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Poder

15 de Febrero de 2015

Dávalos Bachelet: La trama detrás de la caída

Ocho días pasaron desde que se destapó el caso que remeció a Palacio. La estrategia del gobierno primero fue recabar información para ir despejando las vías legales, además de aisla la figura de la Presidenta de un hecho que desde un principio se dijo que había sido entre privados. El silencio y la falta de comunicación con Dávalos comenzaron a generar incomodidad hasta que finalmente se consiguió que enviara su declaración de intereses. Luego se fijo el día en que iba a dar la cara, pues la decisión estaba tomada. Bachelet le había pedido a Peñailillo que ante esos hechos la crisis se resolviera antes del sábado.

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El chicle se trató de estirar lo más posible, pero las presiones hicieron insostenible que Sebastián Dávalos Bachelet pudiera seguir al mando de la dirección sociocultural de La Moneda, luego de que se destapara el caso de los 10 millones de dólares que le ayudó a conseguir a su mujer Natalia Compagnon en plena campaña presidencial 2013 con el dueño del Banco de Chile, Andrónico Luksic.

Si la renuncia se presionó o fue iniciativa de Dávalos, como él mismo lo aseguró en extensa entrevista con El Mercurio… versiones más, trascendidos menos, ésta es la trama tras la salida del hijo de la Presidenta en la semana más dura que enfrenó el gobierno en lo que va del año.

La Tercera recuerda que sólo una semana antes -el jueves 5- Dávalos había iniciado sus días de descanso para partir a Caburgua con su familia.

Antes de partir, se había enterado de que se publicaría un artículo que implicaba a su esposa, Natalia Compagnon, en la tramitación del crédito para comprar, a través de la pyme Caval, las 44 hectáreas en Machalí. Pero -según quienes conocen los pormenores de la crisis- el ahora ex director sociocultural de La Moneda no le dio mayor importancia y tampoco dio aviso a La Moneda. Primer síntoma de que se venía un vendaval.

Después de eso, y pese que el artículo que la revista Qué Pasa publicó el jueves 5 de febrero no daba cuenta de la presencia de Dávalos en la famosa reunión con Luksic el 6 de noviembre de 2013, en palacio ya se había encendido las alarmas. Dos días después, el Banco de Chile confirmaba que Dávalos sí había concurrido a la cita. La crisis, ya estaba desatada.

Lo que siguió fue una serie de llamados que Dávalos no respondía, pese a que lo desmintió en El Mercurio, mientras la crisis escalaba y La Moneda se prepara para iniciar la semana y salir a poner la cara.

Antes de que el lunes salieran a hablar los ministros José Antonio Gómez y Rodrigo Peñailillo, durante el fin de semana, desde Palacio se abocaron a despejar con las autoridades de la VI Región, donde Compagnon había comprado los terrenos, si hubo información privilegiada o tráfico de influencias para asegurar un cambio en el uso del suelo para concretar el negocio. También se pidió a la Superintendencia de Bancos que certificara que el crédito puesto en marcha estuviese en regla, lo que la propia Sbif confirmó durante la semana.

En todo ese accionar, La Tercera señala que mientras La Moneda intentaba obtener información, el equipo de Dávalos empezaba a caer en la desesperación por la falta de contacto con su jefe. Primero, decidieron juntarse a primera hora del lunes 9 en La Moneda, Dávalos incluido. Pero las llamadas nunca fueron contestada, hasta que en una de éstas Natalia Compagnon tomó el celular manifestando que “no era por tanta plata”, y advirtiendo la molestia por la insistencia.

También apareció otro comentario que generó molestia en el Gobierno. Compagnon habría afirmado que al ser advertida de la publicación “no vio nada malo” y que incluso podía proyectar una imagen suya como “emprendedora”. Vía WhatsApp, el mismo Dávalos desechó a su equipo la opción de volver de sus vacaciones, asegurando que estaba tranquilo y que el tema era “entre privados”.

Ante esos hechos, se acentuó la desesperación en su equipo, que decidió juntarse a evaluar posibles salidas en la casa de Denisse Malebrán, la cantante que se transformó en asesora de la Dirección Sociocultural.

Poco después, Peñailillo tomó las riendas de la crisis, que ya estaba instalada en La Moneda. La jefa de gabinete Erika Silva fue citada a Palacio, por lo que debió suspender sus vacaciones.

Llegó el lunes y el gobierno salió a blindar a Dávalos, asegurando que no había ilegalidades, pero que todos modos él iba a a hacer una declaración de intereses para aclarar el asunto.

Según El Mercurio, otro hecho que marcó la estrategia fue aislar inmediatamente la figura de la Presidenta de estos hechos.

Esa mañana, al menos uno de los temas se había despejado. La carpeta que recibía el ministro Gómez decía que tráfico de influencias -al parecer- no hubo. Faltaba entonces coordinarse con el gabinete de Dávalos.

Peñailillo, Gómez y Correa llamaron a Erika Silva a sumarse a la reunión. Silva detalló todo lo que había ocurrido entre Dávalos y su equipo durante el fin de semana. Contó de las llamadas no contestadas, de las conversaciones por WhatsApp y de lo que Compagnon respondió cuando tomó el cel de su marido. Según la publicación, la asesora estaba especialmente afectada y nerviosa.

Gómez salió a dar una vocería en que se siguió con la tesis de que el tema era un asunto entre privados. La idea era ganar tiempo hasta que Dávalos diera la cara.

Ese mismo día también, Natalia Compagnon habría regresado a Santiago, luego de haber sostenido diferencias con la familia Bachelet en Caburgua, asegura La Tercera.

Al día siguiente, en La Moneda se precipitaron los acontecimientos que terminaron con la renuncia de Dávalos conocida este último viernes con su recordada pauta en un patio de La Moneda. Altas fuentes del gobierno, según la Tercera,  aseguran que Peñailillo tuvo una charla con la Presidenta. 

El Mercurio recoge que la Mandataria se comunicó con el jefe del gabinete el miércoles para decirle que el asunto estaba zanjado y que había que resolverlo antes del sábado.

No existen registros de contactos directos entre Peñailillo y Dávalos durante la semana, salvo que el miércoles 11 el jefe de gabinete (S) del ministro logra comunicarse con el hijo de la Mandataria para coordinar la entrega de la declaración de patrimonio e intereses. Pero las tensiones iban en aumento: aunque se había concordado que el documento estaría a disposición a media tarde, la declaración de Dávalos no llegaría sino hasta entrada la noche. A la una de la mañana se subió a la página de la Presidencia.

Lo que siguió es sabido, en la semana, el gobierno buscó desmarcarse de Dávalos y cada vez que fue consultado por el tema le endosó la responsabilidad de que él, como involucrado, detallaría el asunto. Estos ocho días además revelaron la distancia entre Peñailillo y Dávalos, de hecho, el hijo de la Presidenta avisó al ministro del Interior de su renuncia a través de su jefa de gabinete, y ni siquiera se cruzaron cuando llegó a La Moneda. Después, Dávalos dio la cara, y ni Peñailillo, ni Gómez lo acompañaron al leer su declaración sobre los hechos.

Después de todo eso, ayer, Peñailillo intentó cerrar el tema, asegurando que Dávalos hizo bien su pega al mando de las siete fundaciones que manejó, y que se renuncia era para no dañar el tranco reformista del gobierno, de paso, le tiro la pelota a la derecha para tratar de poner el tema Penta nuevamente en la agenda.

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