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Opinión

3 de Septiembre de 2014

Maxine Molyneux, socióloga inglesa y las reformas: “Si logran pasar por el Congreso sería un gran paso para Chile”

Maxine Molyneux se encuentra en el país para dictar una charla en un seminario de la Universidad Diego Portales. Durante su carrera se ha dedicado a estudiar sobre América Latina, Etiopía y Yemen del sur, particularmente acerca de temas de derechos humanos, políticas públicas y derechos de la mujer. En esta entrevista nos entrega su visión acerca del rol del Estado y cómo enfrentar la desigualdad.

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
Por

Maxine_Molyneux UCL

Maxine Molyneux es socióloga y profesora del Instituto de las Américas del University College de Londres y hasta abril fue su directora. Se encuentra en Chile para participar del seminario de la Universidad Diego Portales, Políticas sociales y desigualdades: Mujeres y Familias en Chile y América Latina este viernes. Ha investigado ampliamente el tema de los derechos humanos, las políticas públicas y los derechos de la mujer en Latinoamérica, Etiopía y Yemen del sur.

Desde la Facultad de la Facultad de Ciencias Sociales e Historias de la UDP, Maxine expone sus visiones acerca del fortalecimiento del rol estatal luego del largo periodo de liberalización económica que fue impuesto en nuestro país por los Chicago Boys en dictadura. Además, habla sobre la desigualdad que afecta de distinta forma a hombres y mujeres y cómo enfrentarla desde una perspectiva de género.

¿Cómo ve el proceso que está pasando Chile al intentar fortalecer las instituciones públicas luego de un proceso que hizo mucho por disminuir la influencia del Estado?
Creo que es un proceso que debe ser bienvenido y que está ocurriendo en varios países, no sólo en América Latina, sino también en muchos países en desarrollo. La necesidad de fortalecer las instituciones publicas ha sido aceptadas abiertamente en los círculos políticos, incluyendo organizaciones como el Banco Mundial que anteriormente apoyaron políticas de mercado radicalmente anti-Estado. Este tipo de políticas sólo causaron daño, en términos de composición social y de desrregulación de la economía. Se podría decir, al mirar los debates internacionales, que finalmente estamos viviendo un momento donde hay una forma nueva de pensar sobre el rol que debe jugar el Estado. Se nota que este gobierno ha llegado con una agenda legislativa muy desafiante, creo que si logra pasar sus propuestas por el Congreso, sería un gran paso para Chile.

Los grupos que apoyan la economía neoliberal en Chile están contra estas reformas. ¿Dónde cree que está el equilibrio entre el fortalecimiento del Estado y el mercado?
Si claro, es cuestión de equilibrio entre estado y mercado. Se necesitan instituciones que funcionen apropiadamente en las sociedades capitalistas modernas. Se necesitan sistemas legales y políticas sociales que funcionen, mercados liderados adecuadamente. Los gobiernos tienen que ser capaces de manejar la economía de forma que los mercados no se manejen a sí mismos. Y es una posición ideológica muy conocida la de aquellos que ponen su fe en el mercado como principio básico. Sabemos cuáles son sus intereses, desean mantener cierta hegemonía sobre la forma en que la economía se ha desarrollado para servir a sus propios intereses. No es sorprendente que defiendan el llamado “libre mercado”, pero no hay nada de “libre” cuando tienes un monopolio que controla la economía. Hay muchas formas en que uno puede criticar la noción clásica del libre mercado, porque no es realmente libre. Es controlado por intereses muy poderosos.

¿Cómo crees que deberíamos enfrentar el problema de la desigualdad en un país como Chile?
Bueno, hay dos problemas que se deben enfrentar. Uno es el de la desigualdad y el otro es el del sistema democrático. Una forma de enfrentar la desigualdad sería a través de la revolución que expropia a la gente que controla demasiada propiedad, pero la otra forma es a través de reformas graduales que enfrenten la inequidad que ha crecido desproporcionadamente en estos últimos años. Se puede comenzar por recolectar impuestos de mejor forma, especialmente de los sectores que deben y pueden pagar más. América Latina tiene una tasa de impuestos bastante baja en comparación con países europeos y con países de la OCDE. Pero también tienes que mejorar el acceso a la educación, no sólo acceso sino que mejorar la calidad de la educación. La desigualdad no es fácil de enfrentar, se necesita voluntad política y es un proceso largo, pero tener leyes equitativas, tener gobiernos que no sólo escuchen los intereses de las élites poderosas, sino también los de la gente que vive en esas sociedades y que tiene intereses diferentes. Está por supuesto el sistema de partidos, pero vemos hoy que hay muchos jóvenes en distintos lugares del mundo que están desencantados con la rutina política, con la política de siempre.

¿Y cómo ves eso?
Están acudiendo a otras formas de expresar su voz a través de las redes sociales y creo que hay muchas lecciones que los partidos políticos deben aprender de eso. Pero también vemos que los jóvenes están encontrando formas distintas de expresar sus preocupaciones, a veces con efectos muy poderosos, como aquí en Chile. Así que creo que estamos viendo una nueva configuración de cómo se están articulando esas voces en una sociedad democrática. Creo que uno debe preocuparse de que los partidos estén perdiendo votantes, porque finalmente son el componente principal de la expresión política. Así que de alguna forma los partidos tienen que responder, deben hacerse más accesibles a este otro electorado y cambiar la forma en que trabajan, más que nada.

Usted habla de la pobreza que enfrenta la mujer. ¿Cómo se diferencia de la que enfrenta el hombre?
Hay diferencias porque los hombres y las mujeres experimentan diferentes tipos de vulnerabilidades. Ambos pueden ser pobres económicamente, pero en términos de la vulnerabilidad a la que están expuestos, son distintas en virtud del género y el sexo. Estas vulnerabilidades obviamente hacen que la inserción de los hombres en el mercado laboral sea distinta que la de la mujer. Las mujeres normalmente son incorporadas en áreas de trabajos que pagan menos, de trabajo casual e informal; no acumulan pensiones porque no están en el sector formal en el mismo nivel en que los hombres lo están. Así que hay un amplio espectro de cómo la pobreza de la mujer se diferencia de la pobreza del hombre.

¿Y cómo puede enfrentarse eso?
Lo que se puede hacer es crear políticas que se dirijan a estas desigualdades profundas. Y también remover las formas de masculinidad adversa que aún prevalecen. Es decir, las que exacerban el control sobre la mujer y le dan al hombre impunidad para hacerle daño a las mujeres. Lo otro, por supuesto, gira en torno al derecho a controlar su propia fertilidad. Este es un problema muy grande. Si a las mujeres y hombres jóvenes no se les da educación sexual apropiada, no pueden controlar su sexualidad. Si las mujeres no pueden interrumpir un embarazo no deseado, esto impone todo tipo de restricciones sobre su vida. Es una gran desigualdad en el sentido que incluso pueden perder su vida por buscar abortos clandestinos, que son mal hechos y que pueden terminar en enfermedades graves o la muerte. Así que hay una gran cantidad de medidas que pueden tomarse, incluyendo la despenalización del aborto, para empezar a enfrentar algunos de estos problemas que los sufren particularmente las mujeres pobres, pero también todas las mujeres.

¿Qué piensas de lo que pasa en Estados Unidos, donde las medidas conservadoras han avanzado para dificultar el acceso al aborto seguro y legal?
Creo que esto es parte de un movimiento más amplio en el que las fuerzas religiosas conservadoras están logrado tener gran movilización y penetración en el poder político, eso lo vemos en América Latina también. Estas fuerzas están en muchos países y han podido movilizar a parte de la población en torno a este tema al usar una capacidad de medios extraordinaria, como fotos que son representaciones grotescas y falsas de lo que es un aborto. Y han sido poderosamente financiados por aquellos que quieren que se cumplan sus intereses. Así que es un desarrollo muy amenazador, porque en los últimos 15 años ha habido una gran penetración de estas fuerzas en el gobierno mismo y en el espacio político.

En Chile los grupos conservadores usan eso para decir que Estados Unidos se dio cuenta que se había equivocado al legalizar el aborto
Creo que debe haber una repuesta fuerte a esto en la sociedad civil. No es algo que las mujeres, y muchos hombres, quieran. Es un tema muy político. Muchas veces se trata de hombres tomando esta plataforma para decir que las mujeres no deben tener control sobre su cuerpo. Y me pregunto si tendríamos este mismo tipo de respuestas si esto le pasara a los hombres.

Otro tema de desigualdad con la mujer tiene que ver con la maternidad. En Chile se aprobó un proyecto que otorga un permiso de seis meses de posnatal, pero eso a la vez causa que las empresas no quieran contratar mujeres.
Sí, es probable que esa división de trabajo entre hombres y mujeres en la esfera personal continúe hasta no haya un cambio fuerte. Por eso se necesitan leyes de equidad, porque sino las empresas dicen: “bueno, esto es algo que sólo las mujeres hacen, entonces no contratemos mujeres”. Ahora los hombres en el Reino Unido están empezando a tomar tiempo posnatal, quizás en la gente joven va a cambiar gradualmente. Pero la ley debe ser equitativa porque eso quita este prejuicio de pensar “bueno, el hombre nunca tendrá este problema, así que contratemos hombres”. Y necesitamos tener un mejor mercado laboral para mujeres. Los trabajos de las mujeres deben ser los suficientemente importantes y ambiciosos. Todas estas cosas deben resolverse en su conjunto.

¿Qué opina de las leyes de cuotas? En Chile se está debatiendo un proyecto para el Congreso.
Apoyo las cuotas en condiciones donde el progreso es extremadamente lento. Sabemos cuáles son las limitaciones y los objeciones, pero si el objetivo es equidad, lo apoyo. Porque sino, nada cambia. Tenemos el mismo debate acerca de los puestos de trabajo en los niveles más altos de las empresas. Hay un sentimiento muy grande de que debe haber más puestos disponibles para nombrar a mujeres capaces. No acepto el argumento de que terminas teniendo a mujeres menos calificadas. Terminas con mujeres que están tan calificadas como los hombres, pero que no han tenido la oportunidad de entrar en ese espacio. Creo que se puede hacer eso legislativamente en condiciones donde no hay movilidad y hemos visto que eso es así. Alguien calculó que a esta velocidad nos tardaría 200 años el tener equidad en la representatividad. Eso es ridículo. Creo que el resultado menos malo es la cuota, es mucho mejor que continuar con la inequidad.

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