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Cultura

4 de Junio de 2015

Columna: En el lugar del otro

* La primera vez que leí My life as a fake de Peter Carey, quedé maravillado. La novela sobre poetas es un género en Chile, ya sea para caricaturizar y denostar a los pobres vates –Edwards cuando habla de Lihn–, parasitar de ellos o, la mayoría de las veces, desde la fascinación. Y también la […]

Germán Carrasco
Germán Carrasco
Por

charlie hebdo efe

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La primera vez que leí My life as a fake de Peter Carey, quedé maravillado. La novela sobre poetas es un género en Chile, ya sea para caricaturizar y denostar a los pobres vates –Edwards cuando habla de Lihn–, parasitar de ellos o, la mayoría de las veces, desde la fascinación. Y también la frustración del poeta fallido: Bolaño, Edwards y Zambra, por nombrar a algunos. María Moreno (entrevistada en The Clinic 17 oct 2014) es la mejor ensayista actual de estos lados del mundo: divertida, aguda, lo contrario a la jerga tiesa y falaz de la academia. Directora durante algún tiempo del suplemento femenino de Página/12, autora de A Tontas y a Locas y de Subrayados. Ella escribió una novela llamada El Affair Skeffington en donde también aparece una poeta. El riesgo y lo difícil en estos casos es escribir los poemas del personaje, especialmente si se lo presenta como magistral. Moreno ha demostrado su pudor al respecto. Carey pone sólo una estrofa.

El hablante, en el caso de Carey, es una mujer tímida y con algo de sobrepeso, editora de poesía. Como en toda novela que se escribe en primera persona ajena –“Madame Bovary c’est moi”– la editora es el escritor Peter Carey, lo interesante es la credibilidad del desdoble: convertirse en otro, ponerse en el lugar del otro. Como cuando en Facsímil, Alejandro Zambra o su hablante se despachan un par de páginas muy logradas y emocionantes sobre los hijos –que el escritor Zambra no tiene, pero cualquiera pensaría que sí, esa es la gracia– aunque los guiños y hablar de educación en tiempos de la Nueva Mayoría me parece un poco oportunista. Mario Waissbluth sabe de educación. Yo jamás he creído en eso: creo en la montaña y el mar, las cosas en terreno, en el conocimiento de los industriales, pymes y oficios de una zona, y sobre todo en el compartir filosofía, cine y poesía, artes marciales. No chamullos ni efectismos groseros, como arrojar poemas desde un helicóptero. O planes para darle pega o platas frescas a un lote de militantes de la Concerta que se presentan como escritores y ni siquiera tienen obra. Eso es robo, simplemente.

Volviendo a Peter Carey, él describe la relación centro-periferia de Australia en relación al Reino Unido de una manera muy similar a la de un sudamericano ante EE.UU. o Europa. Hay una escena en que las australianas van a los barcos a ver cómo están vestidas las inglesas, para vestirse igual. Esos detalles no son menores. Recuerdo cuando estaba en el taller de Iowa y de pronto veía a los alumnos más brillantes de mi edad, que ahora son poetas reconocidos, lucirse en clases, tener parejas multirraciales o gays, bailar en los bares a las espectaculares Breeders reventados y felices. Las medias minas. Y cada vez que pedían un libro en la biblioteca, yo me hacía el loco, me fijaba cuál era y lo pedía de inmediato: quería ser como ellos: glamorosos, agresivos, sexies, reventados pero brillantes en las aulas.

Carey está cerca de algunos argentinos que buscan el nexo con la vieja Europa de la que son un espejo roto en donde el primer mundo se mira con horror. Hace poco se negó a participar en el homenaje a esa revista francesa anti-islámica, y eso me provoca más admiración por él y lo que escribe. Nadie tiene derecho a bombardear una revista ni a quien la hace, pero burlarse de islámicas embarazadas, de figuras religiosas, sean del lado que sean, es condenable. Yo básicamente creo en todo, hasta en las supersticiones populares que cierto sector del Islam, me imagino, condenaría o demolería.

En Chile, desde hace algún tiempo se puso de moda la incorrección política en la forma de una queja reaccionaria que no es divertida ni interesante: no son Lihn ni Larkin. No sé de qué se las dan. Este mismo pasquín curte esa mierda a veces. Para mí la incorrección política es simplemente la prolongación del abuso. De la delectación en el mismo abuso de siempre.

*Poeta (Taller “Poesía e Imagen, ejercicios de lectura y creación”, [email protected]).

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