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Poder

30 de Junio de 2014

Los apoderados frente a la reforma educacional: Inseguridad y segregación entran al debate

Convocados por el diputado por Santiago, Giorgio Jackson, decenas de apoderados desafiaron el frío para exponer una batería de inquietudes que les genera la reforma educacional que propone el Gobierno. Sin saber sobre el gasto en "fierro" y apuntando a la seguridad mermada en las escuelas municipales, preguntaron además cómo se puede vencer el clasismo en las zonas más acomodadas y cómo es que el fin de la selección puede beneficiar a sus hijos en pos de una mejor educación.

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Reunión apoderados Giorgio Jackson

Pasadas las 20 horas del miércoles 25 de junio, más de 70 apoderados sentados en el gimnasio del Instituto Superior de Comercio, ubicado en Amunategui 126, comenzaron a escuchar la alocución de Giorgio Jackson. Lo que sería una presentación de 15 minutos terminó alargándose más de lo previsto, aunque casi nadie se aburrió antes de tiempo.

Convocados para una reunión para despejar dudas con respecto a la reforma educacional, los ahí presentes escucharon la explicación del parlamentario, ex presidente de la Feuc y uno de los líderes del movimiento estudiantil que obligó al gobierno entrante a hacerse cargo del tema.

Había que apurarse. El frío (7º en Santiago a esa hora) era un problema, aunque la instalación eléctrica no ayudó. Tanto el proyector con la breve presentación del diputado como el micrófono para no forzar sus disminuidas cuerdas vocales, se fueron a negro más de una vez. Varias veces se apagaron e incluso una buena parte de la explicación el ex dirigente estudiantil la tuvo que hacer a capella.

Ante eso, Jackson explicó en poco más de media hora su diagnóstico sobre la crisis que atraviesa la educación en Chile, luego un análisis de cómo a todos nos gustaría que fuera y al final una explicación sobre lo que propone la reforma el Gobierno. Específicamente, sobre lo que implica el primer proyecto que elimina la selección, el copago y el lucro.

“Mi opinión es que comparto los tres ítems de esta reforma. Comparto, pero tengo algunas observaciones y ellas pueden hacerse todavía. Por eso estamos acá”, dijo antes de dar paso a un trabajo en grupos.

“Este cabro está haciendo esto porque se quiere reelegir, nada más”, dijo una señora que no espero el trabajo el grupo y se fue apenas terminó la explicación. Fue la única que no aguantó y haciendo una morisqueta, se retiró del Insuco sin seguir con la dinámica, que agruparía a los apoderados para debatir y exponer sus mayores dudas frente a la reforma.

Seguridad y clasismo

Luis Casimino Gajardo (52) fue el primer en levantar la mano. Ex apoderado del Manuel Barros Borgoño, contó cómo se vio obligado a cambiar a su hija de establecimiento hace algunos años, buscando más seguridad. “Yo estaba de acuerdo con la educación municipal, pero tuve que cruzar la vereda y poner a mi hija en un particular subvencionado sólo porque no robaban. ¿Quién se hace cargo de ese problema en las poblaciones, donde pasa de todo en los colegios municipales?”, preguntó.

Es la realidad de la Población Santa Elena, en El Bosque, done vivo, y de todas las poblaciones y lugares más periféricos en Chile, dijo. “Saqué a mi hija de la escuela básica municipal y lamentablemente encontré más disciplina y orden”, dijo el hombre, que trabaja como vendedor en Franklin.
Fue el que más habló en un grupo donde lo principal era la preocupación por lo que venía. “Cuando salió del colegio le fue como las güifas. Terriblemente mal. Quiero saber qué van a hacer con eso, porque en condiciones iguales con sus compañeros a ellos les cuesta mucho. No sirven de nada las becas porque es muy difícil mantenerlas”, señaló.

Eunice (47), lo apoyó. Preguntó por qué no se enfocaban en cambios a la Educación Superior, que es donde más se notaban las diferencias. Luego dio una pregunta que los monitores del Equipo de Jackson anotaron, pero que ninguno de los que estaba ahí pudo responder.

“¿Por qué no hacen estos cambios allá arriba, en el barrio Alto? La segregación siempre va a existir, si ellos van a elegir lo que quieran. La segregación siempre va a existir. Cuando no es afuera, es adentro del mismo colegio, incluso de las salas”, dijo.

Así la dinámica se repitió en todos los grupos. En unos más desinformados que en otros, todos los apoderados que vencieron el frío se quedaron ahí con una batería de inquietudes. En ese tema los asistentes del grupo 12 citaron al cura Felipe Berrios, que el día anterior había dado una nueva entrevista en el programa El Informante, de TVN. Las apoderadas volvieron a la exclusión social, desconfiando que los proyectos de ley que impulsa el Gobierno vayan bien enfocados en lograr revertir eso.

“En el Tabancura no va a cambiar nada. Entonces, ¿a quién hay que cambiarle la mentalidad? ¿Por qué no enseñamos a no discriminar arriba? Si cuando hacen experimentos así, los papás de los niños más ricos los sacan y los llevan más arriba, porque no quieren que se mezclen con los otros”, dijo Eunice, de nuevo.

Mientras se preparaba el café, los monitores del equipo del parlamentario tomaron nota de todo lo que preguntaban. El acta iría a acabar en un consolidado de preguntas para el trabajo parlamentario y las más repetidas, para contestarlas ahí mismo.

Fue ahí cuando, en el grupo número 12, reflotó el tema de la seguridad. Paola, profesora del Liceo Darío Salas, lo sacó a colación. “Mi hija va en el Carmela y yo trabajo en el Darío Salas. Mi pregunta es ¿Cuál es la estrategia para nivelar hacia arriba? En el sector municipal, donde hoy no hay inversión, todo ha sido bastante desastroso. El capital cultural es muy bajo. Hay hijos de traficantes que sólo van a hacer negocios, no a educarse. No les interesa lo que pasa en las salas de clases y así es muy difícil trabajar”, dijo.

Para el final, la misma Paola puso en tapete el tema de los profesores. “¿Qué va a pasar con los profesores de los particulares subvencionados? ¿Los van a indemnizar cuando pasen de un sistema a otro? Eso no nos preocupa sólo a nosotros, sino que a todo el mundo porque la fuga puede ser de alumnos y también de profes”, dijo.

Todavía hay tiempo

Pasadas las 21:30, Jackson dio por terminada las rondas e invitó a los asistentes a café y galletas. Mientras recibió los informes y se dispuso a responder lo más repetido. Solo un par de los asistentes, profesores de Estado de larga experiencia, reclamaron por no enfocar las mejoras en el sistema municipal antes que en el subvencionado.

Otros también se mostraron contrarios a la lentitud en el proceso de diálogo, que debió empezar antes y que debería haber empezado con ellos, según algunos asistentes. Jackson señaló que todas sus preguntas serían incluidas en un consolidado que él hará llegar al ministerio, encargándose de representar ante el Ejecutivo.

Un trabajo gigante tomando en cuenta el nivel de desinformación y mitos que rodean la cabeza de padres y apoderados y una tarea titánica para impulsar una reforma contracultural para las expectativas de los chilenos.

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