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Opinión

6 de Agosto de 2015

Editor de Clarín y el legado de Cristina: “Deja una absurda división política que no contribuyó en nada a la convivencia democrática”

El jefe máximo del diario Clarín analiza las primarias que se realizarán el próximo domingo en Argentina. Habla de la dura pelea que ha tenido el diario que dirige con el gobierno de Cristina Fernández y del aparato comunicacional montado por la viuda de Néstor Kirchner para promover sus logros. Dice que las numerosas cadenas nacionales de Cristina le parecen un abuso y una ilegalidad y que espera que ahora, con un eventual gobierno del oficialista Daniel Scioli, llegue la calma.

Pablo Basadre
Pablo Basadre
Por

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Ricardo Kirschbaum, editor responsable de Clarín, el diario con el que la presidenta de Argentina Cristina Fernández pelea todos los días y que sus ministros destrozan en conferencias de prensa, está en una de esas semanas donde respira política la mayor parte del tiempo en la redacción.

En medio de un clima crispado, como nunca lo vio antes en democracia, confiesa el periodista, se prepara para la reunión de la “tapa” que comienza a las 18:00 horas y luego, como ya lo ha hecho durante años, para escribir su columna habitual en el diario que lo vio llegar en 1976.

Vestido de color burdeo, el “Colorado”, como lo llaman sus amigos, explica cómo poco a poco se ha sumergido en la tecnología y en la versión digital del prestigioso diario argentino. Aunque ahora, en su oficina, está analizando cifras y mirando encuestas para saber si el próximo domingo, cuando se realicen las elecciones primarias obligatorias en su país, ocurrirá lo que ya aventuró hace algunos días en una columna: que habrá segunda vuelta en noviembre y que ese hipotético balotaje será entre Daniel Scioli y Mauricio Macri.

Rodeado de libros, papeles y tasas de café, Kirschbaum mira un televisor que proyecta el sitio de Clarín. La noticia del día, que él decidió llevar en la portada del lunes pasado, fue la bomba política que instaló en la agenda el periodista Jorge Lanata en su programa de televisión Periodismo Para Todos: El domingo pasado vinculó al actual jefe de gabinete de Cristina K y precandidato a gobernador, Anibal Fernández, con el narcotráfico mexicano y con el bullado caso conocido en Argentina como “El triple homicidio de la efedrina”, ocurrido en el 2008 donde aparecieron asesinadas tres personas involucradas en el tráfico del químico con el que se crean las drogas sintéticas.

En medio de esa apretada agenda, Kirschbaum se da tiempo de analizar lo que se viene para el futuro en su país y de opinar de Bachelet y la corrupción en América Latina.

EL PESO DE LA CADENA NACIONAL
-¿Crees que va cambiar algo en Argentina con el eventual triunfo de Daniel Scioli, el candidato oficialista mejor posicionado para las presidenciales de final de año?
Creo que sí, no sé si va a cambiar algo estructural, pero creo que va a cambiar… más que una certeza es una expresión de deseo: creo que va a cambiar el clima político y la relación del gobierno, o del futuro gobierno, por lo menos con la prensa, seguro. Este gobierno se ha caracterizado como un gobierno muy agresivo, dispuesto, como estrategia, a crear crispación. Dividir la sociedad en bloques fue una estrategia política claramente y eso me parece que provocó una polarización y maneras de discrepar que no han sido sanas. Me parece que con el solo hecho de que cambie el gobierno, puede disipar ese clima y puede cambiar ese modo de relacionarse no solo en la política sino que también en la cultura y el periodismo.

-¿Es una señal entonces que Scioli se siente a tomar un café en Clarín y conceda una entrevista? Con la Presidenta eso sería impensable.
La presencia del candidato del oficialismo en Clarín es un dato político. Pero también hay que tener en cuenta que nunca Scioli se plegó a esa política tan sectaria del gobierno, tan crispada contra Clarín y otros medios como Nación y Perfil. El solo hecho de que acepte venir y prestarse para un reportaje con Clarín marca una diferencia y un tiempo que se está terminando.

-¿Scioli se va a poder separar del kirchnerismo o del núcleo más duro de Cristina Fernández, como algunos le sacan en cara?
Bueno, es una incógnita que va a tener que probarse. El peronismo tiene una característica: no tiene doble conducción y generalmente lo conduce quien maneja el poder. Y en el peronismo, que es bien pragmático, el que maneja el poder es el que tiene la lapicera. Con lo cual si gana Scioli habrá un alineamiento más alrededor de él entorno de las decisiones administrativas. De todos modos, si es que gana, no habrá cambios bruscos, pero va a ir modificando cosas en Relaciones Exteriores y en la Economía respecto de lo que se está viviendo actualmente. Hay un aparato montado por este gobierno respecto al presupuesto nacional, veremos cuáles son las definiciones que tiene respecto al Estado como un partido político, que durante esta administración ha sido muy evidente. Los cambios no van a estar vinculados a las políticas sociales porque no creo que haya cambios, en el sentido de los planes de ayuda, la asignación universal por hijo, etc. Nadie de los candidatos que tiene posibilidades de ganar tiene en sus planes cambiarlo. Pero sí me parece que ya sea por una razón política o por una razón de insuficiencia de presupuesto nacional, se van a ir modificando ciertas porciones del dinero estatal que iban dirigidos simplemente a mantener a sectores adictos.

-¿Esa instrumentalización de la que hablas, por ejemplo, lo notas por las numerosas cadenas nacionales que ha hecho la presidenta en lo que va del año? Se dice que ya van 30, ¿consideras que hay un abuso de parte de ella?
-Absolutamente, lo que ocurre es que ellos tienen una concepción de que Cristina se comunica directamente con la sociedad a través de las cadenas, porque parece que aparentemente hay un aparato maléfico que son los medios que le impiden que ella transmita sus políticas. Y eso es una falacia en el sentido siguiente: El más formidable aparato de medios fue creado por este gobierno y mantenido con el dinero estatal y demostró su más absoluta inutilidad porque no pudo igualar a cualquiera de los medios que ellos consideran críticos en cuanto a circulación y credibilidad.

-¿Y en ese contexto para ti las cadenas son una intervención estatal y no una manera de un gobierno de comunicar sus logros?
Las cadenas nacionales son modos de intervención en la política desde el Estado, modos diría autoritarios y además ilegales porque la ley establece determinadas condiciones para que se use la cadena nacional. Y la cadena nacional está siendo solamente utilizada como un modo de proselitismo y desarrollo de política y está siendo utilizado para atacar a sectores, para atacar a periodistas, para propagandizar inauguraciones que se hicieron como cinco o seis veces… La cadena nacional se convirtió en un elemento político del gobierno conscientemente. Y yo creo que eso se va a modificar.

-¿La presidenta ubica al diario que tú diriges como un actor más de oposición, no como un medio de comunicación propiamente tal?
El periodismo para este gobierno es una disciplina que o no comprende o no comparte. Primero ellos consideran que no hay periodismo independiente; y segundo, que el periodismo siempre responde a un interés. Con lo cual tiene una concepción del control del periodismo a través de un sistema de coerción tales como la publicidad estatal, la regulación extrema, como la creación de aparatos publicitarios que reconocen como fuentes de ingresos, dinero del Estado y al reconocer como dineros del Estado, significa que será otorgado a cambio de una prestación o de un apoyo. Ellos han utilizado mucho la publicidad estatal como premio y como castigo. A los medios críticos nunca les dan publicidad o les dan a cuenta gotas… es decir ellos tienen una concepción del periodismo como un factor político que tiene que ser controlado o combatido. Y a medios como Clarín, que han resultado muy molestos para ellos, ha tratado de afectarnos -y con algún éxito- en el terreno económico, pero no ha logrado afectar nuestra legitimidad como medio.

-¿Recuerdas en tu trayectoria una pelea de Clarín como la que ha tenido con el gobierno de Cristina?
Nunca, en democracia no. Habíamos tenido problemas con Alfonsín o con Menem, pero sin embargo nunca hubo una cosa tan orgánicamente articulada, pensada, ejecutada contra el periodismo en término de elemento propio de la democracia. Nunca había visto algo igual.

-Como el programa de televisión 6,7,8 o el diario Página 12.
-6,7,8 es una herramienta política de gobierno que ha sido utilizada diariamente de acuerdo a las conveniencias políticas del gobierno, básicamente como organismo de contrainformación o para atacar determinadas políticas de oposición o para atacar a figuras del periodismo. Y Página es un diario que supo tener un perfil propio y atractivo y que se convirtió en un órgano absolutamente oficialista.

-Se ha denunciado en estos días el millonario patrimonio que Scioli no ha declarado, está la imputación de Lanata en contra del jefe de gabinete de la presidenta, pero al final no pasa nada.
Es un déficit que tiene que solucionar la sociedad. En Argentina se han naturalizado cuestiones demasiado graves, que se convierten en naturales y forman parte del paisaje cotidiano, se ha producido un acostumbramiento a situaciones excepcionales y a anomalías que tienen que corregirse.

CRISTINA Y BACHELET
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-¿Cómo evalúas el gobierno de Cristina que ya llega a su fin?
Creo que se perdió una gran oportunidad, histórica, de hacer un gobierno que, aprovechando las condiciones favorables del mercado mundial para la Argentina y los países emergentes, diera, por ejemplo, una efectiva lucha contra la pobreza, una política económica efectiva que sirva para el país y no para un relato que simule lo que está pasando. Lo que deja también es una absurda división política promovida desde el poder, que no contribuyó en nada a la convivencia democrática. El gobierno no quiso o no supo negociar, convertir a la democracia en un laboratorio de consenso aun cuando respetara las mayorías y minorías.

-¿Estás al tanto de los escándalos de corrupción en Chile y del caso que afecta a Bachelet?
Creo que el poder provoca este tipo de conductas cualquiera sea la ideología de sus miembros. Hay una cosa curiosa que ocurre: cuando los políticos están mucho tiempo en el poder se convierten en establishment. Y creen que las reglas que rigen a ese establishment, son las reglas que rigen a toda la sociedad y que hay derechos adquiridos. Y creo que el caso de Bachelet, como en Argentina o Brasil, hay un sistema que la política no ha conseguido resolver. O lo ha resuelto en algunos lugares mejor que en otros. Pero creo que el tema de la corrupción es una deuda pendiente en la sociedad, por lo menos en la Argentina. En Brasil que es obvio y en Chile, con este caso que ha sido una conmoción, hay cosas incipientes que preocupan.

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