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Nacional

24 de Agosto de 2015

Los argumentos de Gabriel Salazar tras ser acusado por ex subsecretario de la UP de falsear hecho vinculado a Allende

“El conflicto se plantea en Junio del 73 después del tanquetazo (él dice el tacnazo) en que nosotros frente a La Moneda gritábamos: ¡a cerrar, a cerrar el Congreso Nacional; hagamos la revolución de una vez…! Y Allende nos gritó, porque nos gritó: ¡Contrarevolucionarios! ¡La revolución la hace el Gobierno y no ustedes!.", fueron la declaraciones de la disputa.

Por

Salazar-Gabriel

Una réplica y contra réplica, a modo de disputa dialéctica, se dio entre el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar y el ex subsecretario de Salud del gobierno de Salvador Allende, Carlos Antonio Molina Bustos, esto por las declaraciones vertidas por el autor de “Labradores, peones y proletarios” en una entrevista con la radio Universidad de Chile.

Resulta que las declaraciones en cuestión, que generaron una carta de Molina dirigida al director de la emisora, Juan Pablo Cardenas, y luego otra por parte del historiador, son las pronunciadas por Salazar, quien recordó un episodio que protagonizó junto a otros correligionarios frente a La Moneda en junio de 1973.

“El conflicto se plantea en Junio del 73 después del tanquetazo (él dice el tacnazo) en que nosotros frente a La Moneda gritábamos: ¡a cerrar, a cerrar el Congreso Nacional; hagamos la revolución de una vez…! Y Allende nos gritó, porque nos gritó: ¡Contrarevolucionarios! ¡La revolución la hace el Gobierno y no ustedes!.”

Según afirmó la ex autoridad del gobierno de la UP, “yo estaba en la Plaza esa tarde y lo que afirma el Sr. Salazar es completamente falso”.

“Jamás Salvador Allende, ni ese día, ni después ni antes, en toda su larga vida como líder auténtico del pueblo chileno, dijo lo que su entrevistado ha afirmado con una sorprendente soltura e irresponsabilidad”, lanzó Molina en su misiva, cerrando que “por otra parte, ese polémico discurso está grabado y se pueda comprobar la falsedad en que ha incurrido el Sr. Salazar”.

Ante ese emplazamiento, Salazar ocupó el mismo medio para responder, planteando los siguiente, según reproduce el sitio de radioudechile.cl:

“Ante la profusa circulación que se ha dado a la carta del médico Carlos Molina, me veo obligado a enviar la siguiente aclaración:

Efectivamente dije al final de tu entrevista (y lo he dicho en otros lugares) que Allende nos trató de “contrarrevolucionarios”. Pero siempre lo he hecho en el sentido de que fue una experiencia personal, no como dato histórico. Ese día estuvimos en la Plaza, con un grupo de compañeros, gritando – como muchos otros – “¡a cerrar el Congreso Nacional!”. Cuando Allende dijo que no lo iba a cerrar, gritamos aun con más fuerza, y en el bullicio, no escuchamos lo que él dijo después. En ese punto, un grupo de militantes de la Unidad Popular, que estaba detrás nuestro, comenzó a insultarnos y, entre otras cosas, a gritarnos “¡contrarrevolucionarios”!. Como estaban armados de palos (se supone, para defender el gobierno de Allende), juzgamos conveniente retirarnos por la calle Agustinas, impresionados por el hecho de que nos consideraron contra-revolucionarios, justo cuando, allí mismo, se evidenció la división en que estaba la Izquierda, presagiando una hecatombe venidera, del Gobierno y del mismo movimiento popular.

Jorge Magasich, un historiador serio y además un amigo, que está estudiando el gobierno de Allende, rectifica mi impresión, echando mano a fuentes objetivas. Por tanto, tratándose de la verdad objetiva de lo que allí, efectivamente, dijo Allende, debemos aceptar su rectificación. No obstante, eso no anula el hecho concreto que muchos de los que estuvimos allí configuramos nuestra memoria, subjetivamente, del modo señalado, porque nos insultaron y amenazaron en función de lo que dijo Allende”, asegura el ex mirista y autor de “Movimientos Sociales en Chile, trayectoria histórica y proyección política”.

Asimismo, agrega Salazar, “es un hecho global de la historia que el Presidente no asumió, en un momento crítico, el liderazgo del “poder popular” para impedir el golpe de Estado y/o avanzar en el proceso revolucionario. Por el contrario, remarcó su táctica legalista y optó, como se sabe, por auto-eliminarse en ofrenda a ella, según un proyecto personal que tenía pensado desde antes (testimonios de Carlos Altamirano)”.

“También es un hecho histórico probado”, completa Salazar, que, “a propósito de la Asamblea Popular realizada en Concepción el 27 de julio de 1972, el Presidente Allende afirmó, el 31 de ese mismo mes, que aquellos que desconocían la vía legal e institucional que él propugnaba “no podemos sino considerarlos como contrarrevolucionarios”.

Junto con sus argumentos, el historiador expuso que “reconozco, acepto y celebro rectificaciones puntuales como la planteada por el historiador Jorge Magasich, pero no cabe celebrar en igual grado el modus operandi de camaradas nostálgicos que siempre están prestos a aprovechar cualquier oportunidad para denigrar el accionar de otros camaradas de ruta. Y esto no es sólo una experiencia personal, sino una verdad historiográfica, según se ve en los correos que escriben y en la forma en que los hacen circular”.

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