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Opinión

22 de Abril de 2014

Ennio Vivaldi, candidato a rector de la U. de Chile: “es casi humorístico que se diga que todas las universidades son públicas”

El doctor experto en fisiología del sueño dice que hay que resignificar la relación de la Universidad de Chile con el Estado y que debe corregirse la desigualdad mirando hacia un justo trato especial con la universidad que la devuelva a su misión fundacional, que se ha perdido. "En la práctica, es casi humorístico que se diga que todas las universidades son públicas. A lo mejor lo somos, pero al revés: todas somos privadas", dice.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
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Desde el Laboratorio del sueño y cronobiología, en un piso subterráneo de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el doctor Ennio Vivaldi traza las líneas de una candidatura con la que busca llegar a la rectoría de la ‘Casa de Bello.

Aludiendo al “despertar” de la sociedad chilena y del momento clave que viven hoy las universidades estatales con la revalorización que tendrían desde el Estado, el médico cirujano con apellido de compositor italiano señala que no hay doble lectura sobre quiénes son las universidades públicas y asevera que la Casa de Bello debe recuperar su misión y ser el principal foco de luz para la República.

“En la práctica, es casi humorístico que se diga que todas las universidades son públicas. A lo mejor lo somos, pero al revés: todas somos privadas, porque todos nos financiamos con los criterios de una universidad privada en cualquier parte del mundo”, señala.

¿Por qué postular a la rectoría de la Universidad de Chile?

Hay toda una vida indisolublemente ligada a la Universidad. Yo entré a los 18 años como estudiante, siempre estuve: apenas egresé ingresé al cuerpo académico de la universidad, después me perfeccioné y bueno, hay un gran sentido de pertenencia desde que ingresé como estudiante. Además, hay un caso adicional de lo que muchos académicos resistimos la intervención e intentamos conservar los valores de la universidad, lo que da a la institución elementos únicos. Y pienso que es un momento en el país realmente único, como no ha habido hace mucho tiempo, para volver a hacer converger la misión de la universidad, o sea, el discurso fundacional de Bello, aquello que le da un sello único a esta universidad, con la realidad. En nuestro corazón ha estado permanente ese discurso, pero la vida real nos ha alejado.

¿Qué es lo que debe recuperar la universidad de Chile?

Partamos por la identidad. Había un país con un cuerpo político que no tenía interés en conversar sobre los lineamientos de la universidad. La pregunta es: ¿la Universidad de Chile es una más o no? Yo le hice esa pregunta al encargado de educación superior del gobierno anterior y su respuesta fue muy clara: ‘¿Qué espero yo de la U. de Chile? Que sea una muy buena universidad y punto’.

¿Eso le dijo?

Sí. O sea, claramente había un grupo para el cual todas las universidades son iguales, algo que se vincula un poco al mercado de las universidades versus el sistema de las universidades. Y en ese punto de vista nosotros seguíamos siendo los mejores porque hubo muchas cosas que no se previeron. Cuando se hizo la ley del año 81 no se previó que el prestigio de una universidad se gana muy lento, con el pasar del tiempo, y no por improvisar. Y por lo tanto, la ‘U’ siguió siendo un centro muy importante, independientemente de que en el práctica nosotros hemos tenido que funcionar como una universidad privada. Esto que digo, según estadísticas internacionales, donde los criterios para definir si un estudiante va a una universidad pública o privada es que por lo menos el Estado pague un 50%. Eso se considera una universidad pública y según esto, Chile aparece con el 0% de estudiantes públicos, porque ese el sistema nuestro.

¿Qué le ha parecido este debate sobre cuáles son las universidades públicas y cuáles no?

Bueno, en la práctica es casi humorístico que se diga que todas las universidades son públicas, a lo mejor lo somos, pero al revés: todas somos privadas, porque todos nos financiamos con los criterios de una universidad privada en cualquier parte del mundo. En Brasil, la Universidad de Sao Paulo recibe el 5% del presupuesto estadual. En todas partes del mundo tienes programas especiales. Entonces, históricamente todos los países del mundo, sean capitalistas o no, tienen un concepto de sociedad que se proyecta históricamente e independiente de los gobiernos de turno. Y eso en Chile siempre fue un rol que cumplió la Universidad de Chile.

Algo que se ha perdido.

En cuanto al problema de la educación, la U. de Chile está llamada a jugar un rol fundamental, en articular. Por lo tanto, lo que nosotros sostenemos es que la universidad fue creada para construir el Estado Chileno. Me gusta usar una metáfora, que en Chile 1842 lo que se hizo fue construir una torre de construcción para hacer un edificio que se llamaba República de Chile. Y de hecho, nosotros, muy curiosamente, podríamos decir que somos más antiguos incluso que otros que destacan lo antiguos que son. Pero preferimos decir esto porque esa misión que se nos entrega es la que le da el sello a esta universidad hasta el día de hoy. Eso implica una relación distinta con el Estado.

De todas formas existen universidades que cumplen un rol público.

Claro, con esto uno puede perfectamente distinguir entre las universidades que están en un contexto intelectual en Chile, como es el caso de la U. de Concepción, la Santa María, que nadie dudaría que son tradicionales. Pero es interesante que esas universidades estén ahí desde antes que comenzara el tema del lucro y todo esto. Ellas tienen el prestigio porque justamente han sido auténticas universidades y no faramallas que haces para ganar plata a costa, muchas veces, de los estudiantes. Hay algunas que son muy respetables, pero otras no lo tienen y son concebidas como negocios.

¿Ha perdido ese sello?

Bueno, yo creo que eso vive en el corazón de nosotros. Esto es como uno de esos países ocupados, o sea, preservas una cantidad de valores pero en la práctica te terminas por adaptar para sobrevivir. Y esa práctica tiene enorme diferencias, enormes deformaciones. Por ejemplo, con el Hospital Universitario sería ridículo pensar que no hay conflicto entre su necesidad de autofinanciarse y su misión, que es la docencia y la investigación. Es imposible, obviamente que te afecta. En la práctica es difícil que alguien diga que un proyecto de investigación no se haga porque aunque dé mucha plata no tenga interés académico. Eso no va a ocurrir y solo cuando tienes un financiamiento del Estado puedes volver a tu misión como universidad.

¿Y cuáles son los cambios que necesita la universidad para volver a su camino? ¿Qué propone?

Creo que se da una oportunidad única con el compromiso de este gobierno, a través de los distintos aportes basales y otros, de retomar una responsabilidad con el sistema universitario. Hay cosas obvias por la vía de los proyectos y otra por la carrera de los estudiantes, la investigación. Por ejemplo, el tema el Hospital Universitario no se va a solucionar con el pago de la deuda, tienes que hacer un proyecto integral.

¿Tiene que volver a ser parte de la Red Pública?

Claro, lo que no significa que sea estatal. Acá tiene que llegarse a un acuerdo para que el Estado Chileno asuma que hay varias cosas que puede hacer a través de ese hospital universitario. Por ejemplo, un gran proyecto de preparación de especialistas. En muchas partes del mundo eso es algo planeado,  con plazos. Entonces, esta cosa ridícula que porque dos o tres jóvenes médicos entren a especializarse en oftalmología, con esa plata tú vas a comprar los equipos para eso, eso no ocurre en ninguna parte del mundo. Si lo quieres mirar de un punto de vista de financiamiento, es obvio que ese tipo que tú formaste a precio de huevo prácticamente para el país, comience a producir en el sector privado y enriquece a las clínicas. ¿Te parece justo eso? O sea, nosotros formamos los especialistas gratis y ellos después hace la plata que hacen con esos especialistas. ¿Y nosotros? Se dice que nosotros somos los gallos que vamos a suplicar y pedir limosna. Qué limosna, si lo que hace la universidad es lo más importante que puede pedir un país, por favor.

“La UC no estuvo a la altura”

¿Qué le parecieron las declaraciones de G-9?

Ahí yo encontré que la actitud de la rectoría de la Católica no estuvo a la altura de lo que uno espera. Es la imagen que se quiere dar cuando tú dices apoyo a las universidades estatales o privilegios, cuando en todas partes del mundo el Estado se hace cargo de lo suyo. Acá nadie pensaría en tocar para nada el sistema competitivo de Chile como el Fondecyt. Obviamente que eso está abierto para todos y es muy sano y ojalá fuera hasta internacional. Mientras más competencia haya ahí mejor es. Pero acá estamos hablando de grandes proyectos de prevalencia nacional como apoyo a los médicos rurales, que se puede hacer perfectamente a través de la Chile.

¿Por qué?

Porque si lo que se está haciendo es comenzar a dar término a una situación que es totalmente anómala. En todas partes las universidades estatales tienen un trato distinto con el Estado, e inversamente, el Estado tiene también derecho a hacerle exigencias a esas universidades, como por ejemplo, implementar medios de apoyo a talentos que vienen de grupos de escasos recursos económicos.

La UC recibe muchos aportes por la vía de donaciones

Bueno, eso es esperable. Y en el fondo esa es la forma más grosera de expresar que las universidades quedan liberadas del mercado y por lo tanto a los intereses de los empresarios más que a los intereses nacionales. Eso es obvio y hay que impulsar que se restablezca este trato del Estado. Para mí esto es igual a que la UC tenga una relación especial con la Iglesia y venga un gobierno anticlerical y diga ‘no, se acabó, no puede la iglesia ayudar a la UC’. Y vienen 30, 40 años así y luego se restablece una relación con la iglesia. Yo, honestamente, me alegro, les doy un abrazo y felices ellos. Cómo me voy a oponer a eso. Entonces, yo creo que ahí  fallaron. A nadie se le ocurriría, ni siquiera a mí, que el Estado sólo pueda darle platas a las universidades públicas. Eso no la dicho nadie. En los proyectos Fondecyt, el apoyo a estudiantes, el Estado tiene una responsabilidad para con todos, pero es absurdo confundir esas dos cosas.

¿Qué le parece lo que ha señaló el rector Pérez sobre este conflicto?

En estas últimas semanas el rector de la Chile se anotó un punto a favor, en cuanto a esta discusión sobre lo público y privado, siempre dijo en forma muy simple que las universidades públicas son las universidades estatales. A partir de lo que dice el ministro pareciera que esa posición ganó, como que se aceptó. Eso lo considero un logro. Pero me extrañó mucho ese triunvirato Sánchez-Peña-Zolezzi en El Mercurio, emborrachando la perdiz sobre lo que es público y lo que no.

¿Le parece bien que un rector de la Universidad de Chile insista en el rol que debe tener el Mineduc en la fiscalización de otras universidades?

Claro, hay universidades que por distintos motivos obviamente van a ser buenas. Por ejemplo, una universidad del Opus Dei no puede ser mala, en el sentido que hay una preocupación intelectual ahí. Pero es distinto cuando tú haces una universidad con el propósito de obtener ganancias de eso y te expones a que termines siendo estafado. Cuando está mal hecho eso puede ser horroroso, porque tú le estás sacando provecho a gente de muy escasos recursos la poca plata que tiene con un engaño. Le das un cartón que probablemente poco les sirva. Ahora, la idea de que cualquier negocio que le pone tiraje a la economía es bueno, me parece más que discutible.

Actuó bien entonces el actual rector.

Por supuesto. Lo otro es amparar. Es casi como un hecho de defensa de las personas. Tú no puedes dejar que a una persona la engañen diciéndole que le dan una educación universitaria que no es. No generalizo en absoluto, pero cuando es el caso tienes que pararlo. Eso no puede ser. Este es un momento como no había habido en Chile en mucho tiempo. Con lo del 2011 y todo lo que ha pasado, el país siente que no es llegar y seguir así sin cambiar lo que ocurre. Muchos terminan adaptándose como una cosa inevitable y después termina gustándoles.

Este despertar hay que aprovecharlo.

Por mucho tiempo, te gustara o no te gustara lo que pasaba en tu entorno, daba lo mismo porque nada podías hacer. Esa es la idea que nos metieron en la cabeza a todos. Era casi milagroso que cada cierto tiempo aparecieran ‘los cabros’ pidiendo un cambio, como en el ’97 cuando se crea el Senado Universitario, se hizo el estatuto a la U. de Chile, que nadie había hecho desde pasada la dictadura. Ahí tienes un ejemplo, pero el resto quedó todo igual. Y en el pasillo se instalaba la idea de que no había nada que hacer, que nunca íbamos a olver a tener fondos estatales. Había que acostumbrarse y esa desesperanza aprendida es la que hoy día se revierte porque hoy por primera vez tenemos un país dispuesto a discutir, entre otras cosas por los fracasos. Por ejemplo, esta ‘maravilla’ de los primera generación en la ‘U’ que terminó endeudada.

¿La U. de Chile se acostumbró a lo que el mercado dictaba?

El tema es que por mucho tiempo daba lo mismo si te gustaba o no. Por eso es que es importante que se abra un espacio crítico ahora. Lo que yo quiero hacer si llego a ser rector de la universidad va a ser promover un debate en el país, desde la universidad también, que tengamos la muy buena universidad que tenemos, un canal de televisión, un diario ojalá y que la Universidad de Chile pueda estar presente en el debate. O sea, si alguien defendía el rol de una universidad estatal hace algunos años se quedaba como un tipo delirante, que queda fuera de la realidad. Eso puede cambiar y eso es lo importante. Una de las cosas más grande a las que está llamada la Universidad de Chile es a construir la reestructuración de la educación en Chile.

La U. de Chile también ha tenido que modificarse y adaptarse a los nuevos tiempos con cosas, como la cantidad de estacionamientos de sus facultades.

Bueno, tiene que haber políticas claras desde la partida. Hay muchas deformaciones dentro de la universidad. Todo el mundo acepta que no se puede ser pasivo con respecto a la justicia y hay mucho descontento con este sistema y por eso ahora se dan por tanto condiciones únicas para un país más cohesionado. Ahí, la universidad de Chile está llamada a jugar un rol muy importante. Creo que lo fundamental es que hay un ánimo de discusión distinto.

Por último, ¿La educación es un tema que la Universidad de Chile debe recuperar?

Pero obvio, si lo que se hizo aquí fue brutal.

¿Cómo? ¿Formando educadores con una facultad de educación o volver al pedagógico?

Lo que pasa es que se abrió un debate por eso. No hay ninguna duda en que debemos recuperar la formación de profesores, con un gran proyecto de Educación. Hay que reconstruir una educación pública. Si, mira, aquí lo que se hizo no tiene nombre y no cabe duda de la responsabilidad moral que tiene mucha gente de la Concertación de no haber hecho nada por reconstruirla. Es cosa de ver la educación que le han dado a muchos sectores de este país.

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