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Opinión

4 de Julio de 2014

El valor de la vida es universal

“Traigan de vuelta a nuestros niños”, fue la frase que repitieron por 18 días los familiares de Eyal Yifra (19), Gilad Shaar (16) y Naftali Frenkel (16), los jóvenes israelíes secuestrados por integrantes de Hamás, el 12 de junio, y que fueron encontrados muertos este lunes. No estuvieron solos, judíos de todo el mundo se […]

Yael Schnitzer Raab
Yael Schnitzer Raab
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israel-palestina
“Traigan de vuelta a nuestros niños”, fue la frase que repitieron por 18 días los familiares de Eyal Yifra (19), Gilad Shaar (16) y Naftali Frenkel (16), los jóvenes israelíes secuestrados por integrantes de Hamás, el 12 de junio, y que fueron encontrados muertos este lunes. No estuvieron solos, judíos de todo el mundo se sumaron a la oración por el regreso de los jóvenes.

Y regresaron a casa y todos vestían de negro. Se encendieron velas y se escucharon oraciones en todo el mundo. Los familiares agradecieron al ejército, a pesar del desenlace, por el retorno de sus niños.

Durante 18 días el gobierno de Israel buscó a los secuestradores. Entró en Gaza y Cisjordania. Realizó redadas y arrestos. El Presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, condenó el secuestro pero se abstuvo de la búsqueda de los culpables. Hamás negó la autoría y la inteligencia israelí responsabilizó a integrantes desobedientes de la organización terrorista. Paralelamente, simpatizantes de Hamás, desde niños a ancianos, publicaban fotos de alegría mostrando tres dedos en alto. Tres secuestros. Tres muertes.

Dos días después del hallazgo de los tres cuerpos, se encontró un cuarto. Otro joven, Mohamad Abu Khdeir (16), del otro pueblo. Asesinado. El Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se comprometió a encontrar al culpable, condenó el hecho y pidió “a todas las partes no tomarse la justicia en sus manos”. Abás, Presidente de la ANP, exigió al gobierno israelí encontrar y castigar a los culpables, que se cree son judíos extremistas que actuaron por venganza a los recientes asesinatos. Hamás… prometió vengarse de “todo el Estado judío”.

El día en que Israel le daba el último adiós a Eyal, Gilad y Naftalí, la familia de los jóvenes alzaba la voz ante la escalada de violencia entre israelíes y palestinos, y aseguraba: “La sangre no entiende de colores. Un asesinato es un asesinato; no tiene perdón ni justificación”.

Este jueves, más de 20 cohetes fueron lanzados desde Gaza a territorio israelí. Algunos cayeron en áreas abiertas, otros fueron interceptados por el sistema defensivo “cúpula de hierro”, antes que cayeran sobre casas civiles. El ejército israelí movilizó sus tropas hacia la frontera y bombardeó al menos tres centros de entrenamiento de Hamás en Gaza.

En Israel las sirenas de alarma suenan constantemente, alertando a la población y otorgando los 15 segundos, que demora en caer un cohete, para escapar. En Gaza los cohetes son lanzados desde hospitales y escuelas, consientes de ser blanco de ataque de Israel.

Israel condenó con la misma fuerza y está actuando con la misma intensidad, ante la muerte del joven palestino. El pueblo judío sigue de luto y no celebra la nueva muerte. Israel castigará a los culpables del asesinato del joven palestino, aunque sea alguien de su propio pueblo. En el judaísmo la vida está antes de todo y es el bien más preciado.

El valor de la vida es universal. Independiente de la nacionalidad, raza o religión. No existen sumas ni restas con la muerte. No existe jerarquía ante el fallecimiento. Netanyahu lo sabe, Abás lo sabe y Hamás no lo acepta, justifica la muerte con más muerte –atentados suicidas y blancos civiles- y la celebra.

Con Abás un acuerdo de paz es posible, porque comparte el valor de la vida. El Presidente de Israel y Premio Nobel de la Paz, Shimón Peres, aseguró que “este es el mejor aliado que Israel ha tenido. Yo creo que es un hombre de intención y es un hombre de carácter. No deberíamos perder la oportunidad de continuar con el proceso de paz”.
La reciente alianza de Abás, ANP, con Hamás compromete este proceso. El grupo terrorista sigue abogando por la destrucción de Israel y no comparte el valor de la vida, con una ideología extrema, que justifica la muerte para alcanzar su objetivo.

*Yael es periodista.

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