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14 de Abril de 2015

Guarello barre el piso con la Maratón de Santiago: “Por si el resultado deportivo es corneta, me aseguro con un buen maratonista africano y salvo las apariencias”

El periodista deportivo Juan Cristóbal Guarello criticó duramente a la Maratón de Santiago, realizada este fin de semana y que convocó a cerca de 28.000 corredores.

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El periodista deportivo Juan Cristóbal Guarello criticó duramente a la Maratón de Santiago, realizada este fin de semana y que convocó a cerca de 28.000 corredores.

Guarello, fustigó los cobros de la organización, las ganancias de la empresa organizadora y los resultados de los fondistas chilenos, que según cuenta, son de muy bajo nivel. “(…) por si el resultado deportivo es corneta, me aseguro con un buen maratonista africano y salvo las apariencias”, manifestó refiriéndose a la organización del llamativo evento.

El periodista, en su columna en el diario online AS.com, cuenta la experiencia de un supuesto amigo que intentó meterse en el recorrido de los 42 kilómetros sin pagar la entrada. “Sin número identificatorio, sin pagar las 30 lucas, sin tarjeta de crédito, sin inscripción on line, sin vergüenza. Total, unos colados más o menos no le restan nada a los 700 palos que recauda la empresa (que no paga impuestos) organizadora del evento. Esto sin contar los pingues ingresos por auspiciadores y derechos de televisión”, disparó.

Guarello recordó a la Maratón de Santiago cuando era gratuita, “antes de que el irritante anglicismo “running” nos fundiera el cerebro”, dice. En ese entonces, recuerda, el maratón era auspiciado por Química Höechest, era de inscripción gratuita. El único requisito era presentar un certificado médico (ahora se firma un papel desligando a los organizadores sobre cualquier problema de salud). Todo lo demás corría por parte de los auspiciadores y Digeder, incluso el Gatorade, los plátanos y los llaveritos de recuerdo”.

“En ese maratón sin pretensiones, sin zalagarda y sin vivarachos forrándose, un fondista como Omar Aguilar rondaba las dos horas y quince minutos, otros, como Alejandro Silva andaban cerca. No salían en la tele ni los transmitían en vivo, pero hacían registros de nivel. En la última versión, como 28 mil personas en la calles, el mejor chileno anduvo por las dos horas y 21 minutos. Una marca digna de los años sesenta. El veterano José Ramírez, como zapatillas de lona, hacía ese crono. Claro, no habrá buenos corredores chilenos, pero la vida social es espectacular, con una pléyade de actores, conductores de televisión, estrellas de reality shows, políticos empeñosos y pintamonos profesionales. En ese rubro, este evento “running” se pasea a Lollapallooza. Sale hasta en revista Cosas…”, manifestó.

Para concluir, el periodista catalogó al maratón como “una genialidad como modelo de negocios cobro por usar las calles públicas, discrimino a los que no pueden pagar 30 mil pesos, aprovecho la subvención del estado (no doy nada a cambio) y, por si el resultado deportivo es corneta, me aseguro con un buen maratonista africano y salvo las apariencias. Además, como soy corporación, no pago impuestos”.

En última instancia, hizo hincapié en la escasez de maratonistas de calidad en desde que comenzaron los maratones “como negocio”. “No ha salido un solo maratonista chileno decente. No digo uno bueno, sólo decente”, finalizó.

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