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Nacional

23 de Noviembre de 2014

La verdad incómoda que Carlos Peña pone sobre la mesa: Los promotores de la reforma educacional tienen a sus hijos en colegios de élite

"La reforma escolar no es, pues, ningún asalto utópico, ninguna ofensiva ideológica, ningún momento epifánico, ninguna lápida al capitalismo. Es una reforma que restaura, no una revolución que inaugura", plantea el rector de la UDP.

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carlos peña A1

“Cuando sea interpelado, el ministro deberá responder una sola pregunta. Si el lucro es malo, si la selección es mala, si el copago es malo, ¿por qué entonces no se suprime la educación particular pagada, esa donde él, la Presidenta y los promotores de la reforma envían a sus hijos?.

Así aborda, en su habitual columna de El Mercurio, Carlos Peña, la álgida discusión de la reforma educacional, poniendo sobre la mesa un tema incómodo, que no se toca en el proyecto que impulsa el ejecutivo.

Porque el rector de la UDP plantea que pese a que la reforma mejorará la educación municipal, pues “en un sistema sin selección, sin copago y sin lucro, todos los proveedores estarán sometidos a un mismo régimen público mínimo, competirán entre sí y dependerán de la elección de los padres”,  después habrá malas noticias que habrá que dar, y eso es “que tendremos una sociedad que trata con igual dignidad a todos, en realidad no a todos: a casi todos”, y eso es lo que quedará sin explicación.

Con esa última frase se refiere a que la educación pagada seguirá siendo un opción para la élite, para la clase dirigente, no sólo de derecha.

Consejos al ministro

“El ministro debiera abandonar la tentación de hacer metáforas, analogías o paralelos. Ese tipo de giros retóricos, para los que carece de todo talento, según él mismo se ha esmerado en demostrar, favorecen los desplazamientos de significado y echan aire a la llama del malestar. El ministro debiera recordar una verdad sencilla: él no es una personalidad, sino un funcionario”, le recomienda Peña ya enfocado en lo que sí saldrá de la reforma, agregando además que lo que debe hacer el cuestionado secretario de Estado es explicar los fundamentos de esta reforma, que restaura no revoluciona.

“La reforma tiene por objeto recuperar la fisonomía que históricamente tuvo la educación chilena: un sistema mixto con predominancia estatal en todos sus niveles, desde el sistema escolar a la educación superior. Ese fue el sistema que generaciones construyeron en el período que media entre 1920 y 1973. La reforma escolar no es, pues, ningún asalto utópico, ninguna ofensiva ideológica, ningún momento epifánico, ninguna lápida al capitalismo. Es una reforma que restaura, no una revolución que inaugura”, opina el columnista.

 

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