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Poder

22 de Julio de 2014

La Iglesia siente “temor” por el que la agenda valórica del Gobierno se discuta “desde la ideología o el populismo”

La Conferencia Episcopal de Chile insistió en sus cuestionamientos a la “agenda valórica” impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet, asegurando que la Iglesia siente “temor” ante el eventual “populismo” y mirada “ideológica” que se podría tomar la discusión de proyectos como la despenalización del aborto terapéutico, el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) y […]

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ezatti goic A1

La Conferencia Episcopal de Chile insistió en sus cuestionamientos a la “agenda valórica” impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet, asegurando que la Iglesia siente “temor” ante el eventual “populismo” y mirada “ideológica” que se podría tomar la discusión de proyectos como la despenalización del aborto terapéutico, el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) y el matrimonio igualitario, sin “contactarnos con las realidades existenciales que están en juego”.

Sobre el aborto, los obispos señalan en una declaración que “en vez de discutir una ley para poner fin al ser humano concebido, podríamos discutir cómo el Estado se puede hacer cargo de acompañar, aconsejar, abrir espacios en la sociedad y hasta financiar tantas iniciativas en favor de la vida que hoy se mantienen gracias a la generosidad de muchos”.

Asimismo, la carta de la Conferencia Episcopal insiste en su defensa por el matrimonio, rechazando toda equivalencia con un AVP. “Las uniones de hecho no se pueden equiparar jurídicamente con la unión estable e indisoluble de un hombre y una mujer para formar familia y enfrentar juntos la vida, institución que merece el apoyo y la protección del Estado”, se enfatiza.

Más categórica es la Iglesia de Chile con el matrimonio igualitario: “Nos parece superficial hablar de ‘matrimonio igualitario’, simplemente porque no lo es. No es una unión entre un varón y una mujer y no tiene la estabilidad propia del matrimonio que, en la enseñanza bíblica posee dos notas características e inseparables: su aspecto unitivo (varón y mujer) y su vocación a la procreación. Por esa razón, ¿para qué llamar con un nombre lo que no lo es?”.

“Si dos personas quieren convivir y compartir sus bienes, si quieren preocuparse de su herencia, podrían hacerlo sin leyes nuevas. Y, si se requiere una ley, creemos que hay que preocuparse de ese grupo humano, aunque minoritario, para que sean respetados y no discriminados por su condición y para que cuenten con los derechos básicos para una unión, pero no un matrimonio”, concluye la declaración.

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