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Nacional

22 de Diciembre de 2014

Los años de encierro de Tania González

El próximo 30 de diciembre Tania González Correa, la profesora que se hizo pasar por médico cirujano e impartía clases a estudiantes de Enfermería en la Universidad del Mar, cumplirá dos años en prisión preventiva por ser considerada "un peligro para la sociedad". Durante ese tiempo, ganó un concurso literario, aprendió a hacer cestas de crinn de caballos e hizo clases de "preuniversitario" para sus compañeras que rindieron hace unas semanas la PSU. Esta semana termina el juicio que busca condenarla a otros 9 años en reclusión.

Por

Tania González A1

Este 2014, tras cumplir poco más de un año recluida en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, Tania Aliocha González Correa volvió a hacer clases. Alentada por sus compañeras de reclusión, la falsa médico de la Universidad del Mar organizó un preuniversitario informal para las reclusas al interior de la cárcel de mujeres.

La mujer, que en los próximos días cumplirá dos años interna en el módulo de “Custodia Directa” de ese penal -donde comparte con otras reclusas como María del Pilar Pérez (La Quintrala) y Jeanette Hernández (madre de los hermanos Rojo), entre otras- volvió así a la única profesión por la que realmente está facultada, con su título de Profesora de Educación Básica con Magíster en Gestión y Política Educacional.

Así, quien fuera jefa de la carrera de Enfermería y luego del Área Salud de la sede Maipú de la U. del Mar, comenzó a “retribuir” el daño realizado tras hacerse pasar como enfermera y doctora ante estudiantes de enfermería y pacientes de diversos centros de atención pública y privados.

“La promesa carcelaria”

Apenas comenzó el juicio oral en su contra, el lunes pasado, Tania se declaró arrepentida por lo que había hecho y pidió perdón a su familia y a todos a quienes hubiera causado daño. Es un arrepentimiento genuino, según su defensa, luego permanecer recluida en la cárcel de mujeres desde fines de diciembre del 2012.

Llegó ahí tras perder el beneficio de arresto domiciliario, luego de ser sorprendida violando esa condición, el 30 de diciembre de ese año. Y si bien, en los primeros meses cayó en una dura depresión, que la hizo perder varios kilos, con el correr de los meses logró adaptarse y desarrollar una conducta más positiva.

“Como toda persona que nunca espera estar en la cárcel, lo primero fue muy complejo, aprendiendo de los códigos y el lenguaje carcelario, pero después comenzó a participar en diversos talleres y a asimilar lo que estaba ocurriendo”, dice Patricio González Ribot, uno de los defensores de Tania del estudio Moya & asociados.

Y eso se demuestra, según el mismo abogado, en las diversas actividades que ha realizado al interior del recinto donde ha destacado por su participación en talleres de cestería, arte y narrativa. Así escribió “La Promesa Carcelaria”, cuento con el que incluso llegó a ser seleccionada para una recopilación de trabajos de reclusas de diversas partes del país que se editó con apoyo del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura 2013.

“Soledad… era su nombre. Mujer con experiencia carcelaria, de baja estatura, con rasgos toscos, pelo largo, negro y liso, le decían la india (…)”, comienza el texto, que relata una historia de amistad entre dos reclusas, una delincuente que cumple varias condenas por narcotráfico y otra que cumple una condena menor y logra salir en libertad.

En el texto se pueden interpretar varios guiños al proceso que vive la propia Tania González, utilizando el lenguaje típico de “la cana” y dando a entender que la ex doctora falsa es una de las protagonistas. “Te irá bien cabra, escucha bien lo que voy a decir, no lo repetiré, la vida no es una profesión, un auto, una casa, una linda ropa. La vida es vivir el día a día, como si fuera el último, debes buscar que es lo que te hace realmente feliz y luchar por eso” (sic).

Libertad rechazada

Junto a su participación narrativa, González también ha destacado en otros talleres al interior del CPF de San Joaquín. Durante estos años, además de las clases a las internas que se preparan para rendir la PSU, participa activamente del Coro de la Capilla interna, y ha integrado cursos de Formación de Aprendices en Cestería en Crin de Caballo, con la Fundación Artesanías de Chile, talleres de pintura y arte y un taller de orientación contemplativa, con buenas calificaciones.

Aún así, a la ex jefa de Enfermería de la U. del Mar no todo le ha salido bien. En total, han sido seis las ocasiones en que su defensa ha pedido la libertad, pero ninguna de ellos ha llegado a puerto, a pesar del “Muy buen comportamiento” que declara el Alcaide subrogante, Ibis Recabal González, en uno de sus informes. Tania, a pesar de todo lo anterior, sigue siendo considerada “un peligro para la sociedad”.

“Para la familia fue bastante duro. El círculo familiar la cercó al ver lo que había ocurrido y su reacción inicial. Por eso sus padres, hermanos y su hija nunca dejaron de asistir a las visitas. Además, hasta el día de hoy han concurrido periódicamente a las audiencias del juicio oral”, añade su abogado.

En efecto, sus padres han estado presentes desde el lunes en el sexto piso del Edificio D del Centro de Justicia. Su padre, incluso, aprovecha el tiempo para leer el Código Civil durante las jornadas. Eso sí, este último no ha querido dar opiniones al respecto y sólo se ha limitado a decir que está ahí para velar por los Derechos Humanos de la acusada y para que quede claro que su hija no es una asesina, como aseguran se dijo cuando estalló el caso.

Pero además, la preocupación de la familia ha sido constante por la hija que tienen en común con el otro acusado, el también médico falso que atendió a más de 7.200 personas trabajando para HELP, Héctor Letelier Pantoja. Eso, añadido a la separación que sufrió durante su encierro con Richard Arredondo, pareja con la que convivía cuando se descubrió su engaño.

Según la información de sus cercanos, Arredondo, quien también hacía clases en la escuela de Enfermería de la U. del Mar, estuvo complicado por su vinculación al caso, dado que la Fiscalía también lo investigó -junto a otros cinco profesionales de la sede Maipú de ese plantel- por la posible adulteración de títulos.

Celdas frías

Con todo, luego del reconocimiento de todos los delitos que se le imputan, la defensa apela a comprobar que Tania González no fue quien adulteró los certificados de títulos y que esa responsabilidad recae en Letelier Pantoja.

De esa forma, sumado a la irreprochable conducta anterior, podría significar una pena más baja de la que pide la fiscalía, de 11 años y un día por los tres delitos que se le imputan. Pero todo indica que tendrá que volver a las “celdas frías y muros altos de cemento” que describe en su cuento.

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