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Poder

22 de Enero de 2015

Columnista del diario El País: “Para un chileno no hay peor pesadilla que un Papa argentino abogando por los bolivianos”

En una publicación del periódico español, Carlos Pagni asegura que en Chile se teme que Bergoglio tome partido por la causa marítima boliviana, eventualidad que cree cierta al ofrecer "un formato David vs. Goliat frente al cual el Papa siempre queda fascinado".

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ÚLTIMA AUDIENCIA GENERAL DE PAPA ANTES DEL RETIRO ESTIVAL

Carlos Pagni, columnista del diario español El País, abordó las declaraciones del presidente de Bolivia sobre la solicitud que el Papa Francisco le habría hecho de información sobre el reclamo para obtener una salida al mar en Chile, asegurando que “detrás de esta tensión se perciben varios signos de estos tiempos”.

En el marco de lo que calificó como “uno de los innumerables conflictos limítrofes entre los países surgidos del derrumbe del imperio español”, el columnista asegura que el canciller Heraldo Muñoz, “debilitado por un escándalo de financiamiento electoral, se sobresaltó con las declaraciones de Morales en Roma”, dado que “para un chileno no ha de haber peor pesadilla que la aparición de un Papa argentino abogando por los bolivianos”.

“La infidencia de Morales no mereció comentarios de la Santa Sede. Pero el contexto la vuelve verosímil. Bergoglio está exhibiendo una inclinación irrefrenable por la política internacional. Apenas fue elegido Papa, pensó en resolver el conflicto de Uruguay con la Argentina por la instalación de unas pasteras frente al río que separa ambos países. En esa controversia ya se quemó los dedos el rey Juan Carlos. Del tanteo papal no se supo nada más”, señala el texto.

En esa linea, plantea que “los chilenos temen que sea el molde de una intervención en su enfrentamiento con Bolivia”, eventualidad que cree cierta al ofrecer “un formato David vs. Goliat frente al cual el Papa siempre queda fascinado”.

“Entre los diplomáticos de Bachelet hay un presentimiento más difícil de expresar: que en la interioridad del Pontífice siga palpitando aquel jesuita politizado, afín al nacionalismo peronista, que en los años setenta citaba el encierro boliviano para ejemplificar la opresión que ofende al mundo”, añade el columnista.

Para Pagni, en ese escenario “el Pontífice renovará la simpatía de la izquierda populista latinoamericana, que ve el conflicto entre Bolivia y Chile como el último muro a derribar”.

“En 2003 Hugo Chávez ofendió a Lagos diciendo que soñaba con bañarse en una playa boliviana. Pero la tensión limítrofe simboliza otra discordia. Morales ha dicho que sólo admitirá que Bachelet es socialista si abandona la Alianza del Pacífico. Y su vicepresidente, Álvaro García Linera, describe esa asociación entre Chile, Perú, Colombia y México como ‘la represalia de los Estados Unidos por la nueva autonomía regional’. Bachelet, en un movimiento involuntario, parece representar el papel que le asignan en Bolivia. Antes de reunirse con sus embajadores evaluará en Filadelfia el tratado de libre comercio con los Estados Unidos. Un viaje dedicado a las fobias de Morales”, concluye.

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