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Cultura

21 de Mayo de 2014

Quino o la reflexión sociopolítica desde el humor

Joaquín Salvador Lavado, conocido en todo el mundo como Quino, pasará a la historia por el ser el padre de Mafalda, un cómic creado en 1964 y que, gracias a su virtud de generar las primeras reflexiones sobre la sociedad y la política, ha trascendido generaciones, países y culturas. Heredero, según dice, del carácter trágico […]

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Joaquín Salvador Lavado, conocido en todo el mundo como Quino, pasará a la historia por el ser el padre de Mafalda, un cómic creado en 1964 y que, gracias a su virtud de generar las primeras reflexiones sobre la sociedad y la política, ha trascendido generaciones, países y culturas.

Heredero, según dice, del carácter trágico y el humor negro de Andalucía, de donde procedían sus padres, Quino nació en Mendoza, en el oeste de Argentina, el 17 de julio de 1932, año en el que sus padres llegaron al país.

En 1945, tras la muerte de su madre, comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero cuatro años después lo abandonó al decantarse por el mundo gráfico y la historieta con el nombre de Quino, como le llamaban de pequeño para distinguirlo de su tío, el ilustrador Joaquín, quien despertó su vocación de dibujante.

En 1954 se trasladó a Buenos Aires, donde consiguió publicar su primera página de humor gráfico en el semanario “Esto es”. A partir de 1957 publicó regularmente en medios como “Rico Tipo”, “Dr. Merengue” o “Tía Vicenta” y también en ilustraciones de campañas publicitarias.

En 1962 hizo su primera exposición en Buenos Aires y en 1963 publicó su primer libro de humor, “Mundo Quino”, una recopilación de sus dibujos.

Mafalda apareció por primera vez en “Gregorio”, el suplemento de humor de la revista “Leoplán” el 29 de septiembre de 1964, y pasó a publicarse regularmente en el semanal “Primera Plana”, de Buenos Aires.

La niña rebelde que se ha convertido en uno de los mayores iconos de la cultura popular nació de un encargo para una compañía de electrodomésticos que quería un personaje que comenzara con “M”, la inicial de Mansfield, que no llegó nunca a publicarse porque la firma fracasó.

Sin embargo, Mafalda fue creciendo y reflejando el mundo que le rodeaba en los años 60, las inquietudes sociales y políticas de una familia de clase media argentina, tan comunes a tantas sociedades: la injusticia, la guerra, el racismo…

Sus amigos, el materialista Manolito, el soñador Felipe, la chismosa Susanita, el inocente Miguelito, el tierno Guille y la izquierdista Libertad, ayudaron al componer un mosaico social que trascendió fronteras, pues las tiras fueron traducidas a 30 idiomas y llevadas al cine y la televisión.

A Quino siempre le ha admirado que la gente le agradezca cómo sus historietas les abrieron “la cabeza y el pensamiento”, porque asegura que él nunca fue muy consciente del alcance de su labor.

“Yo hacía mi trabajo y nada más”, señala el dibujante, que se leía cada mañana “tres o cuatro periódicos” para inspirarse y que apunta como único mérito el tener “una especie de antenita” para saber captar el ambiente.

La tira con las aventuras de Mafalda pronto alcanzó el éxito y en marzo de 1965 comenzó a publicarse en el diario El Mundo, en el que siguió apareciendo hasta el cierre de esa publicación, en diciembre de 1967, después continuó en el semanario Siete días.

En 1969 se publicó el primer libro de Mafalda fuera de Argentina (“Mafalda la contestataria”) en Italia; en 1970 llegó a España, donde la censura franquista obligó a los editores a ponerle una franja en la tapa con la leyenda “para adultos”.

En 1972 Quino publicó su segundo libro de humor gráfico titulado “A mí no me grite” y en 1973, el tercero: “Yo que usted”.

Ese mismo año, Quino decidió dejar de dibujar Mafalda, si bien recuperó el personaje en varias ocasiones por causas benéficas.

En 1976 Quino se trasladó a Milán y tres años más tarde dejó Siete días para publicar en el diario Clarín.

Galardonado con el título de dibujante del Año 1983 en Argentina, en esas fechas vio la luz su compendio “Ni arte ni parte” y en 1987 “Si, cariño…”.

En 1989, para celebrar los 25 años de la publicación de la primera tira, se organizó la exposición “Mafalda Inédita” y tres años después, Madrid acogió una gran muestra titulada “El Mundo de Mafalda”, y en 1999 vio la luz “¡Qué mala es la gente!”.

Quino, galardonado hoy con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, ha recibido infinidad de galardones a lo largo de su carrera, entre ellos la Encomienda de Isabel la Católica de España y la Medalla de la Orden de la Artes y las Letras de Francia y la insignia de oficial de la Legión de Honor francesa.

“Le estamos enormemente agradecidos, por habernos hecho sonreír y reflexionar al mismo tiempo”, le dijo la ministra de Cultura de Francia, Aurélie Filipetti, en diciembre de 2012, cuando le entregó la Orden de las Artes y la Letras.

En los últimos años se ha dedicado principalmente a la pintura y a gestionar la difusión de sus dibujos, ya que en 2009 anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse.

Y es que, aquéllas tiras de hace medio “todavía pueden aplicarse a cuestiones de hoy, la temática sigue muy vigente y es muy entendible”, dijo en enero pasado Quino, viviendo todavía en la “sorpresa” del éxito de su trabajo.

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