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Cultura

28 de Octubre de 2014

Columna: Solo de Provincia

Humillaciones no es uno de los libros corrientes de Mellado. Hay como de costumbre cuentos muy buenos, como “Teoría de la gestión”, “Edi Yonki” y “Charly”, donde se imbrican la maledicencia y la tristeza con grandes resultados. Pero en general se extraña la energía demoledora que estaba detrás de Ciudadanos de baja intensidad, La hediondez o El informe Tapia.

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No hace mucho escribí que la prosa de Mellado, tal como la de Lemebel o la poesía de Lihn, invitaba a la imitación. A uno de los comentaristas en la web de la revista, uno respetable (una rareza), le pareció que en esa tríada Mellado era un aparecido. Que no correspondía, que era un error de marca mayor, una desvergüenza y hasta una señal de mal gusto. Que sirva como introducción: no solo sigo pensando lo mismo, sino que con cada nuevo libro me convenzo más de la importancia de Mellado. Pocos, muy pocos escritores en Chile desmontan con tanta picardía la institucionalidad chilena post-dictadura sin arroparse en las banderas banales del progresismo latinoamericano de izquierdas. Con esas banderas apestosas a leche agria nada se puede hacer. Lavarlas es perder el tiempo.

Dicho esto, Humillaciones no es uno de los libros corrientes de Mellado. Hay como de costumbre cuentos muy buenos, como “Teoría de la gestión”, “Edi Yonki” y “Charly”, donde se imbrican la maledicencia y la tristeza con grandes resultados. Pero en general se extraña la energía demoledora que estaba detrás de Ciudadanos de baja intensidad, La hediondez o El informe Tapia. Los blancos son los mismos (los funcionarios culturales de provincia, los poetas, Valparaíso, los biempensantes y los homosexuales, entre otros), pero la melancolía parece ganarle a la mordacidad. Aunque quizás no es melancolía propiamente, sino algo como la felicidad del resignado. No lo sé. Como sea, en “El soldado” Mellado se apropia de Rip Van Winkle y lo mete en un batallón hacia finales de la Guerra del Pacífico y el desenlace, fantástico, es tan feliz y tan melancólico a la vez que parece sacado del sombrero de otro escritor.

“Archivo escolar” es un relato nostálgico, un recordatorio de la vida antes de la derrota. “Capital semilla” narra la pugna entre unos emprendedores viñateros y el gobierno provincial, y como siempre gana el poderoso. “Edi Yonki” es muy divertido y se burla con descaro y finura de la constante presencia de las drogas en la literatura chilena contemporánea. Y ya era hora que alguien lo hiciera. Últimamente, los narradores chilenos parecen escritores gringos que querían ser todos como Jim Morrison o, como mucho, Walter White.

Título curioso que eligió Mellado. Las pamplinas y galimatías que suele parodiar pertenecen a la retórica posmo, para la que clarificar el lenguaje consiste en cascarle un huevo encima. La humillación probablemente alcanzó su punto más alto de desarrollo literario en Dostoievski, y los protagonistas de Mellado son un poco como Raskolnikov: humillados por la historia primero, que truncó su adolescencia; humillados por la recuperación de la democracia, que creó una casta de funcionarios culturales y artistas, operarios, cuyas metas son la respetabilidad y un cargo público, cualquiera; humillados, porque no son héroes ni superhombres, porque viven de las migajas que quedan entre el mercado y el Estado. Humillados, en último término, porque las aspiraciones de la izquierda se fueron a la cresta y porque los aspirantes se convirtieron casi todos en gatos de chalet que defienden su territorio con las malas artes felinas. El título es curioso y redundante porque buena parte de obra de Mellado se trata en cierta forma de la humillación.

Santiago es un tumor inextirpable. Sólo de las provincias, piensa Mellado, se puede obtener algo. Un refugio, una comunidad de artistas hermanados por el resentimiento a lo capitalino, una existencia modesta, pero nunca plácida del todo, porque la burocracia provinciana existe y es tan mierdosa como la burocracia central. La irremontable soledad del proyecto de Mellado puede conducir a la tristeza. Es uno de los costos de reformar la provincia. Humillaciones me parece su libro más triste.

Humillaciones
Marcelo Mellado
Hueders, 2014, 120 páginas

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