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Opinión

20 de Mayo de 2014

Las presiones de las inmobiliarias para apoderarse de los barrios

La escasez de terrenos para construir edificios en Santiago ha sacado la peor cara del negocio inmobiliario. Vecinos de distintas comunas son constantemente acosados, amenazados e intimidados para vender sus casas. Ante la presión, muchos han decidido organizarse. Aquí, los relatos de habitantes de tres comunas que cuentan cómo sobreviven a una maquinaria que amenaza devorarlos.

Daniela Yáñez
Daniela Yáñez
Por

fotos: Alejandro Olivares

Dustin Matta, nacido y criado en Independencia, ha visto como desde el año 2008 las inmobiliarias empezaron a demoler barrios antiguos para instalar grandes edificaciones en altura. Sus denuncias, nunca fueron escuchadas por la municipalidad.

-Los vecinos durante años reclamábamos que las empresas presentaban anteproyectos a la Dirección de Obras Municipales (DOM) en terrenos privados que no estaban a la venta, pero nada se resolvía– cuenta el dirigente vecinal.

Ante la arremetida de las empresas, Dustin se organizó junto a un grupo de vecinos para informar a los propietarios de lo que estaba pasando. Les exponían las tácticas de las inmobiliarias para que estuvieran preparados, pero cada vez el panorama empeoraba. A los habitantes de Independencia el boom inmobiliario les dejó claro el problema de fondo: Independencia, en materia inmobiliaria, era tierra de nadie.

-Generalmente lo hacen con adultos mayores, con bajas pensiones, analfabetos o que están abandonados por sus familias. Ellos se aprovechan y así cierran los negocios. O se hacen pasar por funcionarios de gobierno avisándoles que van a expropiarles los terrenos y que es mejor que le vendan a la inmobiliaria a un precio justo, que al Estado- denuncia Matta.

Desde que cambió el alcalde el año 2012, por primera vez los vecinos aseguran sentirse más protegidos. El 21 de marzo pasado, se aprobó el nuevo Plan Regulador que restringe las zonas donde se pueden construir edificios en altura de 80% a un 10%. Además, solo se aprobarán proyectos que estén emplazados en las vías principales de la comuna y no en sectores patrimoniales o residenciales.

-Las inmobiliarias tenían chipe libre. En el 80% de la comuna estaba permitido construir con estándares mínimos de comodidad para sus habitantes, generando conventillos en altura que esconden un gran problema social en su interior– describe el alcalde de Independencia, Gonzalo Durán.

Gloria Villa es dirigente vecinal y presidente de la Unión Comunal. Su casa en calle Hipódromo Chile está encerrada entre dos torres hace varios años y sólo le quedan recuerdos de su antiguo barrio patrimonial.
– Acá no hay respeto por el patrimonio, somos una de las comunas más retrasadas de Santiago. Las inmobiliarias presionan sin compasión a los vecinos y los que aguantamos esa presión nos quedamos como islas. Yo estoy rodeada de dos edificios gigantes que me quitaron la luz natural. Después de las cuatro de la tarde, en mi casa ya no hay sol – denuncia Gloria Villa.

La crisis

En Ñuñoa el asunto no es muy distinto. “Estas empresas se pelean los terrenos, muchas veces puedes recibir a más de dos vendedores en un solo día y, a pesar de que son amables, se notan desesperados”, cuenta un vecino de la comuna. Tal cual como ocurre en Independencia, los terrenos para poder construir viviendas son cada vez más escasos, por lo que las empresas constantemente están buscando estrategias para sumar más clientes.

Según el último informe de Colliers International, empresa líder en servicios inmobiliarios, el mercado santiaguino está pasando por una escasez de terrenos para comprar y construir, y debido a la alta demanda de vivienda, los precios en casi todas las comunas de Santiago subieron hasta 16% en el último año. La Cámara chilena de la Construcción sacó las mismas conclusiones: el precio de las viviendas aumentó en el primer semestre 2014 por la poca disponibilidad de espacios para construir en la ciudad y la tendencia al endurecimiento de los planes de reguladores en Santiago.

-En Ñuñoa esta lucha entre vendedores de inmobiliarias es brutal. Los corredores quedaron en segundo plano y ahora son ellos los que hacen las gestiones directo con la gente– comenta un vecino.

Sandrine Jacono llegó a vivir al barrio Los Adoquines en Ñuñoa hace 8 años y se transformó en una de las fundadoras del Comité de Organización vecinal, luego que la antigua casa que arrendaba fuera vendida a una inmobiliaria por sus dueños. “Yo ya tenía la experiencia de cómo actúa esta máquina, había que prepararse”, dice. El 2010 fue el año que despertó las alarmas. Camino a su casa, notó que tres casas habían desaparecido cerca de Tobalaba.

– Fue tan rápida la forma en que irrumpieron en el barrio, que de un día para otro vi llegar una grúa a pasos de mi casa. Estamos frente a una máquina infernal, poderosa y al parecer, imparable – comenta Cendrine Jacono.
Yolanda Abugarade, vecina, socia fundadora y directora de la OCF (Organización Comunitaria Funcional) del barrio los Adoquines, cree que las fallas están en el plan regulador. A pesar de que se redujeron las alturas a un máximo de cinco pisos, la Dirección de Obras seguía autorizando proyectos fuera de la norma.

-El plan tiene varias fallas. Por ejemplo, establece reglas claras para normas y luego no dice nada sobre otras. Eso permite cualquier cosa. Por eso, como organización, asumimos que tenemos que buscar nuestras propias soluciones. De hecho, hace poco nos reunimos y decidimos que exigiremos a la Contraloría que destituya al Director de Obras Municipales– afirma la directora de la OCF.

Según los vecinos, solo dos concejales de Ñuñoa han asistido a las reuniones vecinales para informarse de sus iniciativas. Más apoyo han encontrado en la diputada Maya Fernández, quien el mes pasado intervino por ellos en la Cámara de Diputados exigiendo que el ministerio de Vivienda y Urbanismo fiscalice el trabajo de la Dirección de Obras: “Hace tiempo que los vecinos y vecinas de Ñuñoa están preocupados por la destrucción de la vida de barrio. No están en contra en que lleguen nuevos vecinos y vecinas, pero sí preocupados de que se construya con armonía” declaró la diputada en la Cámara.

– Hay edificios mal construidos, que no cumplen con el plan regulador y que aún así, están recepcionados por la municipalidad. Si al final la constructora tiene toda la razón, presentó un proyecto que efectivamente está aprobado. Y por eso son inatacables- comenta Yolanda.

Las técnicas que han utilizado las inmobiliarias en Ñuñoa, Providencia e Independencia son similares. Todo comienza con una carta donde le explican al propietario que sus vecinos firmaron un contrato de compraventa y cómo eso le va afectar su vida. Las empresas más agresivas envían a un vendedor a la puerta de los vecinos para avisarles, tratándolos por su nombre.

– Si uno no responde a esa primera aproximación siguen insistiendo. Pero los vecinos hemos logrado disminuir ese efecto e, incluso, nos avisamos cuando hay vendedores rondando– relata Cendrine Jacono.

Entre las denuncias más graves de Ñuñoa, están los casos de propietarios que aseguran que sufrieron robos en sus casas y posteriormente fueron acosados por inmobiliarias. Si no aceptaban, la casa volvía a ser robada y un nuevo trato le llegaba por parte de una empresa. Este “modus operandi”, como le llaman los vecinos, se repite hasta tres veces en los casos más emblemáticos.

-Son varias vecinas las que denuncian y no solo en este barrio. Hablamos con Carabineros y ellos nos recomendaron que cada vecino haga un seguimiento de su caso para que la fiscalía pueda investigar. No puede existir tanta coincidencia– expone la dirigente Yolanda Abugarade.

La discordia

Francisco Hammerschlag vive en el barrio Las Flores de Providencia desde que nació. Ahí donde históricamente sólo han existido casas, hay cinco proyectos inmobiliarios que fueron autorizados por el plan regulador que el 2007 llevó a cabo el ex alcalde, Cristian Labbé.

-El plan regulador que hizo Labbé fue completamente a puertas cerradas. Ninguna de las modificaciones que se aprobaron se hizo con consulta ciudadana y de hecho nos enteramos por casualidad cuando empezaron a aparecer edificios por todos lados – cuenta Francisco.

Con igual sorpresa Francisco recibió el año pasado a una persona que se presentó como corredor de propiedades en su casa. Conversaron y Francisco, sin ninguna intención de vender su propiedad, le dijo que su casa costaba 2 millones de dólares. Pero a la semana reapareció el corredor buscando un acuerdo para tasar la casa. Francisco se negó y meses más tarde vio que todas las casas a su alrededor estaban vendidas para un proyecto inmobiliario.

– No me di ni cuenta. A un vecino lo asustaron diciendo que yo había vendido y que se iban a quedar aislados. Son muy cautelosos, después de que estaba todo vendido se me acercó la inmobiliaria y me advirtió todas las molestias que yo iba a tener si no vendía. Pero no me importa, yo les pararé la obra por cualquier detalle que no cumplan– cuenta Francisco indignado.

Aún sin una organización vecinal fuerte, una de las vecinas de Francisco fue a interceder por él en la municipalidad, donde habló con Cristián Labbé: “Ella le fue a preguntar al alcalde cómo se podía parar el proyecto y él le hizo un saludo a la bandera. Le dijo: ¿Por qué no haces un plebiscito? Ahí despertó su indignación. Salimos a la calle a protestar y nos unimos a la campaña de la Pepa Errázuriz para sacarlo y tener una comuna participativa”, relata Francisco.

Por lo mismo está pasando hoy su amiga Magdalena Cruz Coke, psicóloga que vive en el barrio Las Lilas, uno de los íconos de la lucha vecinal en Providencia. El 2006 se organizaron para reclamar el cierre del antiguo cine Las Lilas y el 2012 presentaron una propuesta concreta a Cristián Labbé para modificar el plan regulador que rige a la zona. En ese tiempo y sin éxito, exigieron que un tramo de la calle Carlos Silva Vildósola (que tiene casas de 1940) fuera declarada zona de conservación histórica para así evitar destruir ese patrimonio en futuros proyectos. Pero a finales del año pasado, una de las propiedades se vendió y la Dirección de Obras Municipales aprobó la construcción de una torre de 10 pisos de hormigón y vidrio a cargo de la inmobiliaria Paz y los arquitectos ganadores del Premio Nacional de Arquitectura, Izquierdo y Lehmann y de Ricardo Paz Daniels.
Magdalena Cruz Coke, que tenía su consulta en el edificio donde se construirá la torre, organizó a todos los vecinos para poner carteles “No a la torre Paz Izquierdo Lehmann” en la calle y rápidamente obtuvieron resultados.

– Ellos se indignaron y nos pidieron una reunión. Les dijimos que nosotros teníamos clarísimo que ellos estaban en su derecho a hacer lo que quisieran, pero como nos jodían la vida, también teníamos derecho a patalear. Luis Izquierdo estaba indignado. Nos dijo textual, “ustedes no tienen derechos, tienen deseos” – cuenta la dirigente vecinal Cruz Coke.

Sebastián Gray, presidente del Colegio de Arquitectos, asegura que el edificio que construirá Izquierdo Lehmann en Providencia es una nueva estrategia de las inmobiliarias para darle valor a sus proyectos en barrios residenciales. Sin embargo, esta táctica, saca de quicio a los vecinos.

– A mí el empoderamiento vecinal me parece fantástico. Nuestra ciudad es desordenada y cada vez más fea. Como profesionales tenemos que preocuparnos más. Lo que le pasó a Chile fue una orgía capitalista y eso es lo grave. Acá hay un problema hondo de un sistema que está atornillando para el lado contrario- comenta el arquitecto Gray.

Hoy los vecinos de Las Lilas están juntando firmas y fortaleciéndose como organización. Ya contrataron un abogado y tienen clarísimo que en Tribunales buscarán una solución. “Con la visión de que solo tenemos deseos es bien complejo seguir dialogando con ellos. Con la Municipalidad atada de manos y una DOM que aprueba todo, ahora vamos por otras vías”, cuenta Magdalena.

Los facilitadores

Las inmobiliarias no trabajan solas. Existen empresas llamadas “consultoras inmobiliarias” que se dedican exclusivamente a buscar terrenos de gran potencial por encargo a empresas. Los vecinos de Ñuñoa desde hace varios años que han denunciado en su municipalidad sobre las estrategias que usa la consultora inmobiliaria AGS para presionar a los vecinos, entregando planos de construcción en sus puertas, enviando cartas y manteniéndose por horas esperando afuera de sus viviendas.

– Yo tuve a vendedores de AGS en mi casa muchas veces. Me esperaban horas afuera de mi casa para poder conversar conmigo. Los tuve que amenazar con que los denunciaría por acoso si seguían molestándome. Si son así conmigo, no me imagino como son con los adultos mayores- comenta un vecino afectado de Ñuñoa.

Hace un mes que los vecinos del barrio Los Adoquines recibieron en sus buzones unos panfletos de la corredora de propiedades “Engel & Volkers” que decía expresamente: “recomienda la propiedad de tu vecino y gana 1 kilómetro Lanpass por cada UF del valor de la propiedad vendida”, encendiendo las alarmas en la comuna. Incluso la diputada Maya Fernández en su presentación en la Cámara denunció que el folleto le había llegado a su casa y que era urgente tomar medidas. “Ya no me piden mi propiedad, ahora me ofrecen km Lanpass si yo logro convencer al vecino que venda su vivienda. Están llegando a niveles donde se hace urgente el control y la fiscalización”, denunció la congresal.

Desde la empresa se defienden. Nathalia Barco, Gerente Comercial de Engel & Volkers, pidió aclarar que la corredora no trabaja para inmobiliarias y que solo son un intermediario entre vendedores y compradores. “Jamás hemos presionado a vecinos a vender, solo hemos ofrecido nuestros servicios. No trabajamos directamente con inmobiliarias, solo si una empresa está interesada en una propiedad de Engel & Volkers, se le vende como se haría con cualquiera”, expresa Nathalia Barco.

También hay páginas en internet dedicadas al negocio. Toctoc.com es un portal que permite buscar propiedades (que estén o no en venta), tasarlas y dar información sobre los precios que se manejan en el barrio. La empresa se ha transformado en un verdadero dolor de cabeza para los vecinos de Ñuñoa, Providencia e Independencia. La página publica propiedades para que un eventual comprador ofrezca lo que está dispuesto a pagar por ellas.
-Esta página publica información sensible de los vecinos, como el rol del inmueble en el Conservador de Bienes Raíces- comenta un integrante de la organización vecinal del barrio Los Adoquines. Luego agrega: “Esto les permite a los vendedores y empresas hostigar a vecinos. Nos sentimos vulnerados en nuestros derechos”.

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