Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

21 de Marzo de 2014

Mala suerte, Dino

10 años atrás. Ligas inferiores de Cobreloa. Tres promesas del fútbol de las que, años más tarde, dos se convertirían en figuras. Uno jugaría en el Barcelona F.C. El otro en el Dínamo Zagreb de Croacia. El tercero, capitán del equipo de ese entonces, animaría eventos en la piscina municipal de Estación Central y daría clases particulares de su deporte favorito. Esta es la historia de Rodrigo “Dino” Inostroza, una promesa del fútbol que no pudo ser más que eso: una promesa.

Diego Bravo
Diego Bravo
Por

Marzo de 2004. Alexis Sánchez había llegado desde Tocopilla a jugar para las ligas inferiores de Cobreloa en Santiago. Le costó integrarse al equipo: el talento con el que había deslumbrado a los técnicos no le serviría para hacer amistades. Eso se ganaba con tiempo y sudor en la cancha.

Al joven Sánchez le habían robado su ropa de entrenamiento, y el equipo entero lo había apartado. En casos así, el capitán era el responsable de integrarlo. En ese entonces, el equipo era liderado por Rodrigo “Dino” Inostroza.
El día en que Alexis le contó lo del robo al capitán, Rodrigo tomó las riendas del asunto y habló con Junior Fernandes, uno de los dos calameños que habían llegado al equipo.

“Me acerco a Junior a ver cómo andaba. Era un negrito, así como medio alto, un poco más alto que yo. Me acerco y le digo: ‘Hola Junior’, y con voz de niñito, voz de pito, me dice: ‘¡Hola!’. Lo quedé mirando y me cago de la risa. Me doy vuelta donde Alexis y le digo: ‘Oye, pero si es un cabro chico. ¿Por qué no le pegas?”, recuerda.

Ese fue el inicio de una amistad que hasta el día de hoy perdura. Sánchez y Fernandes pasaban los fines de semana en la casa de Inostroza. Los tres se formaron entre Cobreloa y las canchas en El Bosque. El que en ese entonces vestía la camiseta número nueve, Alexis Sánchez, ahora juega como delantero en el mejor equipo de fútbol del mundo: el Barcelona F.C. El siete de la escuadra de esa época, Junior Fernandes, luego de pasar por el Bayer Leverkusen, ahora juega para el Dínamo Zagreb de Croacia. El capitán, el ocho del equipo, Rodrigo Inostroza, hoy por hoy anima los viernes populares en la piscina municipal de Estación Central. Dos de las tres promesas de las ligas inferiores de Cobreloa de ese entonces tuvieron éxito mundial. Uno quedó en el camino, por mucho que lo intentó.

Primer fichaje: Cobreloa

“El primero y segundo medio lo hice en el Lincoln College de La Cisterna. Tercero y cuarto medio los terminé en el Comercial de la misma comuna. Llegué al Comercial con el Junior y el Alexis. Al Junior le dieron matrícula porque era negro; no darle matrícula era racismo. A mí me dieron un cupo porque mi hermano había salido de ese colegio y ahí se hizo un poco de lobby. Al Álex no le dieron matrícula: no era negro, no tenía familiares que hubieran salido de ahí, así que se tuvo que ir al Galvarino, un colegio que está en el 25 de Gran Avenida.

Mientras estudiaba en el Lincoln, todos los días veía a una niña en el paradero. A mí me gustaba. Cuando llego a tercero en el Comercial la vi ahí, sentada en una silla de la sala. Se llama Alejandra. Después de seis o siete meses joteándola, nos pusimos a pololear. Tiempo después nace la Cata, mi hija”.

Esa sería la primera vez que el sueño de ser futbolista profesional moría para “Dino”.

Rodrigo Inostroza Povea (25) es hijo de María -dueña de casa- y Leonardo -bombero de una bencinera-. Su pasión por el fútbol viene de su madre. Ella era presidenta de un pequeño club deportivo. Sus hermanos Raúl (35) y Rubén (32) también jugaron en Cobreloa. Raúl era talentoso. Rubén había entrado por su hermano. Rodrigo admiraba el fútbol de Raúl: quería ser como él. Raúl era una promesa, hasta que un día, a los 18 años, una parálisis facial destruyó su carrera como futbolista. Desde ahí, todo lo que Rodrigo lograría en lo futbolístico sería para Raúl.

A los 11, Rodrigo se probó en los cadetes de Cobreloa. El día de la prueba entrenaba el equipo del año 88, aunque Rodrigo era del 87, le dieron una oportunidad de entrenar con los grandes y funcionó. Al día siguiente entrenó con los de su año, y como destacó le propusieron entrenar con ambas generaciones.

En tercero medio conoció a Alejandra Lorca (25). Antes de salir del colegio, Rodrigo y ella empezaron a pololear. Un año y seis meses después nacería Catalina, la primera hija de Rodrigo.

“Era a principio del 2007. Yo tenía 18 años. Ahí yo trabajaba, estudiaba y entrenaba. Todo por la Cata. También juntaba plata para probarme en un equipo afuera. En ese entonces Junior vivía conmigo.

Por la pega dejé de ir a Cobreloa. El Junior me decía que el profe quería que volviera, y yo no, no, no. Yo le decía al Junior que dejara de estudiar, que no sería futbolista. Lo tiraba para abajo y hasta el día de hoy me lo saca en cara.
El 2008 terminé con la Ale, me corté los ligamentos de la rodilla, tiré licencia en el trabajo y, cuando volví, me echaron. Más encima pelié con mi papá, así que me fui a vivir con mi abuela, y viviendo ahí empecé a hacerme un ambiente.

En ese entonces habían abierto una discoteque en el 20 de Gran Avenida, la Planet TV. Ahí conocí al dueño y empecé a entrar gratis. Celebrando el cumpleaños de Canessa, el de Yingo, el dueño vio que llegué con varios futbolistas. Empecé a trabajar con él de relacionador público. Ahí conocí a la Isa.
Al año siguiente la disco cerró. Alexis jugaba para Udinese. Un día nos envió unos pasajes a Junior y a mí para que fuéramos a verlo jugar.

Viajamos el 12 de marzo. Cuando volvimos, llegué full-motivado: volví con la idea de ser profesional. Me probé en el Ferro, y quedé. Jugué ahí un año. Con la Isa nos habíamos ido a vivir juntos y nació el Nicolás. Cuatro años duramos. Hace poco más de dos meses terminamos. Ella no aguantó que yo siguiera mi sueño, y menos que todo saliera mal”.

Segundo fichaje: Tiana F.S.

En julio del 2011 el Barcelona ficha a Alexis Sánchez. Meses después, Universidad de Chile integraría a Junior Fernandes a sus filas. Rodrigo, por su parte, convertía para Club Deportivo de Ferroviarios.

Al año siguiente, Alexis comenzaba a adquirir cierta regularidad en el Barça. Por lo mismo, invita a Martina Sánchez, su madre, a pasar un tiempo con él allá. Como ella no sabía moverse en el país, Alexis llamó a Rodrigo para que trabajara como chofer para su madre y para él. Inostroza aceptó y partió a probar suerte al viejo continente.
La rutina en España era la siguiente: Rodrigo iba a dejar a Alexis al Camp Nou a las seis de la mañana. Sánchez se desocupaba al mediodía. El resto de la tarde era piscina o playa.

Entre tanto codearse con estrellas, Rodrigo decidió probar suerte en el Tiana Fútbol Sala.

Se probó y quedó. Jugó en el equipo B de Tiana por tres meses, hasta diciembre. El 17 de ese mes, Tiana ganó por tres tantos a dos a un equipo local. El último gol, el del triunfo, lo marcó el “Dino” Inostroza. Los resultados eran sinónimo de confianza. Volvía a nacer el sueño de ser jugador profesional, olvidando los días malos, la rutina en Chile y olvidando también que su visa terminaba el 24 de diciembre, y que ya tenía pasajes para viajar a Chile con Alexis.
En un diálogo con la gente del club, Rodrigo evaluó su permanencia en el equipo. Los dirigentes mostraron su disposición y lo ayudaron con todos los papeles necesarios para tramitar su visa en Chile.

En enero del 2013, estando en Chile, Rodrigo le prometía a la Isa que no volvería a viajar más, que no la dejaría sola, ni a ella ni a Nicolás. Prometía que no estaba planeando vender su auto, para comprar pasajes e irse con Alexis a España y jugar en Tiana. Prometía dejar pasar esa oportunidad, y prometía que ya no existía el sueño de ser un jugador de fútbol profesional.

Cesión al Germany F.S. En Leverkusen

“El seis de enero me llama el Junior para ofrecerme trabajar de chofer para él, con sueldo y todo. Le dije que me iba con el Ale a España a jugar. Me dijo que de Alemania estaba a dos horas de España, que podía trabajar para él en la semana y viajar a jugar los fines de semana. Acepté su oferta, pero después el Junior empezó a jugar los fines de semana y no pude viajar.

Llegué a Leverkusen. Estábamos con el Junior ahí cuando de repente él viaja a Chile a ser papá. Estando acá lo llaman para jugar en la selección. Me pregunta si quiero acompañarlo y le dije que no, que prefería las lucas. Así que me quedé en Alemania, entrenando con el preparador técnico del Bayer Leverkusen, el mismo que había entrenado a Ronaldo y Adriano. Así bajé 18 kilos en un mes, a puro ejercicio, y dejando el pan y la Coca-Cola. Estaba máquina. Me motivé y le dije al Junior que quería probarme en un equipo. Hablamos con un amigo y fui a probarme al Germany, un equipo de tercera división. Me probé y me quedé jugando. Todo bien hasta que se acercaba la fecha en que se me acababa la visa y tenía que volver a Chile.

Volví a Chile. Hice los trámites en la embajada alemana para poder jugar allá. Me dicen que me falta un papel. Llamé a Junior y le dije que me faltaba un papel que demostrara que él iba a ser mi aval en Alemania. Me dice: ‘Chico, te tengo malas noticicas: me voy a Croacia’. El Junior se iba al Dínamo Zagreb. No me podía hacer el papel. De nuevo se iba todo a la cresta. Estaba achacado, mal, hasta que un día me llama un profe para invitarme a jugar por Espoli, un equipo de la Primera B de Ecuador. Parecía que no estaba todo perdido”.

Pase al Espoli de Ecuador y al Barcelona de España
En Espoli juega Marco Micolta, el hijo adoptivo de la estrella de futbol ecuatoriano Iván Kaviedes.

Tres meses en Ecuador bastaron para que, de nuevo, nada funcionara. El primer mes fue de prueba en el equipo. El segundo mes, Rodrigo estaba con contrato y ya había recibido su primer sueldo. Al tercer mes, los dirigentes reciben una carta amenazando de muerte al jugador chileno por los números en ascenso que lograba para el equipo. El “Dino” no lo pensó dos veces y viajó de regreso a Chile.

Junio del 2013. Alexis Sánchez choca su Audi R8 y busca de nuevo a Rodrigo para que maneje por él por unos meses. Para julio, Rosita, quien era la encargada de tramitar los pasajes de Alexis Sánchez, le dice a Rodrigo que viajaba con el “niño maravilla” en los próximos días. El pasaporte de Rodrigo se había quedado en la embajada alemana, y el 11 de julio el registro civil anunciaba paro nacional.

“Voy al registro civil a primera hora a sacar el pasaporte. Llego, y estaban en paro. Hablé con el director regional.

Me hice pasar por asesor de Alexis. Le conté que tenía que viajar con él a Barcelona. Para creerme, me pidió que Alexis lo llamara. Listo: Alexis lo llamó y solucionó el problema. Le avisé a Rosita que el trámite estaba listo. Por esas cosas de la vida, saco mi billetera y reviso mi licencia: estaba vencida desde el cinco de marzo. Corro a la Municipalidad de San Miguel y pido una hora para dar la prueba, y no tenían. Les expliqué que me tenía que ir a España a jugar, y nada. Hablé con la jefa, le conté que era amigo de Alexis, y me dijo que a las dos de la tarde tenía una hora libre, pero que tenía que llevar un comprobante de domicilio. ¡Yo, un hueón que vive en El Bosque, llevar un comprobante de domicilio de San Miguel!

Atrás de la Municipalidad de San Miguel hay unos condominios. Me acerqué al conserje y le conté la historia, que necesitaba un certificado de residencia. Le pasé mi celular, para mostrarle que volvería. Me entregan el certificado. Voy a la Municipalidad. Hago la prueba. Apruebo. A las seis de la tarde tendrían mi licencia. Vuelvo a buscar mi celular. Voy al centro a buscar mi pasaporte y todavía no lo tenían. Me dijeron que estaba en la fábrica, dos cuadras más abajo. Fui a la fábrica. A las cinco y media me entregan el pasaporte. Corrí al metro y llegué a la Municipalidad de San Miguel. Me entregaron la licencia y al otro día viajé a España.

Llegué a España. Alexis se fue a Japón de gira 15 días. Estuve 15 días solo. Los del Tiana estaban de vacaciones. De nuevo: todo mal.

Llegó Alexis y le dije que quería probarme en el equipo de futsal del Barça. Me apoyó.

Me probé, y después de la prueba el técnico me dice: ‘Rodrigo, te tengo dos noticias: una buena y una mala. La buena es que me gusta mucho como juegas y quiero que vengas mañana. La mala es que nosotros contratamos jugadores solo hasta los 21 años’. Yo ahí tenía 24.

Le pregunté que para qué quería que volviera, y ahí me contó que Fernandão estaba armando su equipo de futsal, que quizás podría jugar con él.

Cuatro días después, Fernandão llama a Alexis y le da el día, la hora y el lugar al que tengo que ir. Lo fui a dejar al Camp Nou para un entrenamiento que tenía y de ahí tomé un tren. Justo ese día había tormenta y no paraba de llover. Llega a buscarme el representante de Fernandão y me dice que el entrenamiento se había suspendido por la lluvia.

Después me cuenta que al equipo no les pagaban todavía porque son nuevos. ‘¿Para qué voy a entrenar en un equipo si no me van a pagar?’ Pensé. Con el ánimo en el suelo, llegué a la casa de Alexis todo mojado. Pasó el tiempo. Llegó septiembre y Alexis me pregunta si viajaba con él a Chile. Volvimos.

Antes de volver, nos habíamos encontrado con Beausejour en Francia y le pregunté por su primo, el Jano. Me dijo que estaba de jefe de deportes de Estación Central. Llegando acá lo contacté y me dijo que si sabía de alguna pega me iba a avisar.

Me probé en el futsal de Cobreloa y jugué ahí. Terminé el campeonato y me lesioné. De ahí un amigo me dijo que hiciéramos unas fiestas para colegios y creamos una productora para hacer la primera pool party entre liceos. Nos fue bien: llegaron como 600 personas”.

El día que quedó sin equipo
Es viernes y en Santiago el calor ya no se aguanta. Rodrigo está sobre un escenario en una de las esquinas de la piscina municipal de Estación Central. De fondo suena Don Omar, los piqueros de los niños, una mujer en traje de baño dándole leche a su bebé a la orilla de la piscina mientras habla con otra. A las seis termina el viernes popular en la piscina. A la salida, algunos guardias hablan de un intento de robo de un auto. Uno de ellos pelea con un bañista que se iba. Según el guardia, le “dio cara” porque entró “volao”. Rodrigo pasa entre la gente, llevando uno de los dos pesados parlantes de su productora a un auto.

Días más tarde, el Dínamo Zagreb ofrecería 5,5 millones de dólares por el pase de Junior Fernandes y Alexis Sánchez jugaría su mejor temporada en el Barcelona, con 17 partidos, 42 tiros al arco y 14 anotaciones. Rodrigo Inostroza daría clases particulares de fútbol y pensaría la forma de estar con su hijo Nicolás, después de que la Isa le dijera que si quería verlo, tendría que ser después de una demanda. Él sigue enamorado de ella.

“Yo igual la entiendo, si con toda la historia que te conté, yo también terminaría con el Dino” reflexiona, hablando de él en tercera persona. Como los futbolistas.

Notas relacionadas