Padre de estudiante secuestrado en México: “Quizás al gobierno le convenga mejor tenerlos desaparecidos”

Fotos: Imágenes referenciales

Nardo Flores es el padre de Bernardo, estudiante normalista de Ayotzinapa que está desparecido desde el 26 de septiembre junto a 42 de sus compañeros. Nardo es campesino y vive en una casa de adobe. Ese día viernes su hijo llegó a Iguala junto a un total de cien jóvenes para continuar una antigua tradición: tomarse unos buses para llegar a Ciudad de México a conmemorar la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968. Era tan común la actividad que se les alertaba a los dueños o conductores de los buses y los entregaban voluntariamente.

Este año algo cambió y la policía municipal les bloqueó el camino. Abrieron fuego contra los buses ocupados por los estudiantes y seis murieron en el lugar. Otros 43 desaparecieron. Desde ese momento se encontraron fosas con cuerpos que resultaron no ser ellos, la policía federal se hizo cargo del caso deteniendo a los policías municipales acusados de haber entregado a los futuros profesores con grupos de narcotraficantes, un sicario de los Guerreros Unidos -un grupo guerrillero- dijo haber matado a 17 jóvenes cerca de las fosas, el alcalde de Iguala y su esposa se fugaron y aún no hay señal de ellos, el líder máximo de los Guerreros fue detenido y dijo que los estudiantes -o algunos de ellos- eran miembros del grupo guerrillero enemigo, un grupo de peritos argentinos llegó a apoyar la labor de sus pares mexicanos y, el pasado miércoles, los padres finalmente se reunieron con el presidente Enrique Peña Nieto. Se negaron a irse hasta que el mandatario firmara sus petitorios que incluían apoyar a las familias de los asesinados y comprometerse con la búsqueda de los desaparecidos no como asesinados, sino como secuestrados que podrían estar vivos, porque como dice Nardo desde México en entrevista con The Clinic Online: “La esperanza, la fe, nunca se muere”.

Al final de esa reunión se suponía que Peña Nieto y los padres saldrían juntos a entregar declaraciones a la prensa. El presidente, sin embargo, apareció solo diciendo que se haría justicia y comprometiéndose con la búsqueda. Los padres, en una pequeña sede del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, declararon que no hay confianza en el Estado.

¿Salieron conformes de la reunión con el presidente?
Pues mira, conforme, conforme, pues no. Porque los resultados han sido los mismos. Lo que nosotros esperamos es una respuesta contundente de que nos digan que han aparecido nuestros hijos.

Ha pasado más de un mes sin noticias de su hijo y los demás estudiantes. ¿Cree que se ha demorado la búsqueda?
Pues sí, nos parece que está siendo una búsqueda lenta. Creemos que se debe apresurar más la búsqueda, tanto la Procuraduría General de la República (la fiscalía), como la policía federal. Deberían estar haciendo rastreos en el campo.

Hasta ahora los esfuerzos se han concentrado en identificar los cuerpos de las fosas, ¿no?
Mire, así como usted me dice, el gobierno no más se ha enfocado en buscar en fosas, pero ahí se contradicen incluso. Este Murillo (titular de la Procuraduría) ha dicho que las primeras fosas los cuerpos no pertenecen a los estudiantes, sin embargo nosotros estamos esperando los resultados de los peritajes argentinos.

¿Le creen a las investigaciones cuando hablan de la identidad de las personas en las fosas?
Pues mire, al fondo no le creemos, porque nosotros pensamos de que están justificando. Para mí están haciendo teatro nada más para darle a conocer al mundo, a la ciudadanía que están trabajando, pero en sí no estamos conformes con los trabajos que se han realizado. Como nosotros decimos, la confianza se la vamos a dar hasta que haya resultados.

Ahora se sabe que en Iguala había problemas de corrupción y violencia. ¿Cree que llega muy tarde el interés en este problema?
Pues mire, lo que sabemos de que están corrompidos la policía municipal, el Estado. Tenemos información de que habían quejas de antes de personas desaparecidas y nunca les hicieron seguimiento a los casos. Eso quiere decir que hubo complicidad entre los organismo de gobiernos.

Dimitió gobernador, ¿los deja eso más satisfechos?
No, no nos resuelve nada el hecho de que haya entrado otro gobernador. De hecho fue lo mismo, ellos mismos lo pusieron yo creo que para apaciguar las cosas, pero eso para nosotros no funciona porque finalmente los resultados siguen siendo los mismos. A nosotros no nos aclara nada esto de que él haya renunciado.

¿Bernardo sabía que corría algún riesgo al ir a Iguala?
No, la verdad no, yo hablé con él el 13 de septiembre acá en la escuela y nunca me comentó nada de que corría peligro. Si ellos hubiesen visto que corrían peligro hubieran protegido su vida, ¿no?

Sidronio Casarrubias, líder de los Guerreros Unidos vincula a los jóvenes con grupos guerrilleros.
Según las declaraciones del máximo mandatario de Guerreros Unidos, vincula a los alumnos con un grupo, pero no tenemos la copia del expediente de lo que está diciendo este delincuente, porque finalmente es un delincuente. No puede ser que le crean más a un delincuente que a los propios estudiantes. Nosotros sabemos que eso es mentira, nuestros hijos vinieron a estudiar. Y conocemos a nuestros hijos. Estamos pensando de que la PGR quiere justificar a los policías, para de alguna manera pues darle la libertad o justificarlos de que tuvieron que disparar. Y pasó lo que siempre pasa, que los ponen en libertad y nunca hacen justicia.

¿Es común esa falta de justicia?
Claro que sí, el 12 de diciembre de 2011 tuvimos a dos muchachos que murieron en una manifestación que estaban haciendo en una carretera. Tuvieron a los responsables dos años en la cárcel y después el gobernador les otorgó la libertad absolutoria. Eso ha estado pasando frecuentemente.

Hay también un sicario de Guerreros Unidos que dijo haber matado a 17 jóvenes.
La esperanza, la fe, nunca se muere. Se mantiene hasta el final. Nosotros creemos que es una guerra psicológica que estamos sufriendo. No podemos creer en las declaraciones de un delincuente y tal vez es para torturarnos psicológicamente. Mientras no tengamos los dictámenes periciales de los argentinos, no vamos a creer otra cosa.

¿Tienen alguna teoría de dónde podrían estar?
La verdad no, no podemos saber donde están nuestros hijos pero el gobierno tiene la obligación de encontrarlos. Estamos exigiéndole al gobierno. No vamos a parar hasta que encontremos a nuestros hijos. Quizás al gobierno le convenga mejor tenerlos desaparecidos que entregárnoslos, pero de alguna u otra manera nos los tienen que entregar.