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Cultura

12 de Septiembre de 2014

El canto social y rebelde de Johnny Cash

Muchos conocerán a Johnny Cash “porque les suena”, pero su obra no es muy conocida por estos lares. Junto a Elvis Presley, Carl Perkins, y Jerry Lee Lewis, entre otros, fue una de las voces más importantes del sello Sun Records, ubicado en Memphis, y que catapultó a la fama al “Rey del Rock”, don […]

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johnny cash

Muchos conocerán a Johnny Cash “porque les suena”, pero su obra no es muy conocida por estos lares. Junto a Elvis Presley, Carl Perkins, y Jerry Lee Lewis, entre otros, fue una de las voces más importantes del sello Sun Records, ubicado en Memphis, y que catapultó a la fama al “Rey del Rock”, don Elvis.

Si Elvis se fue por el rock y terminó cantando en Las Vegas, Cash siempre se quedó con su guitarra y sus versos y melodías inspiradas en el country, que junto al blues, forman parte del folclore propio del campo estadounidense. Criado en una comunidad cooperativa para la cosecha de algodón creada en el marco del New Deal, Cash llegó al sello pidiendo cantar canciones religiosas pero el productor lo mandó a la cresta: si no cantaba algo más comercial, al diablo, no lo financiaría.

Así es como al tiempo Cash sorprendió con un tema sobre un preso, que fue un hit total. “Folsom Prison Blues” o la pena de Folsom Prison, contaba, a mediados del 50′, la historia de un prisionero que cantaba sus penas -al más estilo de las rancheras- por estar encerrado en la cárcel debido a un asesinato. Lleno de humor e ironía, Cash supo reivindicar ciertas posturas políticas en su canto. Como en la línea de dicha canción que dice: “Apuesto que están los ricos, en un carro lleno de lujos, tomando café y fumando habanos. Bueno yo sé que tengo que estar preso, sé que me lo merezco, pero esa gente sigue libre y eso me tortura”.

Cash, a pesar de ser un super ventas en mediados de los 50 con canciones sin mayor discurso político, tiene varios episodios en su carrera que demuestran su estirpe de cantor social. Aunque nunca ligado a ningún partido, siempre se identificó con el pueblo pobre, aunque no con esas palabras por supuesto.

Uno de los episodios de su carrera que lo demuestra son los dos álbumes en vivo grabados en dos cárceles de Estados Unidos. Al mismo tiempo que Elvis cantaba en Las Vegas, Cash se presentó en Folsom Prison -la cárcel de Folsom, California-, que dio nombre a una de sus canciones más conocidas. En esa oportunidad, dedicó todas las canciones a los presos y recibía ovaciones de su inusual público. Principalmente, porque mucho de su repertorio eran canciones -populares o de creación propia- que contaban las pellejerías de los presos, y que de alguna u otra forma, dignificaban su destino.

Entre esos temas está “25 minutes to go”, donde narra los 25 minutos previos a la ejecución de un preso, y canta, sin tapujos, cómo el sentenciado escupe un cura en la cara o se burla del fiscal, desatando la algarabía de los presos que lo escuchaban, que probablemente jamás habían oído a un cantante tan famoso que se pusiera en su lugar públicamente. Más aún fue la euforia cuando enfrentó a través de los micrófonos a las autoridades de la cárcel reclamando por la calidad del agua que le daban a los presos.

Un año más tarde, Cash visita la cárcel de San Quentin, también en California, donde graba otro disco que se convierte en éxito comercial. En esa emotiva velada canta quizás una de sus canciones más políticas, “San Quentin”, compuesta a propósito de la cárcel con el mismo nombre. Comienza con una frase lapidaria: “San Quentin, has sido el infierno en vida” y continúa: “odio cada rincón tuyo, señor congresista, usted no puede entenderlo”. Al terminar cada estrofa, los presos aplaudían a rabiar, emocionados, como se puede ver en un video registrado en el concierto.

Por el final de la canción, siendo escuchado por todas las autoridades de la cárcel, remata: “San Quentin, que ardas y te pudras en el infierno, que tus muro se derriben y yo viva para contarlo. Que el mundo olvide que exististe, y que todo el mundo sienta que jamás hiciste el bien”. Probablemente esos presos jamás habían escuchado un canto tan reivindicativo de sus propias aspiraciones nunca antes. Con una ovación atronadora, le pidieron que repitiera la canción.

Pero los presos no fueron los únicos marginados en los que Cash centró su crítica mirada. También lo fueron los indígenas norteamericanos, masacrados en el siglo XIX y discriminados hasta la actualidad por la sociedad estadounidense. Cash, visitó sus comunidades y realizó conciertos que, por supuesto, no fueron cubiertos como se debía por los medios de comunicación. Además, grabó un disco, titulado, “Bitter Tears: Ballads of the American Indian” o en español “Lágrimas amargas: Baladas del Indio Americano”. En su primera canción, “As Long as the Grass Shall Grow”, habla de la desaparición de la nación Seneca en las tierras del estado de Penssilvania, producto de la construcción de una represa a principios de los 60′.

Aquí Cash cantándole a una comunidad de nativos americanos

En los últimos años de los sesenta publica “Man in black”, una canción donde aprovecha su eterno apodo -el hombre de negro- para “explicar” porque lleva ese atuendo. “Lo llevo por el pobre y el derrotado, viviendo en la desesperación del lado hambriento de la ciudad. Uso esto por el prisionero, que ha pagado bastante por su crimen y está ahí por ser una víctima de los tiempos”, canta Cash.

Quizá por sus preocupaciones sociales o por su anticuado country -para el rock setentero y el pop ochentero- Cash después del éxito de sus álbumes carcelarios pasó los setentas, ochentas y buena parte de los noventas, en la sombra musical. Su estilo folclórico no se correspondía a los tiempos de los Beatles, Pink Floyd, Bob Dylan, entre tantos otros maestros de la música mundial.

Sin embargo, y ya fuera de toda órbita política, llegó Rick Rubin -manager de Red Hot Chilli Peppers, entre otros- convencido de que un ídolo de este tamaño no podía morir sin ver de nuevo la gloria, y le produjo la serie de discos American Recordings, que conquistaron un público nuevo y juvenil para Cash, a través de la realización de covers como Personal Jesus de Depeche Mode o Hurt de Nine Inch Nails, canción que se llevó varios premios MTV y tuvo un impresionante éxito comercial.

Cash, murió el 2003, dejando un legado que poco se le rescata: su canto social y rebelde.

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