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Opinión

2 de Febrero de 2015

Juan Villoro y la tragedia de México: “Si no comienza a depurarse, esto va a estallar”

En una de sus novelas, el escritor mexicano definió su tierra como "ese país desgarrado, que reía mejor en los velorios". A cuatro meses de la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, afirma que la realidad hoy es aún más cruel "porque la incertidumbre es mucho peor que la tragedia (...) México está más allá de la tragedia de los velorios, está en una situación de absoluto desconcierto" y agrega que se está ante un Estado "prácticamente al margen de la legalidad". También habla de la literatura y de cómo "si la gente es lúcida y tiene sentido del humor sobrevive".

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
Por

juan villoro efe
Para un lector voraz como el escritor mexicano Juan Villoro lo que mejor refleja las falencias del Presidente de su país, Enrique Peña Nieto, es su fobia a las bibliotecas. El retrato que tiene de él lo resume en el ya célebre episodio de la Feria del Libro de Guadalajara cuando “fue incapaz de decir el nombre de tres libros”.

-Lo más grave es que sí hubiera sido capaz de decir el nombre de cincuenta telenovelas. Su inconsciente está hecho de telenovelas- remata.

Quizás por eso no le sorprende, aunque le indigna, la forma en que ha enfrentado Peña Nieto la tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa.

En Cartagena de Indias, donde participó del Hay Festival 2015 y presentó su obra teatral Conferencia sobre la lluvia, Villoro, maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, habla, rápido y sin pausas, del impacto de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala; de la violencia que amenaza con hacer estallar México, y del humor corrosivo de su amigo Roberto Bolaño.

En tu novela El Testigo hay una frase en que dices que México es un país desgarrado que ríe mejor en los velorios. Sin embargo hoy existe un duelo inconcluso: el de Iguala.
El sentido del humor en los velorios no niega el dolor, sino que trata de reconciliarse con él en forma crítica. Pero hay algo mucho peor que un velorio, que es una desaparición. Y ese es un tema que fue terrible en Argentina y ahora está siendo terrible en México, porque la incertidumbre es mucho peor que la tragedia. Para un padre no saber lo que pasó con su hijo, es aún peor que perderlo: México está más allá de la tragedia de los velorios, está en una situación de absoluto desconcierto, porque a cuatro meses de la desaparición de estos muchachos no hay una sola explicación oficial de los hechos, y así no se puede reír.

Se dio en estos días una explicación oficial a través de la confesión de un sicario…
Pero es una explicación incompleta. No se ha dicho “pasó esto y esto”. No se sabe dónde están los cuerpos, hay lagunas. No ha habido una sola explicación completa.

Y cualquier explicación que pudiera entregar el Gobierno tendría además vicios de credibilidad, ¿no?
Claro, porque la credibilidad está muy vulnerada, cualquier cosa que se diga no va a ser creída. Pero, aún así, esa hipótesis no se ha consumado: no sabemos cuál es la explicación del Gobierno.

Bolaño retrató en Los detectives salvajes y en 2666 un México corroído ya, hace más de diez años, por la violencia, ¿qué fue decisivo, crees tú, en este proceso?
Ha habido un proceso soterrado, que tiene que ver con la incapacidad que hemos tenido de vernos y entendernos a nosotros mismos. En los años ’70, cuando México daba refugio a muchos perseguidos políticos sudamericanos, entre ellos muchos chilenos, al mismo tiempo emprendió una guerra sucia contra revueltas campesinas y grupos guerrilleros. Disidentes mexicanos eran arrojados al mar desde aviones, tal como se hacía en Chile, por ejemplo. Entonces nosotros políticamente hacia el exterior éramos un país de acogida y asilo; y hacia el interior, éramos un país bastante represivo. Había poca información y la gente no se implicaba demasiado en esto.

¿Qué pasó luego?
Hubo un creciente papel del crimen organizado en la vida mexicana, que fue avanzando de manera radical desde los años ’70 a medida que crecía el consumo de drogas en Estados Unidos. Tenemos frontera con el máximo consumidor de drogas del planeta y el máximo vendedor de armas, entonces no es fácil estar al margen de las exigencias del consumo de drogas siendo el nuestro un país de tránsito y de producción de drogas.

¿Cuándo estalla la violencia del narcotráfico?
El punto de inflexión más grande fue la muy fallida política del Presidente Felipe Calderón a partir del año 2006. Él llegó a la presidencia muy impugnado por la oposición, en una contienda que fue bastante sucia, con acusaciones incluso de fraude. Y a catorce días de haber tomado el poder lanzó una irresponsable guerra contra el narcotráfico, para la que no estaba preparado y con total desconocimiento de su enemigo. Además no tenía respaldo de la población porque no lo propuso en su campaña, ni siquiera lo discutió con su propio partido, no lo presentó en el Congreso.
Fue una guerra unipersonal, para que se hablara de otra cosa y no del fraude electoral. Entonces entrar a una bodega en donde te dicen que posiblemente hay dinamita, y encender un cerillo para saber si hay dinamita, no… Una vez que explota todo te das cuenta que sí había dinamita, pero ya te explotó. Esto desató un reacomodo de los carteles, luchas intestinas entre ellos y una expansión enorme de la violencia, porque es una guerra en la que no hay frente y retaguardia y donde buena parte del enemigo está en tus propias filas.

¿Te refieres al poder y la influencia del narcotráfico dentro del propio gobierno?
Exacto, porque están infiltrados en todos los mandos del gobierno, prácticamente en todas las alcaldías, están infiltrados en el ejército y la policía. Fue una guerra que dejó un saldo de cerca de 100 mil muertos y 30 mil desaparecidos en seis años y convirtió a México en el país más peligroso para ejercer el periodismo, además el problema se entendió en clave exclusivamente militar.

No social.
No social. Cuando alguien se convierte en sicario no es por vocación o porque haya tomado la píldora del mal, sino que, de una manera objetiva, analiza las posibilidades que le da la vida. Cuando tú no tienes alternativas sociales, religiosas, deportivas, culturales, suficientemente interesantes y en cambio el narcotráfico te da autoafirmación, valores compartidos, códigos comunes, autoestima, dinero, circulación erótica por las chicas…Es difícil competir con eso cuando no hay nada al lado. Entonces en vez de combatir los focos de expansión de narcotraficantes y combatirlos con educación, con programas de integración social, programas comunitarios, lo único que se hizo fue enfrentar esto en clave militar demostrando que toda bala es una bala perdida.

Lo de Iguala refleja esta descomposición que relatas. El poder político corrompido, la violencia desatada.
Sí y agrega otras cosas peores. Refleja la corrupción de la izquierda, el partido de oposición por el que yo he votado desde que se fundó y que tenía a su cargo la gubernatura y la alcaldía; también refleja una tensión social que es propia de Guerrero, que ha sido uno de los Estados más pobres de México, más desigual, y donde siempre ha habido insurrección popular que no ha podido ser acallada. Ha habido famosos maestros normalistas que han sido guerrilleros, como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. No es casual que los muchachos detenidos hayan sido estudiantes normalistas que son vistos básicamente como aprendices de guerrilleros. Entonces hay una resistencia que entra en tensión en momentos en que el narcotráfico controla prácticamente todos los poderes, por eso Guerrero es un Estado en llamas.

¿Cómo sigue gobernando Peña Nieto en esta situación, con un nivel de popularidad y credibilidad por el suelo?
Lo de gobernar se ha convertido en un eufemismo, porque el Presidente no gobierna. Además él entiende la realidad como un programa de televisión.

De hecho está casado con una actriz de televisión.
Sí, y ya sabes lo que pasó en la Feria del libro de Guadalajara.

Le preguntaron qué leía y dijo que no leía.
Y si podía de decir el nombre de tres libros y fue incapaz de decir el nombre de tres libros. Lo más grave es que sí hubiera sido capaz de decir el nombre de cincuenta telenovelas. Su inconsciente está hecho de telenovelas. Él vive en una irrealidad, muy ajeno a la gente. Por ejemplo, en Francia lo de los asesinatos en Charlie Hebdó, volcó al Presidente a una manifestación a las calles. En otro país, cuando pasa lo de Ayotzinapa, el Presidente convoca a una marcha y encabeza una marcha y todos los grupos sociales se unen, el Presidente dice basta ya y decreta tres días de luto nacional, es decir, reacciona de forma directa y participa. El Presidente en México, no, está muy al margen y lo que ha hecho es plantear una renovación formal de México. A diferencia de Felipe Calderón, planteó iniciativas para cambiar la Constitución y tuvo mucho éxito en esto, hizo un pacto con la oposición. Pero todas estas iniciativas son cambios sólo formales.

¿No implican un cambio real?
No, y él cree que cambiando cuatro leyes ya cambió la realidad. Pero la realidad no se cambia ni con leyes ni con declaraciones, se cambia con hechos. Y esas leyes, además, no están suficientemente bien hechas para transformar positivamente el país. Al contrario, algunas de ellas permiten, por ejemplo, la explotación extranjera inmoderada del petróleo en México, cosas muy cuestionables. Creo que ahorita el país tiene una crisis de credibilidad extraordinaria que tiene que ver con el Presidente y México es un país muy piramidal, donde la responsabilidad última de las cosas siempre se le atribuye al que está en la cumbre. Es un complejo de idolatría del poder que tenemos desde los Aztecas, que pasa por la Colonia y se perfecciona con el PRI. Es exagerado, porque a veces el que está en la cima tiene vértigo y no sabe lo que está pasando. Pero esta falta de credibilidad ha bajado a otras zonas de la pirámide y todos los partidos están en descrédito.

“NO DEJO DE PENSAR EN QUE LA GENTE SE MOVILICE”
Marcha 43 estudiantes México 7 A1
¿Ves alguna salida?
La única posibilidad de solución, a mi modo de ver, es que haya movimientos ciudadanos que tengan progresiva injerencia y participación organizada y pacífica. Esto le conviene a los ciudadanos y le conviene al gobierno, porque la otra alternativa es lo que ya está sucediendo: las autodefensas, que son grupos paramilitares; la guerrilla y narcoguerrilla; el propio narcotráfico que controla distintos Estados del país, y los muchísimos grupos anarquistas que están operando, algunos por convicción y otros porque son infiltrados para fomentar una posible represión. Entonces esto es un polvorín. Al propio gobierno creo que le conviene que haya movimientos ciudadanos que planteen reformas y que se sanee el Estado, porque este es un Estado que está prácticamente al margen de la legalidad, que opera con enormes cuotas de abuso y de impunidad, en todos lo niveles, y si no comienza a depurarse, esto va a estallar.

Tú eres de izquierda, sin embargo, eres criticado por este sector en tu país a raíz de tus denuncias sobre la corrupción, ¿hay en la izquierda una opción?
La izquierda ha sido una causa pérdida. Soy crítico, entonces quedas mal con la izquierda oficial, porque criticas sus muchos errores, su corrupción, su dogmatismo, y al mismo tiempo criticas a la derecha. Pero creo que es la función de alguien que trata de estar alerta. Creo que esta izquierda fue una verdadera esperanza, pero lo que es muy sintomático es que Cuauhtémoc Cárdenas acaba de renunciar al partido que creó (Partido de la Revolución Democrática) asqueado por la corrupción que tiene. Habría que construir otra izquierda, pero para construir otra izquierda y otros partidos, hay un gran desafío previo: necesitamos transitar a la legalidad, crear un nuevo tablero y reglas del juego. Eso me parece muy significativo porque puede haber una confluencia de todos los sectores sociales -empresarios, iglesias, víctimas del terrorismo y el narcoterrorismo, dueñas de casa-, todos se pueden unir y dar forma a una nueva forma de representación.

¿Crees que es posible, que el ciudadano promedio de México “ya se cansó”?
Está cansado, pero es muy, muy apático. México es un país muy tradicional, muy difícil de movilizar, le tiene mucho miedo al cambio y no es fácil romper con estructuras que están consolidadas, como el PRI que está prácticamente en el ADN. Es como una familia donde el padre es abusivo y el hermano mayor es una réplica, que le pega a los hermanos menores pero también los protege y de pronto les da algún dinerito. Entonces esta mezcla del abuso y la prebenda, lo que Octavio Paz llamó el ogro filantrópico, está muy arraigada. Ahora, el hartazgo es real y no dejo de pensar en que la gente se movilice, pero se tiene que movilizar por muy pocas y muy claras metas, porque si le prepones al mexicano una nueva política de hidrocarburos, una nueva renegociación de la deuda pública, otras cargas fiscales, demasiadas cosas, va a decir, esto es el caos. Nuestro desafío es ser legales y demostrar que la legalidad es una forma de bienestar y de eficacia, porque tradicionalmente, la eficacia es sortear la legalidad, que es un obstáculo.

LA VIDA ES BARATA
Según la ONG Reporteros Sin Fronteras, México es uno de los países más peligrosos para ejercer como periodista. La entidad consigna que en la última década han sido asesinados más de 80 periodistas y 17 han desaparecido. En 2014, México ocupó el sexto lugar el países del mundo con más homicidios de periodistas –tres sólo ese año- y en 2015 ya hay una nueva víctima: Moisés Sánchez de Veracruz cuya muerte habría sido encargada por el alcalde de su ciudad.

Alejandro Junco, el director del grupo Reforma, donde Villoro trabaja, abandonó el país en 2008 por amenazas a él y su familia. En una conferencia en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia ese año, hizo un relato desgarrador: “Este año, por segunda ocasión en cuatro décadas, me he visto obligado a mudarme con mi familia a algún lugar seguro en Estados Unidos… Nos encontramos bajo el asedio de los capos de la droga, de los criminales; y mientras más exponemos sus actividades, más fuerte responden. La vida es barata. Ellos presionan duro”, narró.

Villoro afirma que, en rigor, todos los periodistas de México están en potencial riesgo, pero que lo peor se lo llevan los periodistas de provincia.

-Todas las sociedades tienen una frontera entre lo lícito y lo ilícito. De nada sirve vender drogas si no puedes hace algo con el dinero. Entonces el secreto del crimen organizado está en reingresar ese dinero ilegal como dinero aparentemente legal. Todos los umbrales del lavado de dinero son decisivos para la economía del narcotráfico. Esto sólo se puede hacer con la complicidad de políticos, empresarios, mandos de las fuerzas militares que permitan esto. Esta frontera es el que más amenaza al periodista, porque al capo del narcotráfico no le importa que el periodista cubra sus decapitaciones.

Decapitar le da prestigio al narco.
Convierte sus decapitaciones en promoción de su violencia. Mientras más noticias de narcotráfico se publican, el espanto tiene mayor efecto,

¿El problema entonces para el periodista es cubrir cómo opera el lavado de dinero?
Claro, cuando aparece el dueño de un hotel aparentemente legal que es una tapadera, una fachada del narcotráfico; cuando aparece el presidente municipal que recibe dinero del narcotráfico y a cambio deja que el narcotráfico ponga al secretario de seguridad, que es un modus operandi muy claro: te paga tu campaña el narcotráfico y te dice “tú gobiernas, pero la seguridad la llevo yo”. En Iguala, por ejemplo, lo que no querían que se supiera es que el gobierno local está en connivencia con el narcotráfico. Como el Gobierno ha hecho una política exclusivamente militar, no ha desmontado esta red de corrupción y los periodistas están en peligro, especialmente los periodistas locales que son los que saben que una marisquería, que un club deportivo, que un equipo de fútbol, está lavando dinero. Si lo denuncian, mueren.

Tú que trabajas en un medio más grande, ¿has vivido también este asedio?
El director y dueño de mi periódico, Alejandro Junco, vive en el extranjero a causa de las amenazas. Él nos reunió a sus colaboradores y nos dijo: tengan en cuenta que el director de su periódico ya no puede vivir en su país y hay que tomar precauciones porque son las condiciones en que estamos trabajando. (Manuel) Vásquez Montalbán decía que la primera lección de un periodista es saber quién es el dueño de su periódico, porque sabes con quién te puedes meter y con quién no. La segunda, es dónde vive el dueño del periódico, porque si ni siquiera puede vivir en su país es que las cosas están muy duras. Todos hemos recibido amenazas, pero desde luego los más indefensos son los periodistas de provincia menos conocidos, porque que se van a investigar menos sus casos, acaba de morir otro en Veracruz. El año pasado según la ONG Artículo 19 hubo 370 atentados contra periodistas en México. La cifra es quizás exagerada, porque algunos muchachos son detenidos en manifestaciones y dicen que son periodistas y no lo son, pero aún así es alarmante. Y acaba de morir un periodista en Veracruz, que es el Estado donde hay más asesinatos de periodistas.

EL HUMOR Y LA SOBREVIVENCIA
Villoro-HAY Festival 2015
En una de sus conferencias de Hay Festival, Villoro se explayó sobre cómo el humor permite a las sociedades fracturadas continuar la vida. En Conferencia sobre la lluvia hay mucho de eso. El protagonista, un bibliotecario, en un pasaje, afirma “siempre he querido ser gordo. Se trata de un anhelo frívolo, lo sé, pero admiro a los hombres que administran sus carnes con satisfacción y adquieren una contundencia que no admite discrepancias. Un gordo culto convence más fácilmente que uno enjuto. La gordura parece una asimilación del saber; en cambio, los flacos absorbemos cosas sin evidencia. En un hombre público, la gordura produce un respeto que se perfecciona con una calva”. La intervención culminó con carcajadas del público cuando se presentó en el teatro Adolfo Mejía en Cartagena.

Pero la obra también habla de un amor, Clara,”una mujer escrita en arameo, la mujer que yo no podía leer”.

-Conferencia sobre la lluvia es una obra donde una persona pretende impartir una conferencia, pierde sus papeles, tiene que improvisar y cae en el vértigo -en que yo creo que caemos todos quienes alguna vez hemos dado una charla en público- de convertirse en alguien delirante que dice cosas personales. El tema que va a dar es la relación entre la lluvia y la poesía amorosa, que es muy fecunda. Como es un bibliotecario va entrando en la relación entre los libros y el amor, porque los libros son un medio de comunicación y el amor también lo es, y los malentendidos y equívocos que se producen entre los libros y el erotismo también es parte de su conferencia. A quién le dicta esta conferencia entonces otro enigma, que se descubre al final es a quién le está dando la conferencia.

Es una obra que tiene una veta humorística marcada.
En México hemos tenido una literatura espléndida, pero muy desgarrada, muy dramática, porque así es nuestra realidad. Y durante mucho tiempo se ninguneó, se despreció el humor porque se consideraba algo muy banal, divertido, pero superficial.

Como el fútbol, que también reivindicas en tus escritos.
Como el fútbol y la cultura popular en general. Entonces, la gente que hacía muy buenos chistes en la calle, se lustraba los zapatos, se ponía la corbata para escribir y hacía unas cosas o desgarradas o solemnes. Poco a poco, se ha roto este prejuicio. El humor es un atributo de la inteligencia, nos hace pensar de otra manera y nos revela dobleces de la vida. Al mismo tiempo, es un ejercicio crítico que nos permite reconciliarnos con las tragedias, porque a través del humor no negamos la realidad, sabemos que es terrible, pero al reírnos de ella la sobrellevamos mejor. Te permite tener una lucidez que soporta los defectos. No es fácil, porque muchas veces la gente lúcida se vuelve nihilista o existencialista, pero si la gente es lúcida y tiene sentido del humor sobrevive.

¿Bolaño tenía sentido del humor?f
Mucho, mucho. Su literatura no es particularmente humorística, aunque hay unos giros humorísticos muy buenos. Él era muy divertido, muy chistoso, su humor era a veces malévolo y corrosivo.

En la entrevista que dio a Playboy eso queda muy reflejado.
Extraordinariamente, cuando le pregunta Mónica Maristaín porque usted siempre lleva la contraria y él dice: nunca llevo la contraria. Era buenísimo, buenísimo.

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