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Cultura

18 de Octubre de 2014

Alejandro Fernández (42), cineasta: “Seguimos con un subsidio al cine muy elitista”

Hace 8 años Alejandro Fernández dejó el periodismo económico para hacer cine, pero las realidades económicas y sociales también inspiraron sus películas. En “Matar a un hombre” -ganadora en Sundance y representante chilena en la carrera por el Oscar 2015- explora el peso de matar a una persona y la violencia en barrios donde la gente se tiene que salvar sola. Aquí demanda, además, una mayor diversidad en las cintas locales: “Hay que abrir el naipe y permitir que más gente haga películas”, dice.

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Alejandro-Fernández
Antes de hacer cine te dedicabas al periodismo económico.
Era donde encontré pega, pero con el tiempo me gustó y al final es el tema que domina mis dos primeras películas. Soy un ferviente creyente que la gente se mueve por plata, las grandes revoluciones tienen que ver con crisis económicas y no políticas. Si el bolsillo anda mal, la gente se rebela.

¿Cómo te mueves con temas marginales como la provincia y la pobreza sin caer en la porno miseria o en lo populachero?
Viví en Chillán hasta los 15 años y cuando empecé a hacer cine lo que más me llamaba la atención era volver a los lugares que recordaba fácilmente. No era una decisión, fue un impulso de filmar ahí. Sobre la cosa social, mi abuelo paterno era mecánico, el otro ferroviario y mi abuela empleada, entonces es el mundo que conozco. Siempre me da la impresión de que en Chile no existe la clase media. Hay como un gran vacío entre la gente que tiene mucha plata y la gente que pelea pa llegar a fin de mes.

Aunque la mayoría se dice de clase media…
Pero si Ricardo Lagos y Michelle Bachelet dicen que son de clase media y tú sabís que no po, hueón. En términos literales de plata, son las familias que ganan dos sueldos mínimos, como 400 lucas. Entonces antes de empezar a hacer una película, siempre me pregunto ¿cuánta plata ganan y en qué trabajan?

Ahí está la influencia de la economía.
Claro, pero es porque yo también llego complicado a fin de mes. El año pasado me cortaron la luz cuatro veces porque no tenía pa pagar. He vendido dos veces mis computadores para llegar a fin de mes, y son los que uso pa editar mis trabajos. Entonces no es una hueá que me sea ajena. No vivo del cine, me llega plata de repente, así que hago clases en cinco universidades. Me paso todo el día arriba del auto para ir de una a otra.

Eres un profesor taxi.
Sí, de hecho mi auto es negro y he pensado en pintarle el techo amarillo y ahí aprovechar de hacer algunas carreras, jajaja.

Pero ganaste en Rotterdam, también en Sundance, algo te llegará de ahí.
Pero tampoco es un éxito pa volverse loco, no es que con esta película me voy a hacer la vida ni mucho menos. No me da pa comprarme un restaurant y tener una fuente de ingresos fija. Me da pa un par de carros de sopaipillas, pero ahí hay que entrar a pelearla con los dueños de las esquinas, jajaja.

“Matar a un hombre” no está tan alejada de los códigos del cine comercial como tus anteriores películas. ¿Quisiste abarcar una mayor cantidad de público?
No, era la historia misma que exigía cierto juego con el género policial. Pero a pesar de eso sigue siendo una película bastante jugada en términos formales, los encuadres y los planos son menos comunes a lo que uno podría pensar. Al final la emoción es la misma, pero me interesa que la forma de llegar a ella sea un poco distinta.

CINE CHILENO
Se hace poco cine desde la marginalidad. ¿Tendrá que ver que el origen social de los cineastas no está en ese sector?
Sí, lo que pasa es que el arte parte de una inquietud propia, uno generalmente parte de sus circunstancias de vida, por el mundo en que vives. Entonces no le podís pedir peras al olmo. Lo que se debería hacer es que más gente que no viene de esos lugares pueda hacer cine. Creo que eso está pasando en la medida que hacer cine se ha vuelto más barato. Tengo alumnos que tienen cortos súper lindos que hablan sobre los mundos que ellos conocen y son trabajos bien potentes.

Una mayor diversidad de personas estudian cine, pero los canales de difusión de sus obras no han crecido mucho.
Se ha llegado a un punto en el desarrollo del audiovisual en Chile en que es necesario sentarse y pensar qué es lo que queremos y cómo se puede lograr. Hace 15 años había muy pocas películas y este año hay 45 estrenos. Hay un cambio muy grande que hace necesario que se produzcan cambios también en los modelos de financiamiento. Hay que abrir el naipe y permitir que más gente haga películas, porque mientras más se hagan, hay más posibilidades de tener películas buenas. Pero seguimos con un subsidio al cine que es muy elitista y del que se benefician cinco o seis películas al año.

Quizás hay gente que preferiría que se hicieran más películas como las de Sebadilla o de Nicolás López.
Eso fue lo que pasó en los cuatro años de Piñera po, hueón, y terminamos con “El Mago” y “Brillantes”, películas de ese tipo, apoyadas con platas públicas, que no vio nadie y que no fueron ningún aporte a nada. Apoyar la industria me parece un error, lo que debería apoyarse es la artesanía. Y no estoy hablando de uniformizar ni de poner criterios, porque al cabo de un tiempo la gente se entrega plata entre ella. Creo en sistemas automáticos de financiamiento que tengan que ver con la misma plata que el cine genera: cuotas de pantalla, impuestos específicos. Pero esas son discusiones más grandes porque tienen que ver con tratados de libre comercio, con el ministro de Hacienda, hueás que jamás van a entender que lo tienen Argentina, Brasil, México, Francia, o sea, lo tiene todo el mundo menos Estados Unidos que es el modelo que seguimos.

Y la cantidad de público que va a ver las películas, ¿no es al menos un factor en esa discusión?
Si vai al cine te cuesta tres lucas, más las dos micros son cinco. Si te comprai unas palomitas llegai a 10 y si invitai a alguien son 20 lucas. Te estai gastando el 10% del salario mínimo. Entonces la gente que va al cine es la que tiene plata. Hay que promover que gente de distintos lugares pueda hacer películas, más que un tipo específico de cine. En Chile se sigue gastando muchísima plata en “La pequeña gigante” cuando los actores de teatro por hacer una obra cobran 30 lucas. Hay que terminar con las Isapres, con las AFP y el lucro en la educación, pero ¿qué pasa si eso no viene acompañado por apoyar la cultura? En 10 años la gente va a pensar que lo único que existe es lo que viene de Hollywood, que son puros blockbusters. Ahora lo único que quieren es la teleserie turca, po. No podemos dejarle la cultura al libre mercado, eso no es bueno para la identidad del país. Pero de todas maneras hay personas que seguiremos haciendo cosas sin nada. Todas las películas las he hecho con lo que he tenido y si no tengo ni uno, lo haré sin ni uno.

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