Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Mundo

28 de Mayo de 2014

Pregunta existencial: ¿Por qué hay personas que sueñan con olores?

Muchos de nosotros soñamos en imágenes, y a veces nos despertamos tras una loca y terrorífica aventura cinematográfica en nuestro subconsciente.

Por

Puede haber además una banda sonora con voces y música. ¿Pero qué hay de los olores?

Poca gente diría que percibe olores en sus sueños, pero Francesca Faruolo cuenta sus propias experiencias de forma muy vívida.
Sus sueños son a menudo aromáticos, dice.

“Tengo sueños olfativos muy positivos, especialmente con la flor de naranjo, una flor vinculada al corazón”, dice Faruolo, quien dirige el Festival del Olfato Smell, un evento que se lleva a cabo cada primavera en la ciudad italiana de Bolonia.

“Los sueños olfativos existen”, insiste Faruolo.

“Hay gente que en su vida cotidiana o es muy sensible a los olores o tiene un sentido del olfato muy bien entrenado”.

Agua de colonia

Los académicos han hecho poca investigación sobre este tema, generalmente enfocándose en el efecto que tienen los olores externos en los sueños.

Algunos de los primeros experimentos científicos documentados son de hace 150 años, mucho antes de la aparición de los laboratorios de estudio del sueño y los electroencefalogramas.

En su trabajo de 1865 Le sommeil et les revés (El sueño y los sueños), el físico francés Alfred Maury –cuyos estudios fueron citados por Freud en “La interpretación de los sueños”– describe sus experiencias auto inducidas de sueños sensoriales.

Para determinar si la estimulación olfativa puede afectar los sueños, Maury pidió a un asistente que pusiera agua de colonia bajo su nariz mientras dormía.

Al despertar, el académico dijo que había soñado que estaba en El Cairo, en Egipto, en el taller de Giovanni María Farina, el perfumista que inventó la colonia, antes de embarcarse en una fascinante serie de aventuras.

Pero según Rachel Herz, experta en psiquiatría de la Universidad Brown, en Estados Unidos, esto es un sinsentido.

Herz es autora del libro “El aroma del deseo”, y sus investigaciones y experimentos indican que las personas no responden a los olores cuando están en la fase REM o sueño profundo.

“No puedes oler cuando estás dormido”, dice.

“No hueles el olor a café y te despiertas, más bien te despiertas y entonces hueles el café”.

Sin embargo, señala la investigadora, si nos despertamos brevemente y percibimos el aroma del café, eso nos despertará más si nos interesa.

Cualquier olor que se huela en sueños, como los que afirma sentir Faruolo, son “creados por la mente, no en el exterior”.

La conclusión fue que las alarmas de incendios son esenciales ya que el 80% de las personas no se despiertan por este olor.

Esa es una teoría, pero Thomas Hummel, de la Clínica de Olfato y Gusto de la Universidad de Dresden, Alemania, tiene otra.

Sus investigaciones corroboran la conclusión de Herz de que los olores no nos despiertan, pero Hummel sugiere que los estímulos olfativos sí tienen una influencia en los sueños.

En un experimento, en el que los voluntarios eran estimulados con sulfuro de hidrógeno (la bomba de olor que huele a huevo podrido) y con alcohol fenetílico (que recuerda el aroma a rosas), los participantes dijeron que habían tenido sueños más positivos con el olor dulce y más negativos con el olor fétido.

Sin embargo, ninguno reportó una incorporación directa del olor en sus sueños al estilo de Maury.

Aromas que no existen

Herz y Hummel, sin embargo, aceptan que existen los sueños olfativos. También lo hace Rosalia Cavalieri, autora de Il naso inteligente (La nariz inteligente), aunque ella dice que son muy raros.

Y una de las razones, sugiere Cavalieri, es que el sentido del olfato es “ignorado, condenado a la marginalidad”, especialmente en la cultura occidental, que da prioridad a la vista y el oído.

Emanuel Kant, el filósofo alemán, llamó al olfato “el menos gratificante y más prescindible” de los sentidos.

“Al igual que los sueños, los olores actúan principalmente fuera de la esfera consciente y sin embargo condicionan nuestro comportamiento”, dice Cavalieri.

“Y como los sueños, los olores tienen una naturaleza evocadora que es difícil de expresar en palabras”.

Los estudios de percepción olfativa han mostrado que si un olor es familiar o puede ser nombrado, las personas lo perciben mejor, incluso de forma consciente.

Esto explicaría por qué muchos de los soñadores olfativos están, según Faruolo, involucrados de algún modo en el sector de los perfumes.

Estas personas prestan más atención al sentido del olfato, y son mejores para describir aromas con palabras.

Faruolo ha dedicado el Festival Smell de este año al “aroma de los sueños” en parte porque le fascina la idea de que al soñar es posible experimentar olores que nunca se han percibido o que no existen en la realidad.

Las evidencias más convincentes de esto, de acuerdo a Cavalieri, surgen de las memorias de la escritora ciega y sorda Helen Keller, “obligada a esforzar” su sentido del olfato más que el resto de la gente.

En su libro “El mundo en el que vivo”, Keller escribe:

“Huelo y saboreo en sueños tanto como cuando estoy despierta… En mis sueños tengo sensaciones, olores, sabores e ideas que no recuerdo haber tenido en realidad”.

Así que quizás, si desarrollamos nuestra conciencia olfativa, seremos capaces de tener fantásticos sueños aromáticos.

Pero a pesar de todos sus años de experiencia en este campo, Hummel confiesa que aún no tiene sueños olfativos.

“Yo no tengo ninguno. Pero mi esposa sí”.

Notas relacionadas