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Poder

9 de Octubre de 2014

El retorno de la derecha a las poblaciones

Huérfanos de los liderazgos de su sector, “Movilidad Popular” pretende refundar la escuela de la UDI popular, la old school, como le llaman, esa que a fines de los 80 se embarraba los pies en las poblaciones. Se reconocen como una plataforma transversal de derecha que, con diferencias valóricas e ideológicas, antepone las urgencias sociales a cualquier otra política. Están convencidos de que, en unos diez años, serán la generación de recambio en la derecha.

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Movilidad-Popular-foto-alejandro-olivares
-¿Cómo puede ser que hayan ocho cabros de 12 años fumando droga en la plaza?, pregunta Rodrigo Orellana.

– Es que hoy día falta solcito, ha hecho frío, por eso son tan pocos- responde Yvonne Peñailillo.

La escena que impresiona a Rodrigo es pan de cada día en el barrio, la villa Pedro Lira, uno de los tantos conjuntos habitacionales ubicados en Bajos de Mena, en Puente Alto, donde vive Yvonne Peñailillo, dirigente social del sector. Rodrigo acaba de llegar desde la Universidad Católica, en un Kía Morning, acompañado de una joven de 20 años. No es primera vez que visita el lugar. Desde hace seis meses que él, junto a un grupo de militantes de Movilidad Popular, un plataforma política que busca el retorno de la derecha a las poblaciones, se instaló en Bajos de Mena. Hoy cuentan con alrededor de 120 militantes a nivel nacional y sueñan con transformarse en la generación de recambio en su sector.

-Yo creo que hubo un achanchamiento de una generación que tuvo éxito pero va en retirada. En la historia de la UDI está todo out, todas las promesas cagaron- cuenta Orellana haciendo una crítica a su partido, donde hoy es consejero Nacional.

El origen de Movilidad Popular, según Orellana, se dio luego del fracaso de las últimas candidaturas presidenciales de su partido. “Entonces con unos amigos dijimos, chucha, está la cagá. Perdimos con la Matthei, Longueira se nos cayó, Piñera ni fu ni fa, entonces, ¿qué hacemos? Hagamos algo los fines de semana, empecemos a hablar de política, seamos críticos e inventemos un movimiento aparte, porque no nos están interpretando o no existe el espacio. Nos sentíamos huérfanos de liderazgo”- recuerda Orellana.

La organización, que no tiene más de un año de vida, reúne a gremialistas, jóvenes de la UDI, Evópoli, voluntarios de Desafío Levantemos Chile e independientes. Se reconocen como un proyecto político-social que, desencantado con la agenda de su sector, pretende imponer las urgencias sociales como una prioridad en la agenda política. “Volver a embarrarse los pies”, dicen, como en los tiempos de Longueira y la UDI Popular. Aseguran que en la plataforma trabaja gente ABC1 y de clase media. “La idea es retomar esa línea ochentera de la UDI, generar afecto en las poblaciones, conquistar corazones”, agrega Orellana.

La forma de trabajo en terreno de la organización fue ubicar poblaciones con más de 5 mil habitantes, alto índice de pobreza y, una vez seleccionadas, instalarse en el lugar. Al principio levantan escenarios, con artistas, y realizan encuentros con organizaciones populares del sector. También desarrollan actividades culturales y recreacionales. Luego hacen una consulta ciudadana y, finalmente, proponen medidas. En definitiva, clavan su bandera. La nueva bandera que pretenden ondear en los próximos años y que hace no mucho instalaron en Bajos de Mena, en Puente Alto; la población Palomar en Concepción; Santa Ana y Cordillera en San Bernardo y Aurora en La Cisterna.

La derecha sin sueños
“Yo me acuerdo de las conversaciones más profundas que tuve con Jaime Guzmán, cuando estaba vivo, porque ahora eso tengo que precisarlo…”, dijo Pablo Longueira en el lanzamiento de Movilidad Popular, en la Universidad Finis Terrae, a principios de septiembre, sacando risotadas en la audiencia. El ex presidenciable de la UDI se refería a los diálogos que sostenía con Guzmán a fines de los 80, cuando ambos cimentaron la ruta de una incipiente UDI Popular, el proyecto que inspira a la nueva plataforma juvenil de la derecha. Porque Movilidad Popular extraña a tipos como Longueira. La derecha de hoy no les gusta, no los hace soñar con nada, dicen.

Critican que la prioridad de su sector está en responderle al oficialismo y se alejan cada vez más de propuestas para enfrentar algo que consideran primordial, las verdaderas urgencias sociales: pobreza, vivienda, drogas, educación y salud.

-En la derecha no hay nadie que piense en la ciudad. Los superpoderosos de Libertad y Desarrollo o de la Fundación Jaime Guzmán dan cátedra de economía pero pregúntales de urbanización, de que alguien tenga que levantarse a las 7 para llegar a las 10 a su trabajo. No tienen respuesta- reflexiona Orellana.

De los políticos de su sector y que representarían el nuevo recambio reconocen a Felipe Kast y Jaime Bellolio. Personajes que valoran por ser políticos “con vastos conocimientos y no que se duermen en una nube de tecnicismos”.

-Tenemos la convicción de que el discurso político actual tiene olvidado absolutamente a un segmento importante de la población que necesita de mayores políticas públicas. Siendo una persona de derecha no puedo negar que la subsidiariedad ha sido totalmente insuficiente en algunas zonas de la periferia de Santiago, donde no hay servicios, conectividad y trabajo- dice Rodrigo Durán, coordinador político de Movilidad Popular.

Jaime Bellolio, diputado UDI por el distrito 30, le pone fichas al movimiento. “Movilidad Popular está haciendo algo que la UDI nunca debió haber dejado de hacer: trabajar con nuestras ideas en los campamentos y poblaciones. La derecha con el paso de los años se fue acostumbrando a hacer política desde el parlamento”, asegura.

Si bien la UDI ochentera es el principal referente, la old school como la denominan, Movilidad Popular reconoce que hay grupos en la izquierda bastante atractivos, como Revolución Democrática que consolidó un modelo a través de un “ejemplar” proceso de llevar un proyecto universitario al “mundo exterior”.

-Son un buen referente, hicieron una buena pega. La diferencia es que nosotros no pretendemos ser un partido político. Queremos ser un complemento- argumenta Rodrigo Durán.

Para Orellana saltar de la universidad a otros territorios y sacar al teniente del dictador en Providencia tiene algo de “glamoroso”. “Ver pendejos rubios de ojos azules entregando panfletos en 11 de Septiembre, obviamente es una huevá épica… Nosotros queremos copiar ese modelo. Lo fresco que representa Revolución Democrática hoy, debiéramos representar nosotros como movimiento adolescente”, agrega Orellana.

Tampoco esconden sus ganas de convertirse en el MAPU del futuro. “Movilidad Popular es muy similar a lo que le pasó al MAPU a principios de los 70. Eran intelectualmente un poquito más elevados. Insulza, Tironi… me da la impresión que podemos ser algo por el estilo”, reflexiona Orellana.

De hecho reconocen que cerca de una veintena de ex asesores de Piñera hoy participan en la plataforma política, entre ellos, Allan Wilkins, ex seremi de Educación de la Región Metropolitana; Rodrigo Sobarzo, ex asesor de Evelyn Matthei en el ministerio del Trabajo; Fernando Peña, ex asesor en el ministerio de Educación y Felipe Caro, ex asesor en el ministerio de Medio Ambiente.

La idea, aseguran, es transformarse en un grupo muy influyente. Tanta fe tienen en el proyecto que aseguran haber seducido a gente de izquierda.

-Somos los únicos que pueden atraer gente de izquierda a nuestro movimiento. Somos sexys pa’ algunos como los autónomos, todos esos medio estilo Boric que cuando les bajai el volume de Pearl Jam y se terminan de fumar el pito, como que te empiezan a encontrar razón. Ahh, la huevá de la urgencia social. Ese es nuestro juego- argumenta Orellana.

Yvonne Peñailillo, la dirigente de Bajos de Mena, también fue seducida por Movilidad Popular pese a que luchó, reconoce, por el regreso de la democracia. Hoy es consejera de la nueva plataforma política de la derecha y estuvo presente en la Universidad Finis Terrae sentada junto a Pablo Longueira. No supo hasta el día anterior que le iba a tocar dialogar con el ex senador. No le dijeron para que no se asustara. “Como acá hay mucho rubiecito, la gente dice que vienen de otras realidades, por eso este grupo se va a tener que mojar las patitas para conseguir el objetivo que tenemos”, dice convencida en su exposición. “Me gusta que estos jóvenes hayan llegado con todo el power y las pilas puestas. Se han atrevido a entrar en mi terreno, donde cuesta entrar. Yo vivo con un hacinamiento terrible y estos cabros se la han jugado, yo los he invitado a mojarse las patitas, embarrarse un poco y eso me ha gustado”, agrega.

A Peñailillo le entusiasma la política y el ofrecimiento que le hizo Movilidad Popular de protagonizar una candidatura local. El primero en ofrecerle asesoría es, precisamente, Pablo Longueira. Propuesta que es recibida con una estruendosa ovación por el público. Pero la dirigenta social se lo toma con cautela. Sabe que es un símbolo de las pretensiones que a corto plazo tiene Movilidad Popular: levantar liderazgos locales, 25 precandidatos a concejalías y dos a alcaldías.

-Nosotros sabemos que si llevamos 10,15 a 25 cabros en zonas populares, si ellos logran 25 mil o 35 mil votos, nos transformaríamos en tipos muy necesarios estadísticamente. Estaríamos dándole una señal a nuestro sector de que esos votos no estarían si no hubiésemos hecho la pega. Eso significaría que estaríamos aumentando nuestra base de votación por un porcentaje tal que podría, incluso, dar vuelta una elección presidencial- explica Orellana.

Para Yvonne su nueva militancia es una forma de reencantarse de la política. Dice que no le han vendido la pomada y que han sido honestos con ella. Aunque, acostumbrada a las frustraciones, prefiere poner antes sus cartas sobre la mesa. “Ojalá ellos pudieran hacer los cambios, porque así como ahora critico a la izquierda, también voy a ser capaz de decírselo a ellos si no los hacen”, concluye.

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