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Opinión

28 de Junio de 2014

Rojita querida, no importa, no importa

Hay veces que la historia nos quita la oportunidad de celebrar. Esta fue una de esas. Ahora pocas palabras podrían tener sentido… pero Chile dio todo lo que tenía. No hay NADA que reprochar. Nada. Lo más injusto del mundo, y lo más desleal, y lo más penca, y lo más chanta, y lo más […]

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mago valdivia A1

Hay veces que la historia nos quita la oportunidad de celebrar. Esta fue una de esas. Ahora pocas palabras podrían tener sentido… pero Chile dio todo lo que tenía. No hay NADA que reprochar. Nada.

Lo más injusto del mundo, y lo más desleal, y lo más penca, y lo más chanta, y lo más inmoral, sería hacer pico a la selección chilena por su rendimiento hoy día con Brasil. Que Pinilla, Sánchez o Jara fallaron un penal. Sí, es cierto, lo fallaron. Pero no hay nada que decir. Lo más moral es mantener silencio.

A cualquiera si le hubieran preguntado antes del Mundial si Chile le podría ganar en octavos a un Brasil de local, con el apoyo de su gente -y de la FIFA-, todos, TODOS, habrían dicho que no, que Chile no ganaba. Era la obvio, era lo esperable.

Chile pudo haber ganado, en todo caso. No es que el triunfo sea imposible, pero cualquier mortal reconoce que era muy, pero muy difícil.

Así que, Rojita, no importa. Somos un país de 17 millones de personas que trabajan más que la chucha. Ocho, diez, doce, catorce horas diarias para llevar al pan a la mesa, en una isla al fin del mundo que todavía no entiende qué es la calidad de vida. Y a pesar de eso, y de no tener salud, y de no tener educación, y de no tener vivienda, y de no tener NADA, Chile y los chilenos salen adelante. Es un maldito cliché, pero es verdad. A quién le podría caber alguna duda. El chileno es bravo. Quizás, todos los habitantes del mundo, pero eso no importa. Acá hay bravía, valor, cojones, si no, sería imposible vivir en un país tan injusto.

Por eso, que el fútbol es, casi, nuestra única alegría. Por eso que cuando Chile gana queda la cagá, por eso nos emborrachamos, por eso somos eufóricos, por eso a veces somos chovinistas, porque nos salimos del centro, pero es normal.

Y Chile, La Roja, nuestra selección, nos ha dado eso, alegrías, como nunca. Quizás cuando nadie pague por la educación, se vivirán alegrías mejores, pero lo que ha hecho Chile en las clasificatorias los últimos ocho años, y en los dos mundiales que ha jugado no tiene comparación. Desde que llegó Bielsa y asumió Sampaoli, que hemos podido disfrutar de la grandeza de las grandes ideas, de la grandeza de la ética, de la grandeza del compromiso.

Hoy día, le jugamos un tremendo partido a Brasil. Un palo de Pinilla en los minutos finales nos negó la posibilidad de ganar, pero estuvo ahí. Hicimos un tremendo esfuerzo y con tremenda calidad, como nunca antes. Esto simplemente se trata de reconocer la valentía, el coraje y la rebeldía de la selección chilena, que lo hizo mejor que nunca. El que diga que andamos levantando triunfos morales, ¡que se vaya a la mierda! Moral es reconocer la espectacular actuación de estos valientes.

Así que Rojita, no importa.

Lo dieron todo. Medel, con un desgarro jugó igual. Se inyectó un par de basuras para poder correr y puso la pata como siempre, poniendo en riesgo su salud. Vidal, quizás como chucha jugó, y probablemente no pueda hacerlo en un par de meses. Nadie, pero nadie, se explica cómo un jugador que fue operado del menisco hace cerca de un mes puede estar jugando ahora un Mundial. Y aún así lo hizo. Sería muy injusto que algún gil criticara a La Roja. En un partido, se da lo que se puede, y Chile lo dio. Se perdió, pero son cosas que pasan. Así es la vida, absurda, sin sentido, suerte; la música del azar.

Ahora, queda el futuro. Siempre la esperanza, esa idea estúpida media ilusa, pero que siempre puede sorprender. Queda Rusia 2018 y la Copa América en Chile del próximo año. Por todo lo que han dado, ¡GRACIAS TOTALES!

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