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Poder

9 de Agosto de 2015

Bachelet: “Hay gente que dijo el año pasado: ‘Presidenta, mate el programa, salve al gobierno’”

En medio de los cuestionamientos sobre supuestas amigüedades del 'realismo sin renuncia', la Presidenta sostiene que "soy una convencida de que en la medida en que las personas empiecen a ver los resultados concretos de todo esto, que los beneficios llegan a sus vidas y las mejora, lograremos resultados. Mi máxima aspiración es que el último día de mi gobierno la vida de la gran mayoría, sobre todo de los más vulnerables y la clase media, sea mejor que cuando partimos. Esa es mi gran meta".

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A casi una semana de que se realizara el cónclave del oficialismo, donde se trazó la hoja de ruta de lo que será el llamado segundo tiempo del gobierno, la Presidenta Michelle Bachelet, en entrevista con La Tercera, profundizó en las definiciones con que deberá hacer frente a esta etapa de “realismo sin renuncia” en medio de una economía que no despega y de una baja inédita en sus dos aventuras presidenciales.

“Nos quedan 32 meses, miremos todas las cosas que queremos hacer, cuáles vamos a alcanzar a realizar, cuáles son más importantes, cuáles imprescindibles y aquellas que se van a hacer, pero lo que tenemos que definir es la gradualidad. Ese ejercicio consiste en priorizar, redefinir. Hay un escenario más estrecho desde el punto de vista económico, pero hay cuestiones que nos parecen trascendentales, que no se renuncia. Por ejemplo, no está en cuestión la gratuidad universal en educación. Lo que sí, a lo mejor, no lo vamos a poder cumplir en los seis años que dijimos, sino que demorará un poquito más. Ese es el tipo de ajuste, de realismo, pero la meta se mantiene. Las redefiniciones tienen que ver con algunos elementos que han tomado mucha fuerza hoy, como -por ejemplo- la seguridad ciudadana”, explica la Mandataria al referirse al comentado enfoque de esta etapa que se inicia tras la tregua de la Copa América, donde sólo por un mes los problemas parecieron haber quedados congelados para refulgir con la llegada del invierno más crudo.

Respecto de las supuestas interpretaciones contrapuestas respecto del “realismo”, haciéndole ver que parece haber quedado claro el “sin renuncia”, responde que “las interpretaciones de los medios son de lo más insólito que puede existir. Siempre buscan quiebres, diferencias. No es así. Conversé mucho con el comité político sobre lo que habían sido las reuniones que habían tenido con los presidentes de los partidos, cuáles eran las expectativas, las preocupaciones, y ellos mismos me entregaron un conjunto de insumos para el discurso. Por lo tanto, yo comparto plenamente el escenario que los ministros Rodrigo Valdés y Jorge Burgos tienen, en el sentido de que tenemos que actuar de manera realista. Realismo puede querer decir a veces ‘mira, esto que yo había dicho que iba a hacer, no se puede’. Pero tú puedes decir -por ejemplo- ‘mire, vamos a focalizarnos en 20 hospitales y si podemos hacemos más de 20’. Eso es realismo”.

“Comunicar mejor”

Bachelet aborda quizás un tema que a su parecer ha sido recurrente sobre el programa, que más rechazo en sí, el asunto es cómo se explica, cómo se le da a entender a la gente por qué le beneficia de manera directa.

“No es un problema de las reformas. No puedo imaginar por qué alguien estaría en contra de que tengamos educación de calidad y gratuita para todos los jóvenes de Chile. Hay personas que no están de acuerdo con el 100% y no han estado nunca de acuerdo. Pero la gran mayoría sí lo está. Por eso digo, hay algunas de estas reformas que tenemos que comunicar mejor (…) No digo que todo sea un problema de comunicación, también hay uno de gestión política y una necesidad de más diálogo con los distintos actores, para que se sientan más interpretados con las reformas”.

“Yo imagino que muchos querían que dijera “vamos a retirar tal proyecto de ley y vamos a retirar tal otro”. Sé que hay gente que quiere eso. Hay gente que dijo el año pasado: ‘Presidenta: mate el programa, salve al gobierno’. Hay personas que no quieren que haya cambios en este país, y eso es porque defienden determinados intereses, lo que es legítimo. Pero parece que algunos leyeron sólo la palabra ‘realismo’ y no escucharon el ‘sin renuncia’”, precisa.

Sobre su baja en las encuestas, que la situación con un nivel de popularidad peor que el que tuvo Piñera, asegura que las lee, pero que no la detienen, pues hay convencimiento.

“Soy una convencida de que los distintos procesos de cambio que se están llevando adelante benefician a la gente. Y favorecen, por cierto, a los más pobres y vulnerables, pero también a la clase media. Sin embargo, no hemos sido capaces ni personal ni globalmente como gobierno, tal vez, de explicar de mejor forma de qué manera esos cambios van a ser beneficiosos en sus vidas. Por un lado, ha habido dificultades de comunicación, pero por otro, también de gestión de las reformas. A eso se suma la agudización de un fenómeno que en Chile se da hace ya algunos años, que es una tremenda desconfianza en los líderes políticos, en las instituciones, y que en esta ocasión también me ha afectado a mí”.

“Entre otras cosas. Los temas de la política y los negocios hicieron que al final todos seamos sospechosos de cualquier cosa. Y creo que eso no le hace bien al país, ni que haya gente que a través de las redes sociales instale mentiras que luego son muy difíciles de desinstalar, por ejemplo”, asegura.

“Hay una crisis de confianza que tienen los ciudadanos respecto de las elites política y empresarial. Esto viene hace rato, pero se ha agravado con los hechos conocidos por todos. Para mí, el tema del proceso constituyente es clave, porque también es una manera de acercar a la elite a la ciudadanía. Porque acá estamos hablando, y así lo mencioné claramente el lunes, que vamos a partir por un proceso de educación cívica-constitucional, ya que mucha gente no conoce qué es una Constitución”, completa la Mandataria quien asegura que “nosotros tenemos claro que se requiere una nueva Constitución, porque hay partes de ella que no permiten un desarrollo democrático adecuado. Ya resolvimos un aspecto con la reforma al binominal. Eso está resuelto, pero no es la única tranca al desarrollo democrático”.

“Soy una convencida de que en la medida en que las personas empiecen a ver los resultados concretos de todo esto, que los beneficios llegan a sus vidas y las mejora, lograremos resultados. Mi máxima aspiración es que el último día de mi gobierno la vida de la gran mayoría, sobre todo de los más vulnerables y la clase media, sea mejor que cuando partimos. Esa es mi gran meta”, cierra la Jefa de Estado.

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