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Nacional

12 de Abril de 2015

Yo también hago boletas falsas

No son políticos ni participan en grandes conglomerados empresariales, pero también han emitido boletas por pegas que nunca hicieron para ayudar a descontar impuestos de la empresa de un familiar o algún conocido y, de pasadita, recibir unas lucas extras. Lo que pocos saben es que están desfalcando al Estado y que hasta tres años de cárcel les podría costar la pillería.

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Todos los meses de mayo Javiera (25) recibe 250 mil pesos en su cuenta bancaria. La operación se repite desde que cumplió 18 años, cuando su papá se acercó y le dijo: “Te va a llegar una plata por una hueá de la empresa”. Desde entonces él administra la cuenta de Javiera del Servicio de Impuestos Internos (SII) y cada mes genera boletas de honorarios electrónicas por una supuesta prestación de servicios a su empresa. Ella nunca ha trabajado ahí.

La práctica, denominada boletas ideológicamente falsas por ser un documento en apariencia normal pero no constituir un servicio real, es un delito tributario y se ha hecho más conocida durante los últimos meses por ser la base del mecanismo evasivo con el cual empresas Penta y Soquimich financiaban campañas políticas de manera irregular. Rodrigo Rojas, abogado especialista en derecho tributario, explica la lógica con peras y manzanas: las boletas emitidas figuran como gasto para la empresa, lo que disminuye sus utilidades y finalmente reduce los impuestos que debe pagar al fisco. Y el monto anual que suman las boletas, en el caso de Javiera 2 millones 500 mil pesos, nunca fue un gasto real para la empresa. Con este esquema las dos partes ganan y es el Estado el que pierde en su recaudación.

Javiera, que actualmente estudia en un Instituto Profesional, ni siquiera sabe qué pega es la que supuestamente le hace al papá. Tampoco piensa mucho en eso: “No me atrevo a conversarlo con él para que no me corte la mano. La plata la necesito para mi hijo, la gasto en pañales, leche, útiles del jardín”, dice. Sabe perfectamente que su papá evade impuestos con esto, pero no pretende dejar de hacerlo: “Obvio que está mal pero igual me sirve para tener mis lucas. Tampoco veo que le haga un daño a alguien”.

-Es plata destinada al Estado

– Pero yo la necesito más que el Estado, po. Tengo necesidades y no tengo ingresos por otro lado. Tengo un hijo más encima y por ser clase media no tengo el bono marzo. El Estado no me da nada.

La idea de que el Estado malgasta los impuestos de las personas es, según algunos expertos, una de las motivaciones que hace que la gente evada y decida administrar ese dinero de manera particular. Osvaldo de la Fuente, secretario general del Colegio de Contadores de Chile, rechaza tajantemente este tipo de argumentos: “Esa es una bonita manera de justificar lo injustificable. No hay conciencia de ser ciudadano. Aquí se ha heredado la idea de que al Estado no hay que pagarle impuestos y se fomenta la evasión. Esperan que el Estado pueda realizar obras para toda la ciudadanía, pero ¿cómo va a hacer estas cosas?”, se pregunta De la Fuente aludiendo a la falta de dinero destinado a gasto público que produce la emisión de boletas ideológicamente falsas.

Según el abogado Rodrigo Rojas, el mecanismo es muy común: “Hay personas que tú conoces y que lo están haciendo. Incluso gente de convicciones, que va por la justicia, y se le cae el discurso con el tema del impuesto. Ese argumento de que todo el mundo lo hace es lo que afecta la moral de la sociedad”.

Un argumento que se repite en muchas familias. Francisca (36) es diseñadora y cuando era estudiante universitaria, su tío la contactó para pedirle que le hiciera unas boletas. “Me dijo cómo se hacía el trámite y que el rubro por el que tenía que iniciar actividades era de vendedora comisionista. El trato era que yo me quedaba con la mitad de la devolución de impuestos para irme de vacaciones. ¡Estaba chocha!”, recuerda y añade que su pololo y un montón de compañeros de la universidad hacían lo mismo. El tema no era ajeno para ella: desde los 18 años que todos los jóvenes de la familia iban a firmar papeles donde Julio César. En ese tiempo nadie hablaba de impuestos, pero años después Francisca supo que este hombre era el asesor tributario de la familia y empezó a sacar algunas conclusiones: “Usan a los jóvenes y a las viejas que no tienen pega porque no están en el mundo laboral. Gente que no entiende nada”.

Las personas que suelen emitir boletas falsas son jóvenes o mujeres desocupadas, ya que por ley las personas que rentan menos de 590 mil pesos mensuales están exentos de tributar, lo que los hace ideales para este tipo de mecanismo porque el SII les devuelve el total del dinero retenido. Hasta ahora, que la frase “boleta ideológicamente falsa” ha plagado los medios y expertos han salido a explicar las distintas infracciones y delitos tributarios, muchos de ellos no tenían claridad sobre lo que estaban haciendo. “Esto ha despertado mucho más conocimiento en la ciudadanía, que antes se prestaba para ciertas cosas sin saber”, explica Carlos Insunza, presidente de la Asociación de Funcionarios del SII.

-¿La gente está más asustada para la Operación Renta de este año?
Cada vez que se abre un gran caso como Penta o SQM debe haber gente preocupada. Pero todo contribuyente siempre tiene la posibilidad de rectificar sus declaraciones de impuestos o de autodenunciarse. Uno esperaría que hicieran eso, pero son expectativas que pueden estar un tanto lejos de la realidad-, concluye Insunza.

La penalidad de la emisión de boletas ideológicamente falsas depende de variables como el monto, la reiteración y la conducta del infractor. El abogado Rodrigo Rojas explica que las multas van desde el 50% al 300% del tributo y que la pena máxima son tres años de cárcel.

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