue- a ser una ONG multimillonaria, gracias a las contribuciones de universidades, centros extranjeros, empresas locales y multinacionales y donaciones personales.

“El Gobierno egipcio solo nos apoya en el sentido de que nos ha permitido establecernos legalmente, pero nos haría mucha falta su respaldo porque aquí la gente confía mucho en las instituciones”, señala el joven neurocirujano.

Las aspiraciones de Healthy Egyptians no se limitan a los niños y los padres egipcios, sino que pretenden traspasar fronteras, para llegar a todos aquellos países en desarrollo donde la educación sanitaria brilla por su ausencia.

El único obstáculo es la financiación, ya que el mensaje será el mismo porque, según Zaazue, “el lenguaje de los cómics, las marionetas y los dibujos animados es universal”.

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