Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

9 de Junio de 2014

El quinto Beatle

En abril de este año fue la tercera visita de Paul McCartney a Chile, pero pocos saben que el baterista original de los Beatles, Pete Best, ha visitado dos veces Santiago, traído por Beatlemanía. Estuvo en diciembre pasado, hablamos con él y volvimos a hacerlo luego del concierto de McCartney. Acá repasa los detalles de su enigmática salida del grupo -cuya única explicación según él recae en Paul- y su relación con los otros integrantes de la banda. Sobre su sucesor en los Beatles dice: “Ringo me copiaba en esos tiempos”.

Patricio Gonzalez
Patricio Gonzalez
Por

La-historia-de-Pete-Best
El 16 de agosto de 1962 el destino le sacó la lengua a Pete Best. Una llamada telefónica le anunció algo que modificaría por completo su vida. “No se cómo decirte esto, pero los muchachos te quieren afuera y ya arreglamos con Ringo para que toque con el grupo a partir de este sábado”, le dijo Brian Epstein, el legendario productor de los Beatles. Best quedó tan choqueado con la noticia que entró al bar más cercano y bebió cinco whiskys al hilo. Luego se encerró a llorar en la pieza de su casa y no salió en dos semanas. Lo que más lo conmovió fue que ni John, su más cercano, ni tampoco Paul y George se lo dijeran a la cara. El viaje a la inmortalidad de la banda de Liverpool, que había comenzado hacía dos años atrás con el propio Best en las baquetas, estaba recién tomando vuelo. Pero a Best nadie lo invitó.
Desde entonces es reconocido en el mundo como el Beatle olvidado, perdido o maldito. Un apelativo que no lo enorgullece pero con el que ha tenido que lidiar todos estos años.

-¿Debe ser difícil contar tu historia y asumirla?
No tengo nada de qué estar avergonzado… son gajes del oficio. Los Beatles fueron muy buenos para mí, por las cosas que logramos. Tengo que decir que fue una parte importante de mi vida, una parte importante de la historia musical. Lo que mucha gente se olvida es que esos dos años fueron los dos años formativos de Los Beatles.
La salida de Best de la banda de Liverpool, hoy apenas recordada, generó en aquellos años bastante revuelo. Las fans de la época, disconformes por la abrupta salida del baterista, desgarraban sus gargantas gritando: “¡Peter Forever, Ringo Never!” Incluso, una de ellas, en medio de la agitación por la salida del baterista, le propinó un cabezazo a George Harrison que le dejó el ojo morado, tal como se ve en las fotos de las grabaciones de “Love me Do”. La discusión de los fans fue incluso más allá: ¿quién era mejor baterista, Ringo o Pete? Best responde a la pregunta con cautela.

-Inicialmente nos metimos en la onda del mersey beat sound, pero él me copiaba a mí en esos tiempos, porque yo tenía un sonido muy fuerte y después él siguió su camino y yo el mío. Yo creo que él tiene buen pulso, sabe llevar el tiempo, pero no es muy expresivo. Sin duda que él ha mejorado en estos años y tuvo que cambiar porque el mundo lo estaba mirando. La única diferencia es que yo soy más expresivo y toco ritmos diferentes- cuenta ahora Best.
Pete en ese entonces concentraba la atención de las chicas. De hecho todavía hoy se especula que su salida de la banda fue producto de los celos que despertaba su figura en el grupo, especialmente en Paul. Con algo de sorna, Best explicó así la situación en una antigua entrevista: “Una noche Paul recibiría más gritos, otra noche yo recibiría más gritos. Así es la industria del entretenimiento. Eso es rock ‘n roll”.
La historia no es nueva. Ha sido contada por el mismo Best en diferentes entrevistas concedidas tras salir del anonimato en la década de 1980 y también en su autobiografía titulada The Beatles: The True Beginnings. La anécdota fue también alimentada por las esquivas declaraciones de los Beatles sobre el asunto, y por comentarios de Epstein, George Martin y Mona Best, la madre de Pete, quien mantuvo amistad con el grupo pese a la expulsión de su hijo. Fue ella quien contribuyó al desarrollo de la banda en sus orígenes y más de una vez las ofició de manager, en contra de la voluntad de Epstein.

-Incluso hasta le pidieron unas medallas de guerra de tu padre para la carátula del Sargeant Pepper. ¿Cómo manejó ella tu salida del grupo?
Ella se sintió decepcionada de los Beatles. La familia Best había hecho mucho por hacer crecer al grupo. Sintió que nos habían traicionado, pero siempre fue amistosa con ellos.
De origen irlandés, la carismática Mona, madre del baterista, fue la creadora del Casbah Coffee Club, un lugar destinado originalmente para que sus hijos, Pete y Rory, se reunieran con sus amigos a escuchar y tocar la música del momento. Pronto la idea, tomada por Mona tras ver un reportaje en la TV, derivó en la creación de un club en el sótano de su casa victoriana de 15 habitaciones que compró tras ganar una fortuna apostando todo el dinero de sus joyas al caballo “Never Say Die”. El Club pronto se hizo conocido en la escena de Liverpool. Fue ahí donde los Beatles, por ese entonces llamados The Quarrymen, hicieron sus primeras armas en la música.

-¿Pensaste alguna vez que los Beatles iban a ser tan grandes?
Yo sabía que iban a ser grandes por la ambición que tenían y por la energía puesta para ser exitosos. Pero convertirse en los más grandes íconos de la industria discográfica o en este fenómeno que ha perdurado 50 años después de su separación… eso estaba lejos de mi imaginación.

Después de esas primeras tocatas los Beatles firmaron contrato con EMI y en los dos años siguientes tendrían millonarias ganancias. Epstein, intentando exorcizar la abrupta salida de Best, le ofreció crear otra banda. Pete, aún contrariado, rechazó la proposición. En secreto, Epstein consiguió, por intermedio del agente de Pete, que éste se uniera a Lee Curtis & All Stars, que luego se transformó en Pete Best & All Stars. Firmaron para Decca Records y lanzaron el single “I’m Gonna Knock On Your Door”, que no tuvo mucho éxito. Luego, Best probó suerte en Estados Unidos formando el quinteto The Pete Best Combo, con el que tocaban canciones de los 50 y otras originales. La gota que rebasó el vaso fue el álbum que lanzó para Savage Records, con la pésima ocurrencia de titularlo Best of the Beatles. Muchos compradores se sintieron estafados pensando que el disco contenía las mejores canciones del cuarteto de Liverpool.

De las pocas apariciones públicas de Best por esos años, hay una tristemente célebre. Estando en Nueva York, luego de estallar la beatlemanía, Pete participó, en 1964, en un discreto programa de concursos en la TV llamado “I’ve got a secret”. Un jurado tenía que adivinar el secreto del invitado. Un cabizbajo Pete, con una sonrisa que más parecía una mueca nerviosa, hizo el triste papel del imbécil que había perdido la mejor pega del mundo. Con un conductor insoportable, Best intentaba explicar por qué había dejado de ser un beatle, exponiéndose a un feroz bulling televisivo.

Después de eso Pete renunció a la música, se sumergió en el anonimato, comenzó a trabajar en una panadería por ocho libras durante un año y se casó con Kathy. Luego, pensando en su familia, se hizo empleado público de la municipalidad en Liverpool para tener un trabajo más estable. De ese difícil tiempo recuerda que lo más importante fue el apoyo de su familia. “Había dejado atrás el rock’n roll, tenía una hija pequeña y una esposa que mantener. Aunque fueron tiempos duros, tengo felices recuerdos familiares”, dice. Hoy Pete lleva casado más de 50 años y tiene cuatro nietos. Atrás quedaba el más triste episodio en su vida: un intento de suicidio en plena beatlemanía luego de aspirar el gas de una estufa. Su madre y su hermano menor lo salvaron.

Entre el 60 y el 62
Durante años Pete se resistió a volver a los escenarios, pese a que diversas personas se lo pedían. Sin embargo, tras la muerte de John se produjo un renacimiento del grupo. Se crea un museo y se arma una convención de fanáticos en honor a la banda en Liverpool. Ése es el momento en que Pete decide salir del anonimato, en 1988, convencido por su madre para que tocara en el evento. Fue un reencuentro con su pasado. Esos dos años que pasó con la banda lo motivaron a reaparecer nuevamente en público. “Es agradable que me den crédito de que en esos dos años se hicieron muchas cosas. Eso los puso en línea para el futuro”, cuenta Best.

Fueron precisamente esos años, entre el 60 y el 62, en que los Beatles fraguaron el sonido que los haría famosos en el mundo. A la vuelta de su tercer viaje a Hamburgo, The Beatles, a secas, hacían su reestreno en el Club Casbah. Las largas y extenuantes jornadas de tocata en suelo alemán habían hecho madurar el sonido del grupo. Ese día los entendidos lo sitúan como el nacimiento de la beatlemanía. Pete Best contribuyó con sus baquetas.

La importancia de Pete Best, según Mario Olguín, del grupo chileno Beatlemanía y gestor de las dos venidas a Chile del baterista, radica en que “fue el que más horas tocó en vivo con John, Paul y George, porque en Hamburgo tocaban ocho horas diarias y estuvieron tocando en el Cavern muchas horas diarias y en el Casbah. Cuando llegó Ringo, los Beatles ya eran famosos y sus shows nunca duraron más de media hora. En los años previos a la fama, con Pete Best, dormían juntos en la mismas piezas; ese era el nivel de rock’n roll. En cómo llegan a ser Beatles, la historia de Best es fundamental”.

Según Olguín en la historia de Pete no hay nada de “pobrecito” y se cuestiona si su destino fue tan lamentable.

“Momento, John está muerto, George está muerto, a McCartney se le murió el amor de su vida a los 30 años, se volvió a casar y se separó, y la mina lo demandó y le sacó millones de dólares. Ringo fue alcohólico y estuvo internado. Entonces, ¿quién ha tenido una mejor vida?, ¿quién ha sido más afortunado?”, se pregunta el McCartney chileno.

Olguín conoció al hermanastro de Pete, Roag Best en el Casbah, en los tours que realiza por Londres y Liverpool, en los que lleva a pasear a los beatlemaniacos chilenos por los lugares emblemáticos ligados a la historia de la banda. Aquel día le propuso a Roag la idea de traer a Pete a Chile. Al año siguiente, mientras realizaba otro tour a Liverpool, Roag le comunicó que Pete había aceptado la propuesta de venir a tocar con Beatlemanía. Hasta ahora ha tocado en cuatro shows en sus dos visitas. La última en una velada privada, exclusiva para los socios del Beatles’club que Olguín maneja desde hace 17 años. Cada socio paga su adhesión y cada uno trae su copete y comistrajo y él pone el show. Bromea que juntó más gente que el concierto que dio Ringo Starr el año pasado. Pete Best aprovechó la oportunidad y conversó con The Clinic. Cuando supimos que venía Paul McCartney, volvimos a llamarlo.

-¿Con qué Beatles te llevabas mejor?
Con John. Él era el corazón de la banda y mi compañero del alma. Era entretenido estar con él y era un buen bebedor. A George yo lo admiraba porque era tranquilo, un brillante guitarrista, una persona cálida. Paul era un gran relacionador público y todavía lo es, un gran músico, un gran cantautor. Parece que cualquier cosa que haga será un éxito.

-¿Tocarás algún día con Paul?
¡Quién sabe! Es la única pregunta que un montón de gente me hace: si yo y Paul tocaremos en el mismo escenario. Me gustaría poder contestar eso. Hemos estado cerca, hemos estado en las mismas ciudades al mismo tiempo. Simplemente no ha pasado y no estoy diciendo que nunca va a suceder. No tengo temor de hacerlo, pero creo que tendría que venir de Paul. Él es la estrella más grande. Sería genial, pero yo decirle: “Hey, Paul, ven a volar conmigo…”. Si viene de Paul yo lo haría. Son de esa clase de cosas que si pasan, pasan, si no, no.

Las conversaciones pendientes con John y George, seguro que Pete las tendrá en el futuro. Las con Paul, aún factibles, quién lo sabe. A no ser que su destino le tenga reservado otra llamada de McCartney (la primera fue para incorporarse a los Beatles), de la cual Pete no vive preocupado. Por ahora basta decir, tal como bromea Mario Olguín de Beatlemanía, “es más fácil hablar con Dios que con Paul McCartney”.

Notas relacionadas