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Mundo

23 de Octubre de 2014

Funado: Entérate por qué a veces te bajoneas después de un orgasmo

A más de alguno le ha pasado que inexplicablemente se siente triste después de haber tenido un orgasmo. Esa funada sensanción tiene un nombre: disforia poscoital, como la llaman los expertos en el tema. Si haz sentido esto alguna vez, déjanos decir que no estás solo, porque incluso las primeras referencias de esto se remontan al Imperio Romano, cuando en el año 150 d.C, el médico galeno escribió: “Después del coito, todos los animales entristecen a excepción de la hembra humana y el gallo”.

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Orgasmo YT

Este fenómeno, que ocurre en ambos sexos, no debe confundirse con el síndrome post orgásmico (POIS, por sus siglas en inglés), un trastorno muy poco común que puede producirse por falta de progesterona, alergia al semen, etc.

El sitio Vice habló con el siquiatra londinense Anthony Stone, quien declara que esa mala sensaciòn podría deberse a una pérdida del sentido de propósito, al menos para los hombres.

Cuenta que “cada vez que viene un cliente para hablar de sexo, me viene a la cabeza la palabra poder. Por lo general, el poder del hombre se manifiesta en todo su apogeo durante el sexo. Basta fijarse en los chicos jóvenes y en sus ritos de seducción, en los que enseñan su plumaje como pavorreales. Después del sexo, el hombre puede sentirse impotente, una fuerza consumida que ha perdido la capacidad de fecundar. En algunos casos, estos síntomas se desarrollan en forma de depresión o incluso deseos de morir; en otros casos, se refleja en un sentimiento de pérdida de la masculinidad”.

Freud también podría explicar lo que ocurre después de un orgasmo. El filósofo estudió el deseo sexual del ser humano, donde concluyó que ese voraz apetito sexual podría deberse a que el coito ayuda a evadir la soledad inherente a la existencia humana, ya que mientras se tiene sexo, una persona se encuentra literalmente dentro de otra. Así, después de terminar el acto sexual, uno se da cuenta de que, a pesar de todos los besos y caricias, sigue estando solo.

Stone asegura que “la base de todo es la pérdida. La vida consiste principalmente en vivir y en morir, en decir hola y adiós, en nacer y desaparecer, y nuestro bienestar depende en gran medida de nuestra capacidad de gestionar estas transiciones”.

“¿Te sientes melancólico cuando termina una película increíble y desearías que no se acabara nunca? Nada es para siempre. Estamos constantemente enfrentados a la amenaza de nuestra propia muerte”, declara.

Dušan Potkonjak, especialista de siquiatría del Hospital Goodmayes, en Londres, pensó en el tratamiento que debería recibir una persona con este problema. Aclara que “la reacción humana no es segmentaria”. “Yo analizaría el historial completo de las relaciones sexuales de un paciente y el patrón que siguen sus relaciones con otras personas. Nuestra capacidad de entablar relaciones íntimas puede verse afectada negativamente si nuestras primeras experiencias fueron humillantes o si sufrimos un rechazo. Es similar al condicionamiento pavloviano”, explica.

Esto no significa necesariamente que las personas que sufren ese fenómeno hayan tenido una historia humillante. “Cada ser humano es totalmente distinto y acumula experiencias y vínculos diferentes. Durante un encuentro se producen todo tipo de reacciones inmediatas ante las personas, tanto a nivel consciente como inconsciente. Siempre creamos vínculos a partir de nuestros recuerdos, lo que puede complicar el presente”, dice.

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