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Opinión

16 de Febrero de 2015

Jefe de Educación general del Mineduc y cambios a la Reforma: “no vemos espacio para transformar, retroceder o modificar”

El jefe de la División de Educación General del Ministerio hace un balance del primer año de Gobierno, haciendo un llamado a no quedarse con el ánimo triunfalista y destaca la tarea titánica que tendrá el Ejecutivo para ejecutar los cambios aprobados con el proyecto que elimina el lucro con recursos públicos, la selección en la mayoría de los establecimientos y el copago.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

Gonzalo Muñoz Mineduc

¿Cuál es el balance de este primer año de Gobierno, tras la aprobación del primer proyecto de la llamada reforma estructural para la Educación?

El balance del primer año del gobierno en educación es positivo, muy positivo. No es para nadie una sorpresa que fue un año altamente complejo, difícil, con mucha discusión, pero que finalmente derivó en la aprobación del fin de lucro, selección y copago, pero también lo que hicimos en educación parvularia, en educación superior en centros de formación técnica, el programa PACE. En definitiva, un año muy redondo con este proyecto de inclusión, como lo hemos llamado, que cambia las bases en las que está organizado el sistema educativo chileno. Eso se ha traducido también, y por eso estamos muy contentos, en que la ciudadanía comience a apoyar crecientemente esta reforma en comparación a lo que fue hace unos meses atrás. Nosotros siempre hemos dicho que estas reformas son siempre difíciles, complejas de comunicar o de asumir por algunos actores, pero en la medida en que esto se hace con buenos procesos de diálogo, abiertos, de cara a la ciudadanía, eso va dando buenos frutos. Y eso nos da el aire para los proyectos que vienen, que van en la senda de transformar el sistema educativo, pensando siempre en los niños.

¿Después de aprobada la reforma de enero, crees que la gente le tiene menos miedo?

Las reformas, si uno ve la experiencia internacional y chilena, siempre generan incertidumbre, porque provocan cambios que afectan directamente a las personas. En ese sentido uno tiene que estar muy alerta ahí comunicando bien, pero también convenciendo, haciendo pedagogía, como hemos dicho, con algunos aspectos contraculturales. Efectivamente eso para muchos contextos hoy día es un desafío, porque no ha sido aparte de muchas instituciones escolares y otros actores que están involucrados. Pero yo creo que la gente empieza a entender mejor la reforma, a ponerse en el lugar del otro, que es algo que esta reforma tiene: la invitación a ponerse en el lugar del otro y entender que va más allá de mi situación personal y familiar. Esta es una reforma que invita a pensar en el otro y eso se ha logrado poco a poco, aunque todavía con un desafío. Esta carrera no está corrida, tenemos que seguir trabajando fuertemente para convencer a la gran mayoría de la ciudadanía porque ésa es la única garantía que estas reformas sigan permaneciendo en el tiempo. Creo que si seguimos en esta senda vamos a tener un gran apoyo mayoritario de estas reformas.

La implementación es quizá la pega más dura que tienen hoy día. ¿Cómo ven esa labor, de llevar del papel a la práctica lo que aprobaron a fines de enero?

Estamos muy conscientes de ese desafío. Ahora vamos a tener unos tres años de Gobierno donde efectivamente hay dos énfasis centrales: seguir aprobando proyectos de ley que cambian la cara al sistema educativo y garanticen algunas condiciones que todavía no tenemos garantizadas, como son los proyectos de educación pública, carrera docente y educación superior. El otro es como tú dices, del 2015 y los años que vienen, de implementar muy bien este primer proyecto aprobado y los que vengan. Eso implica para el Mineduc un arduo trabajo que nosotros ya venimos implementando desde el año 2014 para aplicar muy bien todos estos cambios, con miras a resolver algunas dudas, pero en lo grueso, ya plasmando, en la práctica una visión de calidad más amplia que la que este gobierno ha estado promoviendo, una visión integral donde todos los niños aprendan y se desarrollen naturalmente y donde el principio de la inclusión comienza también a hacerse carne. El año 2016 también la ciudadanía va a comenzar a sentir este valor que es la gratuidad, con un fin del lucro también que en parte comienza a instalarse a fines de 2017 cuando las corporaciones dejen de ser con fines de lucro. Pero muchos otros, como que el uso de la subvención en fines completamente educativos comience.

¿Es lo que ocurrirá este año?

Este año y el próximo la gente va a empezar a percibir los cambios. Por eso tenemos que tener mucha claridad. Sabemos que los cambios se van a producir con tiempo, entendiendo que las reformas educacionales generan cambios a largo plazo. Nosotros con este proyecto hemos generado un piso, pero el techo en los sistemas educativos tienen que ver con los procesos y las personas. Por eso lo que viene también es parte de la reforma, que no es sólo los proyectos de ley, también es su implementación.

¿En algún momento existió la duda de que había que partir por este proyecto, dada las críticas de distintos actores?

Hemos estado muy abierto a las críticas y creo que ellas han permitido durante este primer año de gobierno ir mejorando los proyectos. Ahora, lo que yo pienso es que la única manera de comenzar a girar al sistema educativo a un sistema basado en el derecho a la educación es generando las primeras bases de un edificio que debemos construir. Y ahí la verdad es que la idea de partir por la Educación Pública o este proyecto fue una discusión que tuvimos, una decisión que se tomó en su minuto. Básicamente porque creemos que la única manera de mejorar la educación pública es eliminando aquellas distorsiones que tiene el sistema. No es un proyecto que regula al sector particular subvencionado, es algo que opera para todo el sistema educativo. Cuando dicen que debemos partir por la educación pública, lo primero es preguntarse cuáles son los factores que hicieron que esté como está hoy día. Y parte importante se explica por un sistema que conspiró contra eso, que generó condiciones que fueron haciendo que efectivamente hoy en la educación pública estén los estudiantes más desaventajados, más vulnerables y eso hace particularmente difícil nivelar la cancha. Luego tú puedes hacerte cargo de los temas que van a ir mejorando la calidad del sistema. La única forma es nivelar hacia arriba y con un sistema con lucro, selección y copago era imposible. Las transformaciones de fondo requieren una discusión democrática fuerte y eso se vio reflejado en un gran triunfo este año.

O sea, ¿se partió bien?

Nosotros estamos convencidos de que el camino era esto y partiendo por las condiciones del sistema que hacen que toda la educación subvencionada por el Estado no pueda despegar al nivel que queremos que despegue. Porque el lucro es un elemento que conspira, compra el principio de la calidad y colisiona con él muchas veces, y no nos permite construir un sistema inclusivo. Y el financiamiento compartido es uno de los pilares de un sistema educacional con el que tu posición depende de la capacidad de pago. Entonces, no es posible poder hablar de educación de calidad sin tener resueltas estas tres anomalías. Seguimos pensando así, lo que hicimos fue ponernos al nivel, generar un primer piso de condiciones, pero sin él era inviable, imposible pensar en 10 o 20 años más en un sistema que efectivamente tiene igualdad de condiciones para todos.

La reforma ha estado cruzada por críticas, ¿cómo lo ves tú?

Los cambios en educación son difíciles y particularmente difíciles cuando han sido promovidos por algunos sectores de nuestro país. Pero también cuando hay sectores, como la derecha de este país, que se opone férreamente a tipo de transformaciones sustantivas que generen mayor inclusión. Lo que ha quedado de manifiesto este año, que es cierto, es que hemos tenido críticas, que hemos ido dialogando, conversando con distintos actores. A nosotros nos importa como Gobierno que los distintos actores se sumen a esta reforma. Somos los más deseosos de contar con ese respaldo, pero también entendiendo que cada uno de ellos cumple un rol. Al Ejecutivo le toca proponer esas modificaciones, al Parlamento dialogarlas, discutir, escuchar y en función de eso decidir. El resto de los actores también tiene que incidir en función de sus posibilidades, por eso vamos a estar siempre dispuestos a dialogar con el mundo docente, los estudiantes, la Iglesia y la derecha, por cierto, que ojalá se sumara en perspectiva a los cambios que gran parte del país quiere. Creo que el que en gran medida queda mal parado en el último año ha sido la derecha y en gran medida es porque no ha propuesto. Lo que el país está mostrando con la evaluación pública que se está haciendo de la derecha es que no tiene capacidad de proponer alternativas ante la expectativa de una ciudadanía que añora cambios profundos.

¿Qué aprendieron de la discusión del año pasado.

El 2014 fue un año de mucho aprendizaje. Nosotros lo peor que podemos hacer es caer en el triunfalismo de decir que este año fue uno donde logramos todo lo que queríamos lograr y finalmente no aprendamos de los errores que cometimos durante el año. Es parte de los procesos democráticos y de reformas, pero sin perder la convicción. Pero de las críticas recibidas, las más irresponsables y que claramente no han sumado, las ha hecho fundamentalmente la derecha. La pregunta es si para lo que viene cuál es el camino que van a seguir.

¿Este año tendrán que ir a los colegios a explicar y ejecutar los cambios que vienen?

Para nosotros la primera prioridad es la familia, la ciudadanía, sobre todo la que tiene niños en etapa escolar. Por lo tanto ahí vamos a hacer un esfuerzo muy importante de comunicación y difusión durante el 2015. También hay un énfasis importante en los sostenedores, que son actores muy importantes de la reforma, la gran mayoría después de la aprobación del primer proyecto con un ánimo muy positivo, de colaboración y conversación y los vamos a invitar para trabajar juntos en esa buena implementación. Particularmente desde la lógica del Ministerio se crea una oficina de atención a los sostenedores para este proceso de transición, alojado en la subsecretaría que vamos también a implementar el 2015 con el ánimo de mejorar el tránsito. Si lo que queremos como Gobierno es el derecho a la educación y la permanencia de todas aquellas familias donde efectivamente hoy están. Para cumplir con eso es esencial que todos los establecimientos hoy día se mantengan funcionando y en mejores condiciones que las que estaban antes y para eso la atención personalizada, directa y el trabajo con los gremios de sostenedores es muy importante. Pero acá pasamos a un ciclo distinto. Tuvimos un primer año donde efectivamente tuvimos algunas discusiones, tuvimos también amenazas de cierres de algunos sostenedores y yo creo que ya pasamos esa etapa, donde el país discutió si era necesario o no esta reforma. La mayoría en el parlamento se expresaron, no quedó duda de que era necesario y ahora pasamos a una etapa distinta. Así que la invitación nuestra va a ser en esa dirección.

Ahora, durante este año también hay comprometidos algunos cambios que surgieron del debate para este mismo proyecto aprobado. ¿Va a haber algunos ajustes?

Sí, bueno, desde el Ministerio somos muy responsables en que el proyecto que logramos aprobar es un muy buen proyecto, en parte por las mejoras que hicieron los parlamentarios. Por lo tanto no vemos espacio para transformar, retroceder o modificar sustantivamente aquello que está ahí. Sería muy irresponsable plantearlo de esa manera. Sin embargo, también hemos dicho que en el marco de los proyectos que vienen si podemos mejorar algunos aspectos, bienvenidos sean. Ahí lo que más controversia ha generado es lo de los liceos emblemáticos. Ahí la ley avanza haciendo de estos establecimientos, que son emblemáticos en parte por las prácticas, también espacios de mayor inclusión. Lo que hemos dicho públicamente es revisar el rol que estos establecimientos cumplen en el marco de la educación pública y ésa es una pregunta que el país tiene que hacerse ahora que estos liceos también van a ser más inclusivos de los que son hoy día. Cualquier cosa que implique cambios sustantivos no sería responsable.

¿Qué te parece la manera en que se ha discutido este tema?

No hay que olvidar que ésta es una reforma para todo el sistema, donde efectivamente algunas veces uno se termina concentrando en casos particulares. Despejado eso, la pregunta que el país tiene que hacerse es efectivamente cuál es el valor que agregan a la sociedad y cuál es el espacio que esos establecimientos tienen que cumplir. Estos establecimientos cumplen una labor fundamental porque han permitido que algunos estudiantes que no podían acceder a una educación de calidad, lo hagan. Ahora, teniendo súper claro que eso es a costa de otros establecimientos donde efectivamente los estudiantes van saliendo de ellos para anclar en otros que tienen prácticas altamente selectivas. Y ahí hay un costo también. Cuando uno lo mira sólo desde la perspectiva individual uno sólo se concentra en ese estudiante o en ese colegio. Pero cuando uno mira todo el sistema, lo que uno tiene que entender es que ese estudiante con buen rendimiento previo sale de su colegio pensando sólo en ese establecimiento emblemático, también hay una mirada estrecha. Eso es también a costa de otros.

¿Cuál es el llamado entonces a estos colegios?

Nuestra convicción es que el llamado a futuro de los emblemáticos es mantener la excelencia académica pero con mucha más inclusión y estamos convencidos de que eso es absolutamente posible. Eso es parte porque el sistema en su conjunto no se pudo hacer cargo de eso. Hoy el objetivo es distinto. Hoy no aspiramos a que sea un puñado de estudiantes de educación pública el que tenga un mejor derrotero, un mejor camino en el futuro. Lo que queremos es que todos esos estudiantes tengan esa oportunidad y como la evidencia muestra que los talentos están equilibradamente distribuidos en la sociedad, entonces el desafío es que en cada una de las escuelas de La Granja, de El Bosque, de Las Condes, de Villarica y de Arica tengan esas mismas oportunidades. Y que no necesitemos solamente tener colegios emblemáticos para poder garantizar esa mejor igualdad de oportunidades. Ese no es un discurso que algunos han tratado de masificar en contra de los emblemáticos. Es una mirada estrecha y que intenta confundir el debate. Acá lo central es que tratamos de tener un sistema de sociedad y educativo inclusivo y de calidad para todos. Y en ese marco nadie debe estar fuera.

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