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Opinión

26 de Agosto de 2015

Columna: La Asamblea Constituyente no es de Izquierda

Mucho se ha hablado en estos días de Asamblea Constituyente y eso, a quienes la promovemos, nos tiene contentos, porque quienes intentaron bloquear a la AC como un tema a debatir, han fracasado y han debido entrar a la cancha. Sin embargo, esa entrada no siempre ha ido acompañada de argumentos y lo que hemos […]

Pablo Paredes
Pablo Paredes
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Asamblea Constituyente A1

Mucho se ha hablado en estos días de Asamblea Constituyente y eso, a quienes la promovemos, nos tiene contentos, porque quienes intentaron bloquear a la AC como un tema a debatir, han fracasado y han debido entrar a la cancha. Sin embargo, esa entrada no siempre ha ido acompañada de argumentos y lo que hemos visto es un despliegue de distorsiones y dichos irresponsables que buscan presentar nuestra propuesta como incendiaria o caotizante y no como lo que realmente es: una idea profundamente republicana.

En efecto, es importante entender lo republicano no como sinónimo de la cancelación de las diferencias en pos de un bien superior. Sino -no por el contrario, pero sí de manera diferente- entender que ese bien superior de la República es precisamente la defensa y construcción de espacios para que esas diferencias se manifiesten de manera justa y democrática. Por lo tanto, somos republicanos y republicanas cuando entendemos que la Justicia y la Democracia necesariamente emanan -o se desarrollan en forma sana- si tienen un origen legítimo. Es decir, que la ciudadanía es efectivamente quien determina el carácter de las instituciones y no quien padece de una institucionalidad que no la consideró, instalándose por la fuerza o con un estándar de participación y representación insuficiente y/o con graves distorsiones.

Diversas organizaciones sociales, movimientos y partidos políticos, abogados, economistas, artistas, intelectuales y 54 diputados, con distintas militancias, pasando por la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista y Revolución Democrática; hemos propuesto un plebiscito para que la ciudadanía defina el mecanismo para llegar a la Nueva Constitución comprometida por la Presidenta. Éste consideraría, por ejemplo, como opciones a votar: comisión bicameral, comisión de expertos o una asamblea constituyente. Es sabido que, por razones fundadas, muchos hemos defendido la opción de la AC como aquella que de mejor forma puede garantizar el carácter participativo, institucional y democrático. Aunque nos parece relevante decir que -justamente por interés republicano- no promovemos la imposición de dicho mecanismo, sino su consulta vía sufragio universal y asumimos la posibilidad de que nuestra opción pierda el plebiscito, pues somos demócratas e, independiente del resultado, nos tranquiliza saber que lo que gana sí ó sí es la Legitimidad.

Se equivoca entonces la derecha (quizás algunos de manera deliberada), se equivoca una parte de la izquierda y se equivocan algunos ministros, cuando creen que una asamblea constituyente es “un atajo raro” de izquierda. Se anota también una doble falta la derecha al creer que un plebiscito es una cuestión de izquierda, a menos que avanzar en la participación incidente de la ciudadanía tenga para ellos un domicilio distinto al del solo interés republicano.

Estamos convencidos de que la actual coyuntura, refuerza la necesidad de construir una carta magna capaz de hacerse cargo de un Chile distinto al de donde surgió la actual constitución. Se trata de ese Chile que necesita nacer. Se trata de tener una Constitución en donde las distintas sensibilidades se plasmen y eso por supuesto (esperamos a través de la elección de constituyentes, después de un proceso de educación cívica y un plebiscito) incluye a la sensibilidad de derecha, como incluirá a la sensibilidad de centro y de izquierda y como, necesariamente -también para garantizar la legitimidad- deberá incluir, por ejemplo, miradas de género y pueblos originarios. Esto además, consideramos debe ser sometido a un segundo plebiscito en donde la ciudadanía tenga la opción de aprobar o rechazar el texto, aumentando así la calidad democrática del proceso.

No obstante todo lo anterior, por su puesto que en el debate y la construcción de ese texto al interior de una AC u otro mecanismo que pueda ganar el plebiscito, algunos intentarán mantener la lógica del Estado Subsidiario, mientras otros buscaremos más protagonismo de un Estado Garante y comunidades locales empoderadas. Ahí, algunos de nosotros seremos de izquierda y otros de derecha. Pero antes, en la demanda por habilitar a la presidencia para que pueda convocar a plebiscitos o en el promover una asamblea constituyente que garantice diversidad de miradas, ahí -todas y todos- simplemente, seremos republicanos.

*Coordinador Político de Movimiento MarcaAC y ex Coordinador Nacional de Revolución Democrática

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