Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

19 de Junio de 2014

Tonkas vs pornos-vedettes

Desde niñas aprendimos que la palabra “cualquiera” en femenino era un insulto, por lo tanto debíamos ser únicas y especiales. A pesar de que al mismo tiempo entendíamos que nuestro lugar en la cultura era ser objetos de deseo de los cazadores. Históricamente las mujeres hemos tenido que manejar esta contradicción, aprendiendo a administrar nuestro […]

Constanza Michelson
Constanza Michelson
Por

undurraga YT
Desde niñas aprendimos que la palabra “cualquiera” en femenino era un insulto, por lo tanto debíamos ser únicas y especiales. A pesar de que al mismo tiempo entendíamos que nuestro lugar en la cultura era ser objetos de deseo de los cazadores. Históricamente las mujeres hemos tenido que manejar esta contradicción, aprendiendo a administrar nuestro potencial de maraquismo: calentando la sopa, pero no tomándonosla siempre. Entendimos que en el mercado de la carne nos toparíamos con esa dicotomía de la erótica masculina: la división entre las mujeres para amar y las para tirar. No importando que al final esto se trate de una neurosis del macho (que podríamos desarrollar en una columna completa), nosotras debíamos sortear ese escollo.

Una manera que encuentran algunas mujeres para abordar este problema es hacerse la cartucha, la cuica, o la infantil asexuada. Las Tonkas. Es decir, seduciendo a través de una sonrisa infantil, desexualizada, que las lleva a situarse como esa alma bella, libre de polvo y paja. No se nota su deseo de ser vista y deseada. Para mostrarse asexuada, en el fondo hay que ser neutral y aséptica. Como una niña que es complaciente con lo que se espera de ellas. Lindas, pero fomes dirán algunos. De todos modos, es una posición deseable socialmente, por eso siempre quedan bien. No así –las que también en la versión asexuada – acentúan el darse valor a través de un cartuchismo moral o reluciendo su alcurnia, denigrando a cualquier candidato. Generalmente, como las hermanastras feas de la Cenicienta, se quedan medias con cuello. Se les nota demasiado su contradicción entre sus ganas y su resistencia moral al encuentro sexual.

Otra manera de arreglárselas con el problema de situarse como objeto de deseo, es potenciando sin velo la posición de objeto sexual. Que varía desde mostrar las presas en la foto del perfil de Facebook hasta su extremo la Porno-Vedette. Este es el lugar donde las mujeres reconocemos sin pudor la satisfacción de ser miradas. ¿Quién no fantaseó alguna vez con andar a pluma y conchera pelada? O en su versión sublimada más infantil: ¿ser cantante, bailarina, o “artista”? Acá se corren más riesgos ya que al más mínimo desliz, la semántica se desplaza de artista a maraca.

Y hay algunas que están medio pagando los platos rotos, ya que no se castiga la selfie porno soft en las redes sociales ni a la vedette del pasado, esas que sólo podían ser miradas. Sino que a esta nueva categoría llamada la Porno-Vedette. Esa chica que ha invertido en un cuerpo de película XXX, y que circula por distintos programas de televisión. Sustituyen a esas que los hombres en los años ochenta, guardaban –con cierta vergüenza, pero como un tesoro– en sus videos y revistas en sus piezas. Hoy andan ahí por la calle, y más aún, se tiene derecho a toquetearlas por sólo cinco mil pesos, en esa nueva escena llamada show de discoteque. No hay video de estos espectáculos, en que no aparezca la chica con una mueca vomitiva tras una risa forzada, mientras algún comensal algo ebrio y baboso se frota en ella. A diferencia de la prostitución y el cine porno, donde hay un contrato claro, acá se trata de una escena de humillación. Ese es el paroxismo de la cosificación de la posición de objeto de deseo.

Hay otra versión más en que las mujeres nos ubicamos, que faltó en el título de esta columna. Y es la mujer fálica. Esa que entendió la difícil tarea de ser mujer en el mundo y prefiere jugar a las bolitas. Podríamos llamarlas Las Matthei. Por supuesto que con distintas variaciones, esta posición desprecia los semblantes de lo femenino y se propone distintos grados de imposturas masculinas. Las mujeres que generalmente encuentran penca a sus congéneres. Se sienten distintas y poderosas.

Obviamente, Las Tonkas, Las Porno-Vedettes y Las Matthei se detestan. Todas se siente superiores moralmente a la otra. Lo interesante es que la mayoría de las mujeres transitamos en la vida por todas ellas, a veces en un loop eterno. Es lo que en psicoanálisis llamamos las posiciones histéricas de las mujeres, que quiere decir posiciones que están todas en referencia y determinadas por lo masculino. Ya sea por dar en el gusto, por un rechazo recalcitrante o por identificación al falocentrismo. La posibilidad de representarnos más allá de los nombres: locas, putas o santas, es la invención de lo femenino desde las mujeres mismas. Y en fraternidad. Crear lo que no hay es la posibilidad de escribir existenciarios más libres.

Temas relevantes

#cartuchismo#tonkas#vedettes

Notas relacionadas