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Nacional

28 de Octubre de 2014

Gabriel tiene dos papás (y es feliz)

Durante seis años, Gabriel (15) y su hermano Alexis (23) vivieron con su papá César Peralta y su pareja Hans Arias. La relación terminó a principios de este año, pero ambos crecieron teniendo dos papás, y se declaran felices y heterosexuales. "No somos una familia de segunda clase, somos como cualquier familia", dice Gabriel.

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Cuando César Peralta Wetzel les contó a sus hijos Gabriel (15) y Alexis (23) que era homosexual, los niños lo observaron sin asombro.

Fue en el año 2008. Tras 16 años de matrimonio, Peralta se había divorciado de su esposa -es la única relación con una mujer en la que se ha involucrado- y obtenido la tuición de los muchachos, por lo que debía trasladarlos a vivir con él y su pareja de la época, Hans Arias. Gabriel en ese entonces tenía 9 años y al escuchar a su papá pensó en los detalles que antes había pasado por alto y que súbitamente adquirían un significado.

-De partida, a mi papá siempre le gustó la Madonna, siempre. La escucha un montón. También a Shakira y Ricky Martín, de hecho en el último concierto gritó y gritó con Ricky, entonces cuando me lo contó pensé “ya lo sabía”. No era sólo eso. Se le notaba en los gestos y en la relación con mi mamá, donde no se veía feliz. Cuando se separaron empecé a ver que se reía más, que estaba más contento y cuando nos fuimos a vivir con su ex, bueno, entonces tuve dos papás y ya-, cuenta Gabriel en la casa de sus abuelos en La Florida.

César y Hans -quienes se separaron a principios de este año-, fueron la primera pareja chilena en demandar al Estado por matrimonio igualitario ante la Corte Interamericana de DDHH en el año 2010. Desde ese minuto, la vida de Gabriel y de Alexis ha estado de alguna forma expuesta en los medios de comunicación. Y eso es, afirman los dos hermanos, lo único “raro” o “anormal” de una historia que, como la del cuento “Nicolás tiene dos papás”, se sustenta en el amor y el respeto.

COMO CUALQUIER FAMILIA
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Si hay algo que César aprendió tras su matrimonio, es que en su nueva vida nunca más iba a ocultar quién era. Y así lo hizo.

-Mi hijo en esa época estaba en un colegio de la fundación Belén Educa, el Cardenal Raúl Silva Henríquez de Puente Alto, y apenas me fui a vivir con los niños, dije: soy homosexual, vivo con mi pareja, soy activista y necesito el respaldo de ustedes. Había, por supuesto, personas que tenían dudas y uno les explicaba. Me preguntaban, por ejemplo, cómo lo hacía yo para tener relaciones sexuales con mi pareja y yo les decía “¿Cómo lo haces tú? ¿Tienes relaciones en el living cuando tus hijos están viendo tele? Yo no”. Me impresiona como la UDI, RN y otros lo llevan todo al sexo, creen que uno vive teniendo sexo y no es así. El cuento de Nicolás no es un cuento de sexo, es un cuento sobre cómo ese niño se siente amado y protegido y eso mismo es lo que yo le he dado a mis hijos-, narra César.

Gabriel lo respalda. Afirma que hace cuatro años sufrió bullyng “porque mi papá era gay, pero sobre todo porque en el año 2010 nosotros salimos harto en la tele y yo me hacía el bacán con eso”. Después de ese episodio, se cambió de establecimiento educacional al Le monde School y modificó también su actitud.

-Ahora salgo con la frente en alto porque mi papá es gay y nadie puede cuestionarle nada. En cuanto llegué a mi nuevo colegio dije: “Soy Gabriel Peralta, mi papá es gay y vive con su pareja, yo vivo con ellos y esa es mi historia. Probablemente salga en la tele por eso y ya”. Me han preguntado cómo es la convivencia con ellos y les he explicado que somos una familia normal: nos amamos, tenemos a veces diferencias, salimos juntos y nos queremos. No somos una familia de segunda clase, somos como cualquier familia-, dice Gabriel.

El quiebre con Hans, y la nueva relación de su padre con Cristian -con quien pololea hace unos meses-tampoco significó un trauma para Gabriel.

-Vivimos seis años los cuatro con Hans y estuvo muy bien, pero de la puerta de la pieza de mi papá para adentro, yo no me meto. Los partidos políticos como la UDI asumen que vivo en un ambiente sumamente sexuado y no es verdad. Nunca he visto a mi papá teniendo sexo, sería absurdo. Sí he visto muestras de afecto, como las de cualquier familia, y con sus dos parejas yo he aprendido mucho. Me gusta vivir con él y con quien el elija.

Gabriel también desmitifica que el convivir con una pareja homosexual implique modificar o influir en la orientación sexual de un menor.

-Soy heterosexual. Uno nace con su orientación sexual, mi papá vivió 16 años con mi mamá, pero siempre supo que era gay. Yo me proyecto en una relación con una mujer, no con un hombre- recalca.

SER FELIZ
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Alexis trabaja en un empresa de tecnología. Se independizó a fines del año pasado y vive desde hace unos meses con su polola. Antes de eso, vivió toda su adolescencia con su papá y su pareja, Hans, quien fue “mi otro papá”.

Recuerda que jamás cuestionó a César por su condición sexual.

-Para mí eso no fue ni es nada importante, no me afectó que mi papá fuera gay como no me habría afectado que fuera heterosexual. Llegué en tercero básico a mi ex colegio y siempre tuve los mismos compañeros, crecimos juntos. Cuando yo tenía 15 años, uno de mis amigos se asumió homosexual, y aprendí del tema. Y empecé a cachar algunas cosas de mi papá, la forma de hablar, de vestirse. Entonces cuando me dijo que era gay, ya lo sabía y le dije “mira viejo, si te sientes bien, si eres feliz, bien por ti”.

Alexis sostiene que con César siempre han sido “súper amigos, mi primer cigarrillo me lo fumé con él. Conversábamos mucho. Siempre les contaba a todos que tenía dos papás, nunca mentí en nada”.

Y cuenta que sólo una vez sintió cierto recelo de su entorno por su papá. “Hicimos el programa Adopta un Famoso y salimos con Renata Bravo. Le avisé a mi jefe por cualquier cosa. Mis compañeros son buenos para bromear y en la pega hay un compañero gay, y me junto con él harto, más que con el resto. Entonces salió el programa y empezaron: “ay, es que voh también soy gay” y otras cosas parecidas. Una tarde los paré. Les dije: yo no soy gay, si me junto con el Mauri es porque me cae bien, no porque me lo esté comiendo. Sáquense ese prejuicio tan básico de que si uno tiene un amigo gay es porque es homosexual”, destaca.

Gabriel complementa que lo más relevante es que, como ambos han sido “bien cuidados, bien protegidos y somos felices”, nunca han tenido miedo de contar cuál es su situación.

-A mi andante le dije desde un principio: tengo una familia normal, vivo con mi papá y su pareja y si a ti no te gusta, sorry, pero ese es el pack.

Para César, el cuestionamiento a las familias homoparentales o lesboparentales obecede “a la ignorancia y el prejuicio de la religión”.

-Y es bien raro el tema de la religión, porque Dios ante todo es amor, no prejuicios. Mis papás son súper católicos y ellos fueron apoyados por su parroquia, que es donde me casé y bauticé a mis hijos. El sacerdote con que ellos hablaron les dijo que tenían que quererme y apoyarme, y a esa Iglesia yo entro con mi pareja tomado de la mano. Eso es lo que pasa en las parroquias y las capillas chiquititas, donde hay sacerdotes acogedores y jóvenes, que no están ni cerca de lo que dice Ezzatti u otros jerarcas.

También cuestiona que figuras de la derecha se arroguen la capacidad de juzgar.

-Desconocen lo que somos las familias homoparentales, no lo saben, asumen situaciones. Andrea Molina, por ejemplo, fue una actriz súper sexuada, que aparecía casi desnuda en televisión y nadie la juzga por eso, que sí es muy sexuado. El hijo de Carlos Larraín atropelló a una persona, se arrancó y la persona murió. Eso lo encuentro pervertido.

César afirma que “uno tiene hijos no para que sean heterosexuales u homosexuales, sino para que sean felices” y reafirma la “normalidad de amar”.

Gabriel sonríe y confiesa su único y gran trauma:

-Es con las sicólogas de los colegios que siempre creen que cualquier problema que tengo es porque mi papá es gay. Si alguna vez lloro, me preguntan si tengo depresión porque mi papá es gay, y la verdad es que no, si lloro es porque tengo un problema puntual, romántico o algo así. A mí papá yo lo amo y soy feliz con él.

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