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Opinión

19 de Octubre de 2014

Genaro Arriagada, fundador y ex ministro de la Concertación: “A los empresarios los veo más agresivos contra el gobierno”

Democratacristiano, abogado, cientista político, ex ministro de Frei, ex embajador en Estados Unidos, académico y actual asesor de organismos internacionales, Genaro es un político de la vieja escuela que se enorgullece de serlo. Consejero de muchos quienes hacen política hoy en Chile fue uno de los primeros en levantar la voz en contra de la “beatería” de los movimientos sociales y en reivindicar la política de los acuerdos. Evitar la confrontación es parte de la buena política, para él, la única posible. Aquí habla del Pentagate, el dinero, la política, la derecha, Velasco y el difícil escenario que se le avecina al gobierno si es que la Presidenta no logra poner orden.

Andrea Moletto
Andrea Moletto
Por

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En una columna de La Tercera escribiste: “cuando la democracia definió que todas las personas tienen el mismo derecho a elegir los gobernantes, se metió en un lío con el dinero”.
-Claro, la democracia dice “todos son iguales para elegir los gobernantes”, pero son muy desiguales desde el punto de vista de la riqueza, y los pobres son la enorme mayoría y los ricos la minoría. Cuál ha sido el temor histórico de la gente más pudiente: de que los que son más, en este caso los pobres, establezcan una dictadura sobre ellos y los expropien. Entonces cómo nos defendemos de esto: hay maneras absolutamente democráticas como crear partidos de derecha, que sean fuertes y que tengan bases populares y lo otro es a través del dinero. A comienzos de siglo pasado, una forma de hacerlo, hasta que se hizo la cédula única, era el cohecho directo, comprar el voto de los campesinos.

Hay una frase de un profesor de derecho constitucional de esos tiempos que citas en tu columna: “el cohecho se ha convertido en necesario correctivo al funesto sufragio universal”.
-Claro, porque la dictadura de los que son más, y que son pobres, sobre los ricos se impedía con esas prácticas. Hoy en el mundo entero, esta ha sido la gran lucha, definir que el dinero no tiene legitimidad para manejar la política, y por eso es que se regula. Cuando no se regula, hay una “dictadura del dinero”. La revista The Economist ha dicho: “verdaderamente en Estados Unidos manda más el dólar que las ideas”. Los candidatos allá se miden por lo que ellos llaman un fund raising, vale decir “un levantamiento de fondos”. Y los que ganan en general son quienes más levantan fondos, porque es el dinero el que permite tener una ventaja por la vía de contratación de propaganda. En Inglaterra, por ejemplo, es muy estricto: hay un límite al gasto que no se puede pasar y las sanciones a estas normas muchas veces es la cárcel o la pérdida del asiento que hayan conseguido en alguna cámara. Todas las sociedades modernas tienen una preocupación por el dinero en la política, por limitarlo e impedir, como se diría en términos vulgares aquí en Chile, que “el que pague la música se lleve las minas”.

Estados Unidos parece no ser un buen ejemplo, entonces…
-Pero en algunas cosas es muy bueno, uno puede ver el listado de todos los financistas de un parlamentario.

¿Crees en la transparencia total?
-La transparencia total es el mejor antídoto contra la corrupción en todos los planos. También en el gobierno, que uno pueda entrar a un ministerio y saber el sueldo del ministro y del chofer.

Guillermo Tagle, presidente de ICARE, dice que a raíz de este escándalo, va a ser el fin de los aportes de las empresas a la política y que esto va a tener un tremendo impacto en la política.
-Sería muy bueno que las empresas aprendieran la lección.

¿Cuál es la lección?
-En Estados Unidos las grandes empresas publican todas las donaciones que han hecho y por cuánto, porque esa transparencia es esencial y además hay límites. Si un presidente de una compañía oculta sus donaciones puede sufrir un tremendo menoscabo.

¿Cuáles son para ti las claves de una buena ley de financiamiento?
-Lo primero es un límite al gasto total. Otro límite es que sólo pueden hacer aportes las personas naturales y no por más, por ejemplo, de 150 mil pesos. Yo no puedo ponerle a un candidato un millón de dólares porque significa que es mío. Y el segundo gran objetivo es la plena y total transparencia: cuánto gastó cada candidato, quién fue el que manejó sus platas, cuáles fueron sus donantes y por qué monto…

¿Las empresas debieran donar?
-No estoy de acuerdo con eso.

¿Qué mecanismos son útiles para evitar platas negras?
-La primera, es hacer plenamente responsable del gasto, para esto, hay dos medidas que me parecen efectivas. Una es que cada candidato tenga un tesorero que es, junto al candidato, igualmente responsable de cualquier falta o delito, de modo que si hay multas las pagan los dos y si hay cárcel van los dos. La otra es que el tesorero abre una cuenta corriente desde donde se hacen todos los gastos; hacerlo por otra vía es un delito. La segunda medida, son las sanciones: multas del tipo “cascadas” que empobrezcan o en muchos casos, impliquen cárcel para el candidato y su tesorero. En otros casos, también la pérdida de su cargo si es que ha sido elegido. Mientras no haya sanciones draconianas este festival va a continuar.

La ley de financiamiento de la política que tenemos surge en medio de una negociación entre Longueira y Lagos, en pleno escándalo MOP-GATE, por la tanto me imagino que la Concertación necesitaba que la derecha le prestara ropa y quizás por lo mismo cedió su terreno…
-Sin duda, pero también era la primera ley sobre financiamiento. Entonces uno dice “del lobo, un pelo”: estamos mejorando respecto de lo que había. Pero fuimos muchos los que creíamos que esto de los aportes reservados era falso porque se iba a saber de todas maneras. De todos modos hay que tener cuidado, porque durante esa negociación -que no la conozco en detalle- el proceso judicial siguió…

Ya, pero el escándalo MOP-GATE fue determinante y la necesidad de un acuerdo con la derecha también.
-Estoy de acuerdo, pero resulta que ahí se sincera un conjunto de cosas. Sino estamos por hacer de todo un alegato moral, las sociedades cuando enfrentan una crisis a veces esta es el trampolín para hacer un avance. Yo esperaría que lo que estamos viviendo hoy sea un trampolín para hacer un nuevo avance.

¿Existe una relación más estrecha entre el dinero, la política y la derecha?
-En todas las partes del mundo. La clase empresarial tiene mucho más cercanía con la derecha porque comparte ciertos valores como el orden, la propiedad privada, como un absoluto o los impuestos bajos. No hay nada ofensivo en pensar que un gran empresario tenderá a ser mucho más cercano a un partido de derecha que de centro izquierda. Y estos grandes empresarios terminan colocando dinero en los partidos de derecha.

Pepe Auth dijo que “no existe un empresariado tan militante como el chileno”.
-Creo que este empresariado -que tiene muchos méritos- tiene un tremendo defecto: es ideológicamente muy conservador y muchas veces actúa como partido político. Esto no sucede en otros países. En Estados Unidos nadie sabe cuál es el nombre del presidente de la National Association of Manufacturers…

¿Así como nosotros en Chile sabemos el nombre del presidente de la CPC dices tú?
-Claro. En Estados Unidos muy rara vez un empresario emite opiniones políticas a través de sus gremios. Al comienzo de la transición a la democracia, tuvimos un empresariado que actuaba como partido político. Después vino un período en el cual gente como Juan Claro, Bruno Filippi y muchos otros, que morigeraron el discurso. Pero hoy día, frente a la Presidenta, estoy notando una cosa que no me gusta: a mí me parece que la oposición política la tiene que hacer RN y la UDI, y los empresarios tienen que ser más cautos.

Las declaraciones del Presidente de la CPC, Santa Cruz, en materia de educación, reformas, caso Penta y otras, ¿han sido inadecuadas?
-Estamos en un proceso de involución. Luego de un período en el que vimos una mayor mesura en el lenguaje de los gremios, con este cuadro actual, a los empresarios los veo más agresivos contra el gobierno. El rol del gremio empresarial no es el rol de un partido político. Es cierto que deben tener una relación con el gobierno, pero de ahí a pasar a ocupar el rol que le corresponde a la UDI y a RN, es muy complicado: eso daña a los gremios empresariales.

¿Crees que el empresariado está en niveles bajos de prestigio y respetabilidad?
-Primero, creo que la clase política es muy honorable. No hay una clase política en América Latina que sea menos corrupta y más honorable que la chilena. Creo que los empresarios chilenos son buenos, pero a mi juicio excesivamente conservadores, y coincido con Pepe Auth, que son militantemente conservadores. Pero son también una clase empresarial decente. Mi problema es que si somos tan decentes, por qué aceptamos la no existencia de una ley que prevenga estas cosas que terminan dañando el prestigio de los empresarios y el de los políticos. Debiera haber un común interés entre empresarios y políticos, es decir, sinceremos estos escándalos, son injustos.

En el caso Penta y su arista política, ¿hay una exageración, una caza de brujas, como han llamado algunos?
-A mí no me interesa sentir agrado con la desgracia de alguien. Sea Penta, Velasco o quienes la estén pasando mal, no me solazo con la desgracia de nadie. Sin perjuicio de que las instituciones tienen que hacer su trabajo y castigar al que evadió impuestos o lo que sea, ese para mí es un problema menor. Lo que me interesaría es que después de esta experiencia digamos “no queremos un caso nuevo de esta manera”, y por eso nos pondremos de acuerdo para hacer una legislación. No creo que esto sea cuestión de comisiones investigadoras de la Cámara.

¿No hay exageración?, los allanamientos, las filtraciones…
-No sé, sinceramente tengo dudas de que esté metido el gobierno. Si estuviera convencido lo digo, soy absolutamente independiente del gobierno. A lo mejor esto fue una cosa excesiva del fiscal. A mí no me gustó lo que ocurrió con Velasco, pero tampoco nos pongamos alegar por las filtraciones; no es la primera vez que hay filtraciones de procesos judiciales.

¿Hay una persecución a Andrés Velasco?
-No me quiero meter en eso, yo creo que aquí no hay corrupción. Velasco, es un tipo decente, pero él fue muy duro y muy injusto con aquellos que trató como la “vieja política” y “malas prácticas”, porque él está asociado absolutamente a los gobiernos de la Concertación. Fue el ministro más influyente de la Bachelet. Él no tenía derecho a tratar de esa manera a un pasado del cual era parte. Hoy día, eso de las “malas prácticas” y “vieja política” le rebota. Velasco ha sido imprudente.

Esta entonces pareciera ser una buena manera para que se trague sus palabras…
-Yo creo que Velasco claramente ha sufrido un daño, pero no quiero ir más allá.

¿Hay gente de la Democracia Cristiana, como Mariana Aylwin y otros, que apoyan al movimiento de Andrés Velasco, Fuerza Pública. ¿Has coqueteado algo con Fuerza Pública?
-Para serte franco, creo que Velasco no era viable políticamente desde mucho antes de esto. No veo que la derecha, Sebastián Piñera, Manuel José Ossandón o Andrés Allamand vayan a decir “nosotros no vamos a llevar candidatos sino que vamos con Andrés Velasco”. Es un sinsentido. El señor Velasco no tenía ni una posibilidad de ser el candidato de la derecha ni tampoco de la Nueva Mayoría o Concertación; primero, porque la izquierda no lo permitiría ni la abrumadora mayoría de la DC tampoco. Velasco estaba bloqueado mucho antes de esto.

¿Crees que esto terminó por echarle una lápida a las pretenciones presidenciales de Velasco?
-No sé. Él no tiene domicilio conocido. A la derecha le gustan los independientes, pero que sean nítidamente de ellos. A la derecha le gustaba Jorge Alessandri, pero él era del riñón de la derecha. Había sido presidente de la CPC por 20 años y senador por el partido liberal y conservador.

Pero tú adjudicas a Velasco a la derecha, pero él nunca se ha definido de derecha, ha dicho que se siente más cercano a la DC.
-Bueno, pero desgraciadamente una cosa es lo que quieres ser y otra es lo que puedes ser. Yo creo que la DC está muy distante de Velasco, siendo el partido en el cual él puede tener más simpatía.

¿A ti no te parece un candidato atractivo?
-No creo en candidatos sin partido. La política se hace con partidos. Lo peor que le puede pasar a un país es tener un Presidente que no tenga un sólo parlamentario de su lado.

¿Esa forma de pensar no será parte de la “vieja política”?
-No. Esa es la política seria. Nómbrame un gobernante de Europa, Estados Unidos o Canadá que no sea un tipo que no tenga el liderazgo y el respaldo de su partido o la coalición de partidos. Te nombro el caso de líderes populistas, de gobernantes débiles de América Latina que no representan ningún partido, y son gobiernos muy desastrosos.

¿Cuáles, por ejemplo?
-Perú, por ejemplo. La política en serio es la política de partidos.

¿Qué te ha parecido el manejo del presidente de la UDI Ernesto Silva, en el caso Penta?
-No quiero meterme en eso.

¿Te parece que líderes de la vieja guardia como Jovino Novoa, habrían llevado esta crisis mejor?
-No quiero meterme en eso porque lo peor que podría pasar en este cuadro es que terminemos en una guerrilla sucia entre partidos y terminemos todos hecho pebre.

¿El Presidente del PS, Osvaldo Andrade no ha liderado de alguna manera una suerte de “guerrilla sucia”?
-No tengo por qué andar juzgando a otros. Lo único único que digo es que esto no me gusta. Si estuviera en el pellejo de ellos habría dicho que lo que está mal y que es materia judicial, que siga su curso, pero como presidente de partido diría, “hagamos un acuerdo, gobierno y oposición, y demos un avance enorme para transparentar esto que le hace tanto mal al país, a los empresarios y a los políticos”.

Esa manera de hacer acuerdos, entre cuatro paredes, son justamente las prácticas que son mal miradas por los nuevos liderazgos.
-Lo que quiere decir que están equivocados, porque la mala política es la política de la confrontación, de la retroexcavadora, la que divide. La buena política tiene un sentido de la proporción, de la justicia, de la tolerancia, de la búsqueda de acuerdos. Esa es la buena política en todas las partes del mundo. Nosotros tuvimos un ataque de mala política entre el año 1967, en el gobierno de Frei Montalva -que era un gran tipo- y el gobierno de Salvador Allende, que lo pagamos con 17 años de dictadura. Aquí lo que hay que hacer es volver a la esencia de la política, que es la búsqueda de acuerdos. Y en esto del financiamiento de la política tenemos que encontrar terreno en común con los empresarios, la derecha y nosotros.

Las nuevas generaciones, como Boric o Jackson, no tienen ese trauma y creen que existe una nueva forma de hacer política.
-Bueno, que la construyan. Querámoslo o no, la política es un oficio triste, no es el lugar de la guerra. La guerra y la descalificación del adversario tienen épica, pero eso al final se paga muy caro.

¿La buena política tiene que ver con hacer acuerdos en las cocinas? Así se sacó la reforma tributaria, por ejemplo.
La reforma tributaria fue aprobada por unanimidad del Senado. ¿Dónde está la cocina? ¡Que me nombren un país en el cual se haga un aumento de la carga tributaria de tres puntos del PIB y no haya quedado una tremenda tensión! Fue un gran éxito de la clase política chilena. En Estados Unidos si tu quieres aumentar los tributos paralizas al país por una década. ¿Qué querían?, que se invalidara porque no hubo confrontación ni acusaciones “ustedes, desgraciados, que son los representantes de los ricos y nosotros que somos representantes de los explotados”. ¡Esto es la buena política, fantástico!

¿Tú crees que esta bancada joven peca de ingenuidad, beatería, soberbia, juventud…?
-Pero no le digas bancada. ¿Qué tienen que ver dos militantes del Partido Comunista, con Jackson y Boric? No creo que haya una bancada.

La llegada de estos jóvenes al parlamento no es un signo de cambio para ti…
-Creo que toda generación tiene derecho a plantear una crítica a los antiguos. Pero nuestra generación tiene 40 años para defender lo que hemos hecho: 17 años de oposición a la dictadura, 20 años de gobierno de la Concertación. La historia nuestra es muy honorable. Ahora, si a mí me dice uno de estos jóvenes que la Concertación está muerta, no haría escándalo. No soy un nostálgico de la Concertación. Creo que la Concertación está superada, no por fracasada sino porque lo hizo bien. Cumplió. Le trajo al país prosperidad, estabilidad, justicia, democracia, derechos humanos. Nada a cien por ciento, pero nuestros críticos a veces se ubican entre los partidarios de dictaduras de 50 años que no han tenido ningún éxito en materia de libertad, de democracia y de derechos humanos. Son muy de doble estándar.

EL ESPÍRITU REFORMISTA
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¿La desaceleración económica le dio un golpe importante al gobierno de Bachelet?
-El gobierno subestimó la gravedad del frenazo que venía y eso fue un error. Pero también es cierto que esto no es predominantemente el resultado de una política de ella: es el mundo entero que se frenó. Pero esto es una discusión académica. Los chilenos cuando tengan un 5% de inflación, empiece a subir el desempleo y haya una tasa de crecimiento del 2%, se van a ver golpeados.

¿El ímpetu reformista con que llegó Michelle Bachelet está teniendo un estancamiento?
El problema de este gobierno fue que no supo limitar sus reformas a las tres fundamentales: tributaria, educacional y política. Quien tiene veinte prioridades no tiene ninguna.

¿Pero hay un estancamiento en el espíritu reformista?
Más que estancamiento, creo que lo que se necesita es orden, alguien que diga vamos con estas tres reformas y después vamos con otras.

Se ha hablado mucho de un eventual cambio de gabinete.
-No creo que sea ese el tema.

¿Cuál entonces es es el tema?
Este gobierno tenía una gran virtud: una agenda clara que hasta los niños la repetían. Ha habido una acumulación innecesaria de reformas y quien dice reformas, dice conflictos: no hay reformas sin conflictos.

Dónde harías tú el ajuste.
-Sería mucho más estricto en determinar las prioridades y fijar la agenda. Si este gobierno deja encausada sus tres reformas fundamentales, le habría hecho un gran favor al país.

¿Quién debiera marcar la agenda?
-Primero que nadie la Presidenta.

¿Y después?
-Pero si este es un sistema presidencial. La última voz de esta materia es la Presidenta. Ella es la que marca el rumbo, la que tiene el timón, la última palabra.

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