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Opinión

8 de Mayo de 2014

Jaime Parada: “Daniel Zamudio era una persona común y corriente atravesado por la propia precariedad y la de su familia”

Desde que este fin de semana la Revista El Sábado publicó un adelanto del libro "Solos en la noche: Zamudio y sus asesinos", se generó una serie de reacciones contra el autor, el periodista Rodrigo Fluxá. Fue principalmente el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) quien arremetió contra el escritor, señalando que éste faltaba a la verdad. Sin embargo, el ex vocero de la organización y actual concejal por Providencia cree que ambas visiones no son excluyentes y rescata el aporte de Fluxá, señalando que "me parece positivo que se haya publicado el libro porque nadie es el dueño de la verdad en torno a esto".

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
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El pasado sábado la revista de El Mercurio publicó el adelanto de “Solos en la noche: Zamudio y sus asesinos”. Lo titularon: “Desmitificando el caso Zamudio” y aquel capítulo contó la fallida relación de Daniel con un joven mayor que él y de mejor nivel socioeconómico.

Ahí se dejaban ver rasgos de la personalidad de Zamudio, como sus incesantes intentos de salir de San Bernardo y acceder a lo que él creía era una mejor vida. También las constantes fiestas y del consumo de alcohol, pero la frase que causó la polémica vino de la boca del autor, Rodrigo Fluxá en una entrevista: “la pregunta de fondo es si Daniel murió por ser gay y la respuesta es que no”, añadiendo que no se trató de un crimen de odio.

A esas palabras le siguieron éstas: “la vida de él no justifica nada de lo que le pasó. En ningún momento digo que por el tren de la vida que Daniel llevaba se merecía eso. Este no es un problema sexual, es un problema social”. Pero eso no sirvió demasiado para Rolando Jiménez y el Movilh, que lo acusó de faltar a la verdad y dejaron entrever que estas declaraciones serían parte de una estrategia publicitaria.

Además, sobre los asesinos Fluxá agregó que “no eran una banda de neonazis que salía a matar homosexuales, como se ha planteado. El crimen fue tan horrendo que todo el mundo trató de ordenarlo de alguna forma”.

Cuando Daniel fue torturado y asesinado, Jaime Parada -hoy concejal de Providencia- era vocero del Movilh y de la familia de Daniel; y piensa muy diferente sobre la investigación de dos años de Fluxá y que cuenta con más de 90 entrevistas. Aún no termina de leer el libro, pero señala que “cuando yo digo que hay dos tesis que se han planteado como contrapuestas y que en realidad no lo son, sino que son complementarias lo digo poniendo la situación de la discriminación y de la violencia y de los crímenes de odio en contexto. Lo que no significa justificarlos, sino que darles una perspectiva de carácter social y nacional”.

¿Fue un crimen de odio?
Claro, es un crimen de odio. La tortura, golpes con piedras de muchos kilos, herirlo y hacerle esvásticas con golletes de botella, hacerlo sufrir como lo hicieron está causado por el rechazo que se ha instalado culturalmente respecto de la homosexualidad en un ambiente marginalizado como del que ellos (los asesinos) provienen. Y hay una confirmación. El Pato Core y otros tuvieron procesos por agresiones a peruanos. Entonces, eso no quiere decir que esto venga de lecturas extensas que han hecho -voy a ridiculizar- de Hitler o de lo que sea. Ni siquiera sabemos si estos tipos son neonazis. Finalmente yo creo que no se es neonazi cuando se tiene un carné, sino cuando tú lo socializas y te autoproclamas de esa forma. Pero ¿de dónde viene esto? Viene de una marginalidad propia de un sistema que no es capaz de acoger a los jóvenes de manera correcta en el ámbito laboral, en el ámbito educacional, de familias que están muy destruidas, es el caso de Fabian Mora, estaba leyendo en el libro, y es el caso de Alejandro Angulo. Entonces las tesis no son contrapuestas. Ahora, Fluxá instala la idea y dice que estos tipos no salieron a cazar homosexuales y yo creo que tiene toda la razón, pero los tipos al momento de presentárseles la oportunidad, la tomaron.

Fluxá también dijo en entrevistas que es muy similar la marginalidad que hay en ellos y con la que hay en Daniel Zamudio.
Es una precariedad que también es extensiva de alguna forma a Daniel Zamudio. Precariedad de una persona que no se sentía cómodo en el ambiente donde vivía, que estaba alcoholizado. Entonces son dos tesis que conviven. Mi postura es que no hay que satinizar las tesis y que no se trata de construir una vida de santo de Daniel Zamudio, sino que se trata de decir que independientemente de todas las condicionantes de la marginalidad de Daniel, de la marginalidad de los propios agresores, lo que hubo fue un crimen de odio. Y te voy a decir más, la idea de Daniel Zamudio como símbolo de la discriminación no se disuelve por el hecho de que hayan antecedentes vinculados a la procedencia de marginalidad de ellos (los asesinos), sino que al revés, le da fuerza.

¿Por qué?
Porque de alguna forma humaniza a Daniel. Entonces yo no estoy por ir a criticar al libro. Puedo estar de acuerdo con algunas tesis y en desacuerdo con otras, pero aquí no hay una sola verdad. Hay muchas y Fluxá plantea una cuestión que a mí me parece extremadamente interesante, que es que todo esto está cruzado por un ambiente de conflicto familiar tanto de Daniel como de sus agresores, en un ambiente de precariedad, y eso es lo que más rescato del libro.

Da la impresión de que los análisis que se han hecho del tema han sido muy básicos, dando a entender que Fluxá habla de un estilo de vida y que por eso había justificación para el crimen.
Sí, lo que pasa es que ahí hay una lectura súper precaria. Que un joven que está alcoholizado a las ocho de la tarde, tirado en un paso de cebra en la calle es un estilo de vida, hay un error de base. Eso en cualquier parte puede leerse o como precariedad emocional, como alguien que está con problemas en su psiquis. Puede leerse como precariedad social, como precariedad educacional, pero ¿estilo de vida? Al revés, eso se llama precariedad. Y eso nadie podría salir a criticarlo y nadie podría decir que Daniel eligió estar en una situación como esa porque yo creo que nadie quisiera estarla.

¿En qué discrepas de lo que establece Fluxá en su libro?
Cuando Fluxá dice que esto no fue un crimen de odio, yo creo que está equivocado. Porque el crimen de odio no se constituye por el hecho de salir a hacer una caza de homosexuales. El crimen de odio sí se da en el momento que la configuración del delito, con torturas, insultos, con ignominia apuntaba directamente a la orientación sexual de Daniel. Si no hubiese sido homosexual, si hubiese sido alguien a quien también conocieran pero contra el cual no tuvieran una animadversión por el hecho de pertenecer a un grupo minoritario, ¿lo hubieran torturado de la forma que lo hicieron? ¿Lo hubieran matado y dejado botado? Yo creo que no.

Pero aunque no hubiese sido crimen de odio, eso no lo hace menos terrible ni hace menos necesaria una Ley Antidiscriminación. Entonces ¿por qué crees que el Movilh reacciona tan fuertemente?
Porque hay una idea mal entendida de qué es lo que representa Daniel Zamudio. Daniel representa la causa de la no discriminación por el sólo hecho de haber vivido lo que tuvo que vivir al momento que lo torturaron y cómo murió. Pero yo creo que ellos (el Movilh) ven como peligroso el que se instale la idea de que Daniel era una persona común y corriente. Y yo creo que al revés, que se instale la idea de que Daniel era una persona con conflictos no solamente pone en situación la homofobia, sino que pone en situación la precariedad social y eso me parece un aporte.

Tú fuiste vocero de la familia y estuviste cercano al caso. ¿Por qué fue Daniel Zamudio y no otro el emblema sobre la discriminación, considerando que en Chile han asesinado a muchos homosexuales por ataques homofóbicos?
Por varias cosas. Por cómo se ensañaron con él. Porque los padres se atrevieron a dar la cara y dijeron “nuestro hijo fue golpeado por ser homosexual”. Generalmente cuando han habido golpizas son más bien invisibles porque nunca hay alguien de la red familiar que esté apoyándolo y en ese caso -independiente de lo cercano o lejanos que hayan estado los padres de Daniel o él de sus padres- ellos salieron a dar la cara. Además la gente cuajó una idea que no había cuajado, que es que en Chile se sigue asesinando, torturando, golpeando e insultando gente por ser homosexuales. Lo otro es que había una Ley Antidiscriminación durmiendo en el Congreso por siete años y nadie había querido hacer nada. Y ahí yo también como miembro del Movilh comencé a decir que si hubiese habido Ley Antidiscriminación, el agravante penal habría operado. Y eso era justo porque esto no era un crimen común y corriente sino que era un crimen de odio y era un crimen cotra un derecho humano, porque el Estado no se estaba haciendo cargo de educar a las personas y de castigar con penas efectivas a aquellos que cometían actos homofóbicos.

¿Estás de acuerdo con el perfil de Daniel que presenta Fluxá?
Todavía no logro formarme una idea del perfil. No me atrevo a opinar sobre eso porque finalmente lo que yo podría formarme sobre ti o lo que tú podrías formarte sobre mí, son opiniones basadas en fragmentos y las personas somos una totalidad. Y en cuanto a esa totalidad no te puedo decir cuál era el perfil exacto de Daniel Zamudio. Lo que sí, creo que hay antecedentes importantes que aporta Fluxá, que en algún momento los conversamos con la familia de que Daniel se sobre exponía, lo que no le quita en nada el carácter de terrible del crimen. Pero un cabro curáo a las ocho de la tarde en el parque San Borja, donde se reúnen -entre otros- neonazis, no me parece un elemento a soslayar.

Estos análisis precarios ¿tienen que ver con que es mucho más fácil conmoverse con alguien que es visto como santo que con alguien más humanizado, que comete errores y que tiene defectos?
Sí, creo que sí. Ni el Movilh ni nadie se encargó de construir una imagen sobre Daniel Zamudio. No hubo un diseño de restar elementos de la biografía de Daniel Zamudio a la hora de pelear la Ley Antidiscriminación. Nuestro tema no eran las conductas de Daniel ni la precariedad en que vivía, nuestro tema era el ataque a Daniel y por eso no estaba en nuestra agenda decir si Daniel era de una forma u otra. Nuestra agenda era tratar de ayudar a la familia, tratar de posicionar un caso de Derechos Humanos y hacerle saber a la sociedad que estas cosas estaban pasando. Entonces me parece bien que aparezcan estos antecedentes, porque pone en contexto la precariedad no sólo de Daniel sino que de sus asesinos y nos pone una especie de alarma respecto del tipo de jóvenes que está en el cuerpo social, en específico uno que es capaz de sentir el suficiente odio como para matar a otro. Eso hace entender que el fenómeno de la homofobia también está situado en un nivel que es de precariedad social y en eso concuerdo con la tesis de Fluxá.

Porque la discriminación tiene mucho que ver con la falta de educación.
Claro, hay elementos sociales de todas maneras involucrados acá. Entonces poner en contexto social el tema de la homofobia enriquece el conocimiento sobre el tema. Pero independientemente que yo creo que Fluxá está equivocado en que fue un crimen de odio. Fluxá eleva dos tesis que me parecen incorrectas, por lo que he escuchado en entrevistas. Una es que uno de los asesinos tenía una hermana lesbiana, y eso no necesariamente quiere decir que el tipo haya sido capaz de luchar con sus fantasmas internos sobre la homosexualidad que probablemente toda la vida les han inculcado. Yo soy hermano de un heterosexual y mi hermano no me quiere nada.

¿Te refieres a la gente que dice: “yo no soy homofóbico, tengo amigos gays” y se tira una frase homofóbica?
O sea, si tú tienes un amigo gay, quieres lo mejor para tu amigo gay. Por ejemplo, que se pueda casar. Si no, no eres su amigo. Y lo segundo es que dice que después fueron a la Blondie. Pero curáos, voláos, puedes ir hasta el Fausto si quieres. Y la Blondie depende del día, se reúnen muchas tribus urbanas. Pero aunque no esté de acuerdo con las tesis me parece positivo que se haya publicado el libro porque nadie es el dueño de la verdad en torno a esto y todas las tesis tienen que estar puestas sobre la mesa, más si esas tesis están bien fundamentadas, independiente de que uno pueda encontrar vicios en la construcción del argumento.

¿Qué hay de la idea de estos jóvenes que son capaces de una violencia tan inmotivada?
¿Cuántos peruanos serán agredidos diariamente en Chile? El problema es que es invisible. Por eso me parece interesante la tesis de que hay un problema que se extiende a las bases mismas de la sociedad, a la educación, a lo que se construye como familia.

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