Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

10 de Julio de 2014

Beausejour, el crack chileno que ilusiona a los haitianos

El gol con el que Jean Beausejour cerró el encuentro ante Australia no solo hizo historia en Chile. El crack de La Roja también se ha convertido en un ídolo para los haitianos. En Quilicura un grupo de inmigrantes festejaron en la Plaza de Armas y en Puerto Príncipe otro lote gritó como si fuera […]

Por

Beausejour A1 2

El gol con el que Jean Beausejour cerró el encuentro ante Australia no solo hizo historia en Chile. El crack de La Roja también se ha convertido en un ídolo para los haitianos. En Quilicura un grupo de inmigrantes festejaron en la Plaza de Armas y en Puerto Príncipe otro lote gritó como si fuera su propia selección la que jugaba. Acá, dos isleños y el hermanastro del jugador que trabaja en Chile explican cómo el volante se ha convertido en un Superstar para Haití.

La pista del himno nacional se corta y los 25 mil hinchas chilenos que componen la Marea Roja siguen cantando en el estadio Arena Pantanal. El coro resuena por el parlante de un televisor en Puerto Príncipe, Haití. Se escucha un “Ceacheí”, pero no se trata de las tropas chilenas que desde el 2004 hacen trabajos de paz en la isla. Pendiente de la transmisión de ESPN, hay cerca de 20 haitianos prestos para alentar a Jean Beausejour, el único descendiente de haitianos que está presente en el mundial.

El grupo está reunido en la casa del padre de Chuby Sean Paul, un joven de 26 años que reside en Chile desde hace cuatro años, y que este mes ha vuelto a Puerto Príncipe para visitar a su familia. Chuby es fanático de Chile desde que la selección jugó en el mundial de Francia 98. Allí vio jugar a Iván Zamorano y se volvió hincha del delantero. Siguió su carrera por todos los clubes europeos donde estuvo y cuando el goleador se retiró del fútbol, Chuby encontró otro jugador a quien idolatrar. En el 2004 se enteró que en la selección chilena había debutado un joven haitiano-chileno. Lo buscó en internet y supo que se llamaba Jean Beausejour. Desde ese momento no ha parado de seguir sus jugadas y ha iniciado a otros amigos en el culto que los haitianos le rinden al volante.

No es extraño que Chuby y sus amigos se junten a ver un partido donde Beausejour está citado para jugar. Cuando la TV no transmite los encuentros busca los resultados de la segunda división del fútbol inglés para ver si el chileno marcó algún gol. En todo este tiempo, también, nunca se ha perdido un partido de la selección y su devoción por el volante lo ha llevado a convertirse en hincha de Chile. Tanto, que él y sus amigos celebraron los dos goles de Chile en el partido contra Australia. En los últimos minutos sufrieron con los ataques de los oceánicos, que buscaban empatar el encuentro. Todo hasta que Sampaoli visa el ingreso de Beausejour a la cancha. 23 minutos después, el haitiano-chileno hace historia con un tiro cruzado y anota el tercer gol. Se convierte así en el primer jugador de Chile en marcar en dos copas del mundo. Pero en Puerto Príncipe celebran otro récord. Beausejour ha igualado la marca de Emmanuel Sanon, la estrella del fútbol local que en 1974 marcó dos goles en el mundial de Alemania, en la única presentación mundialera de la selección centroamericana. Aunque en ese campeonato perdieron todos sus partidos por goleada –hicieron dos y recibieron catorce-, Sanon se graduó como el aguafiesta que cortó el record de imbatibilidad que hasta hoy ostenta el arquero italiano Dino Zoff, que llevaba 1.143 minutos sin que le hicieran goles defendiendo a su país. Que Beausejour haya igualado sus goles lo pone entre los grandes de Haití. Chuby sabe eso y relata su alegría en Facebook: “Gol del haitiano chileno po Beausejour ctm”, escribe. “Chileno de corazón, ctm”, agrega Bru Bri, un amigo suyo.

-Para Haití, Beausejour no es el mejor jugador del mundo, pero sabemos que es un volante importante, que tiene potencial. Aunque él es un orgullo para muchos haitianos, nos hubiese gustado que jugara por nuestra selección en vez de que lo hiciera por Chile. Habría sido un gran aporte, pero él no tiene la culpa -dice Chuby.

EL HAITIANO-CHILENO

Al día siguiente del partido, algunos portales on line de Haití destacan el logro de Jean Beausejour y lo llaman el “haitiano-chileno”. La noticia, sin embargo, pasa rápido. Los problemas que aquejan a la isla son otros. La inestabilidad política, primero, y luego el terremoto de enero de 2010, lo han posicionado como el país más pobre de América. Después de la catástrofe, el 70% de los edificios gubernamentales colapsaron y la cifra de muertos superó los 300 mil, por lo que la ONU, que está en la isla desde 1990, decidió lanzar una misión estabilizadora (Minustah) compuesta por más de siete mil cascos azules. Según estadísticas del organismo internacional, el 65% de la población vive bajo la línea de la pobreza, el 47% sufre desnutrición crónica, y el 65% no tiene trabajo. Esas condiciones hicieron que pocos días después del terremoto, Coty Beausejour, funcionario de la ONU y padre del seleccionado, llegara a Chile como refugiado junto a los hermanastros del jugador: “Gracias a Chile, y gracias a Jean Beausejour ”, dijo Coty cuando se bajó del avión.

Beausejour jugaba en el América de México cuando su padre arribó a Santiago con su familia haitiana. Habían pasado varias décadas desde la primera vez que había estado acá, cuando hace más de 30 años llegó con la idea de estudiar medicina y conoció a Jaqueline Coliqueo, la madre de origen mapuche de Jean. Cuando el pequeño tenía dos años, sin embargo, la pareja se separó. Coty volvió a Haití y casi no tuvo contacto con su hijo chileno. Jean nunca ha hablado públicamente de esta historia y le ha sugerido a sus parientes que no comenten nada de la relación que tiene con su padre. Esta situación familiar lo ha hecho sentirse más chileno que haitiano. “Si bien lo que más aflora en mí es la tez negra por los orígenes haitianos de mi papá, me siento súper identificado con el pueblo mapuche”, dijo en una de las pocas entrevistas televisivas que ha dado.
Pese a eso, en Chile los haitianos sienten orgullo de que un descendiente isleño triunfe en el fútbol mundial. Para Marckinson Meltilus, haitiano de 25 años que reside en Chile desde el 2011, Beausejour se transformó en la llave que le abrió un mundo nuevo: “una vez escuché en FOX Sport que había un futbolista que se llamaba Jean Beausejour. Empecé a seguirlo y así supe que existía un país que se llamaba Chile. Me gustó tanto como jugaba que cuando las cosas se pusieron mal en Haití decidí venirme para acá” –explica.

Marckinson estaba en Haití cuando en el 2010 Beausejour hizo su primer gol en un mundial, en el partido que Chile disputaba con Honduras. Esa vez –recuerda- celebró el gol con su familia. La semana pasada lo hizo con un grupo de inmigrantes haitianos que ha conocido durante su estadía en Santiago. En medio de una ronda de cervezas gritó los goles de Alexis Sánchez y Jorge Valdivia. Cuando el volante haitiano-chileno marcó el tres a uno, Marckinson no aguantó la alegría. Tomó una bandera de Chile, se puso la camiseta de la selección y partió a celebrar a la Plaza de Armas de Quilicura, la comuna donde vive.

EL OTRO JEAN BEAUSEJOUR

Jean Beausejour tiene un medio hermano que se llama igual que él: Jean Coty Beausejour. Tiene 20 años y a diferencia del chileno, los genes de Jean Coty son completamente haitianos. El joven es el segundo hijo de los cinco que Coty Beausejour tuvo en Haití luego de que regresara a su país, cuando no continuó con sus estudios de medicina. La familia completa llegó a Chile después del terremoto y esa fue la primera vez que los hermanastros conocieron al futbolista en persona. Antes, sólo sabían de él por Google y por los resúmenes deportivos que los canales del cable daban en la TV.

Jean Coty sigue a Jean Beausejour desde que este jugaba en O’Higgins de Rancagua y ese fue un estímulo para que él también se dedicara al fútbol. Desde chico comenzó a jugar a la pelota y antes de llegar a Chile ya tenía decidido que quería ser director técnico: “toda mi familia tiene una cultura deportiva. Arave Beausejour, mi abuelo, fue árbitro en Haití y tengo una prima que actualmente también es árbitro profesional en la isla. Mi papá no fue futbolero, pero era ciclista y no pudo dedicarse profesionalmente porque mi abuelo quiso que estudiara”, explica Jean Coty.
El hermano del seleccionado nacional no sabe muy bien cuál es la historia que su padre tuvo con la mamá del volante. Nunca le ha preguntado lo que pasó, aunque tampoco su padre ocultó la existencia del futbolista. “Mi padre viajaba mucho, por su trabajo en la ONU, siempre está en distintos países. Hace algunos años, por ejemplo, estuvo en Italia y hace poco vivió en África. Él es un ejemplo para la familia Beausejour, es muy inteligente y habla siete idiomas”, cuenta.

Coty Beausejour lleva un par de semanas en Chile. Llegó a visitar a su familia y todos juntos vieron el partido de Chile contra Australia. No estuvo, sí, cuando la selección nacional se fue rumbo a Brasil. En esa ocasión, el representante de la familia fue Jean Coty, quien acudió al Estadio Nacional para ver el partido de Chile con Egipto, luego que su hermano le regalara dos entradas y lo invitara a pasar a los camarines. Allí, los dos Jean se tomaron una foto y conversaron de la vida. La relación entre ambos es cada día mejor: “yo me llevo muy bien con la familia materna de Jean, cuando puedo paso a visitarlos, porque son muy buenas personas. Cuando escucho que los haitianos hablan bien de él eso me pone muy orgulloso”.

El sueño de Jean Coty es convertirse algún día en entrenador de un equipo de fútbol profesional en Chile. Para eso lleva estudiando tres años en el Instituto Nacional del Fútbol y sólo le quedan tres semestres para titularse. Paralelamente, practica con el equipo Juventud Puente Alto y también es el entrenador de la sub 10 de la Escuela de fútbol de la U. de Chile en Conchalí. De a poco se ha hecho un nombre en el fútbol. “Cuando la gente se entera que me llamo Jean Beausejour cree que me estoy aprovechando de mi hermano para ganar fama, pero eso no es así. Yo quiero destacarme por mis logros y, tal como mi hermano, hacer las cosas desde abajo”, concluye.

Notas relacionadas