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Cultura

29 de Agosto de 2014

Roberto Cayuqueo, actor mapuche: “Cuesta ver a Ballesteros y a Camila Vallejo junto a Michelle Bachelet”

Roberto Cayuqueo, mapuche, actor, director y guionista, es el encargado de interpretar a Pedro en la nueva película de Marcela Said ("El Mocito", "I love Pinochet"), llamada "El verano de los peces voladores", la primera película de ficción que trata del conflicto mapuche.

Mariana Arellano Goldsack
Mariana Arellano Goldsack
Por

Cayuqueo Fotografía de @pax.

La cinta, protagonizada por Roberto Cayuqueo, Gregory Cohen, Bastián Bodenhöfer, María Izquierdo y Francisca Walker, muestra las vacaciones de verano de un latifundista llamado Pancho Ovalle junto a su familia en su casa del lago. Ahí, este patriarca decide que quiere exterminar los peces que hay en su laguna con explosivos y cercar sus terrenos, lo que tensará las relaciones con los mapuches que habitan el lugar.

Una de las hijas de Pancho es Manena, una joven de 16 años interpretada por Francisca Walker, que logrará formar una estrecha relación con Pedro, un joven mapuche que trabaja para esta familia chilena durante el verano, logrando un intercambio de dos culturas en medio de un gran conflicto.

La película fue estrenada en el Festival de cine de Cannes hace un año y ayer fue su estreno en las salas chilenas.

¿Qué significó trabajar con una directora como Marcela Said, reconocida por sus producciones desafiantes?
Marcela es una directora que se sale de lo común en el sentido de cómo toma las ficciones. La mayoría de los directores que toman ficciones se centran más en lograr lo que tienen en su cabeza. En cambio Marcela, como es documentalista primero, su contacto con la realidad siempre es muy importante. Fue un trabajo súper interesante, desde observar personajes, a la gente del sur, que te va enriqueciendo cada vez más como actor y te va dando propuestas.

¿En qué te inspiraste para hacer el papel de Pedro?
Para mí fue un referente evidente para este personaje Matías Catrileo, o los jóvenes anónimos, que son tantos, que están tomando la opción de quedarse en el sur y de pelear desde allá. A mí me interesa más la opinión de ellos que de otra gente. Siento que es una responsabilidad el hecho de ser mapuche e interpretar a un personaje mapuche.

¿Qué hay de Roberto Cayuqueo en Pedro?
Lo que tenemos en común es ese puente entre la sociedad mapuche y la chilena y la relación que tenemos con gente de otros estratos sociales. Mis primos del campo son personas que trabajan en los fundos, campesinos que no tienen tanto contacto con la sociedad chilena, con la gente del arte. Pedro tiene una inclinación artística y política. A él le gustan los fiskales ad-hoc, que no es una banda como Miranda. Tú sabes que a la persona que le gusta los fiskales piensa de cierta manera. Yo también soy una persona política, y siempre me gustaron bandas como Los Fiskales o Los Prisioneros.

LO MÁS MAPUCHE QUE PUEDO SER

¿Te ha generado contradicciones tu relación con los chilenos?
Hay una dualidad de que perteneces a un lugar y le debes cosas a este lugar, pero te relacionas con otra gente. En el caso de Pedro es lo mismo; él comienza a relacionarse con las hijas de Pancho y eso le genera una contradicción. Sería interesante ver como después responde a sus amigos mapuches la relación de amistad que tiene con esta gente.

PEDRO CAYUQUEO Fotografía de @pax.

¿Fue difícil abrirte a conocer a los “huincas”?
Ahora cargo con un resentimiento hacia la sociedad huinca, pero cuando era más chico era mucho más grande ese resentimiento, y sobre todo a las clases de poder. Los cliché están impuestos en las personas más de lo que uno piensa, por ambos lados. El resentimiento es de los dos. Y de repente el deber ser de uno también queda en cuestión porque si quiero ser realmente consecuente, quizás no me debería relacionar con este tipo de gente, pero si no los conozco, me estoy perdiendo a gente muy bonita. Ahora tengo amigos cuicos, por ejemplo, antes no.

¿Te han cuestionado alguna vez por estar tan inmerso en ambos pueblos?
Sí, me pasa. Como cuando estuve con una obra en Santiago a Mil, porque representa un monopolio en el teatro, pero también uno tiene que jugar el juego y estar desde adentro. Un poco como dice Calle 13: meterse en el sistema y explotar desde adentro. Esta es la táctica de guerrilla de Lautaro también, que fue un joven mapuche que se adelantó a lo que nos tocaba al resto más adelante. Aprender de las técnicas occidentales, ya sea del arte, del mundo intelectual, de las ciencias, para devolverle después a nuestro pueblo cierta sabiduría y fuerza y poder desde ahí defendernos. Es importante la toma de terrenos, la lucha del más fuerte, pero también lo es la lucha intelectual.

¿Te ha costado mantener las costumbres mapuches?
A veces la gente me pregunta qué tan mapuche soy, de los dos lados (mapuches y chilenos), y mi respuesta es lo más mapuche que yo puedo ser nomás. Trato de mantener las costumbres, con mi familia celebramos We Tripantu, Nguillatún, vamos al sur, participamos de las comunidades y me siento de ese lugar. Y cuando me toca estar en el mundo del arte -que es burgués- y tengo relacionarme con gente que tiene más poder también pongo el discurso mapuche delante de ellos, porque la sociedad chilena no conoce mucho al mapuche. A veces el chileno tiene un cliché en su cabeza de él, y cuando te dicen, oye eri’ actor. Si po’, si los mapuches podemos ser actores, doctores, lo que cada a uno le pinta a hacer.

¿Esta película podría ayudar a derribar algunos de esos clichés?
La película apunta hacia allá, porque más que entregar una solución al problema es mostrar el problema sin tomar una posición demasiado evidente, pero sí exponer cómo estas sociedades se enfrentan y cómo estas nuevas generaciones se van encontrando.

EL PAPEL DE LOS JÓVENES

¿Ves un cambio de visión en las nuevas generaciones respecto a la problemática mapuche?
Yo creo que las nuevas generaciones son súper importantes, porque por fin mapuches y chilenos nos podemos mirar a la cara de forma horizontal. Por ejemplo, la Confech tiene dentro de sus cúpulas la federación de estudiantes mapuches, eso antes no sucedía, por muy de izquierda que la gente fuera, nunca tuvieron un diálogo directo con las comunidades mapuches, siempre fueron parte de un folclor. El día de hoy las nuevas generaciones están tomando con igualdad de condiciones intelectuales a las personas mapuches y ahí se forma un diálogo. Lo que representa Pedro con Manena es un poco esa nueva generación de mapuche y chilenos que están empezando a encontrarse como personas primero y luego viene la discusión cultural.

peces

Hablando de los jóvenes, ¿qué te parece esta generación de nuevos políticos que surgieron del movimiento estudiantil?
Tengo grandes contradicciones. Cuesta ver a Ballesteros y a Camila Vallejo junto a Michelle Bachelet. Porque no sé si Bachelet tenga real interés de cambiar las cosas de fondo. Creo que es una muy buena señal que esté Huenchumilla a cargo de la Intendencia de la Araucanía, pero cuando veo que hace unos días atrás los militares allanan Temucuicui nuevamente uno se da cuenta que las cosas de fondo no cambian tanto. Ahí siento que la voz de los dirigentes estudiantiles es importante. El que más me gusta es Boric, que es como el más confrontacional, el que habla más las cosas, pero el resto ha entrado en la política de los consensos, y cuando eso pasa ellos empiezan a perder voz.

¿Se los comieron los partidos políticos?
Evidentemente que a ellos los mandan los partidos, pero ahí ya no están representando el mismo espíritu que tenían cuando eran dirigentes estudiantiles. El poder corrompe, y cuando tienes que responder ante partidos políticos tu opinión como individual queda un poco de lado, y ahí es donde yo creo que la militancia hace muy mal. La gente se olvida que la palabra militante viene de militar, y nosotros no podemos como individuos someternos a un dogma, si la gracia es que todos pensamos distinto y cómo hacemos para encontrar el camino juntos. Ahí creo que los estudiantes se han desdibujado un poco. Se ponen un poco blandos a la hora de debatir temas importantes. Cuando pasan estas cosas en la Araucanía ellos guardan silencio, y el silencio favorece a las fuerzas opresoras.

EL CONFLICTO DE UN CHILE DIVIDIDO

¿Qué te parece el trabajo de Huenchumilla hasta ahora?
El lugar de Huenchumilla es bien complejo e histórico. Yo tenía la sensación de que él iba a ser un Intendente DC, y me he dado cuenta de que ha sido más mapuche que DC. Ha incomodado a la Moneda, al Ministro del Interior, a la derecha para qué decir. Y eso yo lo valoro harto. Yo creo que él no tiene la fuerza de la que podría tener, pero quiero pensar que es una persona con buenas intenciones.

¿La política se presenta como un camino pedregoso para el mapuche?
No es fácil ser mapuche y estar en las cúpulas de poder. Huenchumilla está abriendo camino, y es lo que nos ocurre a los mapuches de la nueva generación que estamos en el arte, como en mi caso. Y todos estamos un poco también abriendo camino a las nuevas generaciones para tomar posición.

Rodrigo Peñailillo dijo que durante el gobierno de Piñera la violencia en la Araucanía aumentó un 67 %, respecto del primer mandato de la presidenta Bachelet ¿Cómo crees que está tomando el asunto el gobierno actual?
Yo creo que Bachelet está tratando de limpiar lo que fue su primera gestión. Se puede crear un Ministerio de Relaciones Indígenas, es importante, pero mientras nosotros como chilenos no reconozcamos dentro de nuestra constitución a una nación, como lo es la mapuche, la rapa nui, la aymará, y no tengan representatividad en el senado, no tengan fuerza política evidente, creo que estamos quedando solamente en buenas intenciones.

Mientras la derecha y la izquierda le echan la culpa al otro, ¿cómo ves el actuar de la política chilena en el conflicto mapuche?
Siempre es fácil tirarle dardos a la derecha, la derecha es más violenta, pero aun así ni Michelle Bachelet ni el gobierno anterior han pedido perdón por la muerte de Matías Catrileo y de Jaime Mendoza Collo. En cambio se aplicó la ley antiterrorista, tema por el que el consejo de derechos humanos de la ONU le llamó la atención a Chile. Es un asunto que no le pertenece a la derecha, sino que a toda la clase política que ha gobernado desde la dictadura hacia adelante. Hay harto oportunismo político. Cuando queremos sonar populares nos ponemos mapuches, pero cuando hay que hacer cambios de fondo no nos atrevemos. Me parece que es mucha chaya y poco deseo de cambio real.

Lee además: La historia íntima del secreto mejor guardado de la Dictadura

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