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Mundo

3 de Diciembre de 2014

Pepe Mujica, ídolo y sabio: “El mundo está loco porque le sorprende lo normal”

El carismático presidente de Uruguay que se aproxima a abandonar su mandato asegura que su manera de vivir es la misma que de la pueblo de su país, y que es algo que todos los gobernantes deberían hacer.

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A José “Pepe” Mujica, el carismático presidente de Uruguay que está próximo a abandonar su mandato (1 de marzo de 2015), no termina por convencerlo que lo llamen “el presidente más pobre del mundo”.

“Eso me preocupa bastante, me preocupa por como anda el mundo”, le dice a BBC Mundo al abrirle las puertas de su chacra.

“¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? Que vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal”, analiza Mujica.

El Mandatario asegura que vive como la mayoría de su pueblo y que “los gobiernos, los presidentes, se deben de expresar en toda la tonalidad de su vida, en su lenguaje, en su modo de ser, en su modo de vestir, en las relaciones públicas, como vive su pueblo”.

Según BBC la chacra de Mujica es un museo desordenado, una exhibición de las memorias del presidente saliente de Uruguay, que dice que más que una vida ha tenido una peripecia, lo que refleja su forma de enfrentar la existencia desde su cargo.

Durante los últimos años cientos de medios extranjeros han llegado a uruguay intrigados por la vida del que ha sido bautizado como “el presidente más pobre del mundo”.

A sus 79 años, Mujica ha conocido al Che Guevara, a Mao Zedong y a Barack Obama y también a personas de otros áreas de la vida como Ricky Martin, Calle 13 o Aerosmith.

Por eso, y por su manera austera de ser, es que hasta sus mayores críticos reconocen que en cinco años ha ayudado a poner en el mapa a Uruguay.

También lo ha ayudado a ese posicionamiento la aprobación de leyes pioneras en la región como la del aborto, el matrimonio igualitario o la regulación de la marihuana.

En todo caso, Mujica tiene claro que su apariencia y forma de entender la vida, tan comentada dentro y fuera del país, es a la vez una herramienta política tan valiosa como las mayorías parlamentarias o la capacidad de negociación.

“La imagen tampoco es gratis, (la austeridad) es una manera de luchar por el republicanismo en la época que nos toca vivir”, dice.

“Esto no es casual, ni tampoco es una pose. Yo no hago otra cosa que vivir como vivía hace treinta años cuando vine acá (a la chacra)”, asegura.

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