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Nacional

31 de Agosto de 2015

El ocaso de los curas favoritos de la elite

Hace menos de una semana, dos noticias destrozaron a dos de los sacerdotes más famosos de la elite santiaguina. El Gobierno expulsó de Chile al legionario John O’Reilly, por haber abusado sexualmente de una menor, y el Vaticano dio a conocer que está investigando al cura diocesano y ex socio del colegio Apoquindo, Sebastián Navarrete, debido a su abultado patrimonio. Ambos tienen más en común de lo que parece. Son amigos desde los 80, han pituteado juntos y comparten el mismo amor que ha movido sus carreras: la plata.

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Los últimos tres años de John O’Reilly, recaudador estrella de los Legionarios de Cristo, han sido bien complejos. En noviembre del año pasado lo condenaron a cuatro años de libertad vigilada por abuso sexual a una alumna del colegio Cumbres y, a principios de este año, le revocaron su nacionalidad por gracia. Su círculo de hierro, sin embargo, sigue intacto. El 21 de agosto, cuando se hizo pública la decisión del Gobierno de revocarle su residencia y exigir su abandono del país apenas terminara su condena, sus fieles pegaron el grito en el cielo.
-Este gobierno está loco, tiene a los criminales en las calles y a la gente buena, condenada. Todos pensamos que la sentencia del padre John era algo pasajero, que haríamos bonitos proyectos con él cuando saliera. Esto es una violación a sus derechos humanos- cuenta indignada una ex apoderada del Cumbres.

Un par de días antes de hacerse pública la expulsión de John O’Reilly, uno de sus cercanos también recibía un golpe bajo. Sebastián Navarrete, ex capellán y socio del Colegio Apoquindo (hoy propiedad del Mayflower School), estaba siendo investigado por el Vaticano y el Tribunal Eclesiástico de Santiago, en una causa canónica por “administración y posesión de bienes”, aseguró el Vicario General del Obispado Castrense, Claudio Verdugo.

“Ojalá ya no pueda ejercer nunca más, le quiten su patrimonio millonario y lo manden a un retiro lejos sin lujos a ver si sobrevive”, plantea uno de los apoderados del ex Apoquindo. El resentimiento en contra del sacerdote se exacerbó luego que el año pasado se concretara la venta al Mayflower, por 16 millones de dólares y se revelara el cuantioso patrimonio del cura, que hoy superaría los 500 millones de pesos. Pero los apoderados del ex colegio Apoquindo no son su única red de contactos. Navarrete, como O’Reilly, dedicó toda su vida a construir relaciones con los poderosos. La coincidencia no es casual. Ambos son amigos desde finales de los años 80 y en diversas oportunidades han trabajado juntos. Así se transformaron, sin que nadie supiera, en la dupla estratégica que conquistó y se repartió a la elite.

LA AMISTAD

La historia de amistad y confianza entre Sebastián Navarrete y John O’Reilly data de los años 80. El cura irlandés llegó a Chile en 1985 y empezó a trabajar en el movimiento apostólico de los Legionarios de Cristo. “Los Legionarios se dieron cuenta que él era una mina de oro: era rubio, ojos azules, educado y no cuestionaba a la dictadura, como la mayoría de la Iglesia lo hacía. Era el cura perfecto para esa elite”, cuenta un ex seminarista.

Un camino similar recorrió Sebastián Navarrete. Después de formarse como sacerdote diocesano y estudiar filosofía, ingresó en 1976 como capellán a la FACH. “En los 80 tenían mucho en común. Ambos se movían en el sector oriente de Santiago, tenían cercanía con autoridades de la dictadura y les gustaba la buena vida”, agrega el ex aspirante a cura.

Su tránsito por el mismo círculo social los llevó a conocerse en el colegio Apoquindo, fundado en 1980 por la millonaria y ex religiosa, María Eugenia Gandarillas. El proyecto, que incluía a Horacio Aránguiz, ministro de Educación de Pinochet, y Francisco Bulnes, fundador de RN, se transformó en un semillero ABC1.

Javier Sicilia, uno de los primeros sacerdotes Legionarios en Chile, se transformó en el asesor espiritual del colegio, hasta que llegó John O’Reilly a Chile. El sacerdote irlandés tomó su lugar y pavimentó durante años su relación con Gandarillas. “Se hicieron muy amigos. Gandarillas le presentó mucha gente poderosa, empresarios y también a Sebastián Navarrete, un sacerdote de su confianza”, cuenta una ex funcionaria del colegio.

La relación de John O’Reilly con Navarrete en el Apoquindo era estrecha. Se turnaban las misas del colegio y aprovechaban las primeras comuniones para codearse con las poderosas familias Matte, Solari o Luksic. “Daba la impresión de que se repartían a la gente, si uno se hacía muy amigo de alguien, el otro se alejaba. No sé si era intencional pero parecía todo muy estratégico”, agrega la ex funcionaria.

Con el tiempo, John O’Reilly fortaleció sus relaciones con la familia Matte, mientras que Sebastián Navarrete se transformó en la mano derecha de María Eugenia Gandarillas. Con la fundación del colegio Cumbres, O’Reilly se alejó del Apoquindo para formar parte del proyecto de su congregación y eso provocó roces. El “padre John” se llevó al Cumbres, por ejemplo, a los hijos de Eliodoro Matte Larraín.

“O’Reilly se llevó gente con plata para el Cumbres, Navarrete se indignó y siempre lo pelaba con Gandarillas y apoderados de confianza. Decían que era un aprovechador, un malagradecido”, relata un ex apoderado del Apoquindo.

Sin embargo, cercanos a Navarrete aseguran que nunca hubo una rivalidad y que siempre fueron amigos. Constantemente el sacerdote diocesano le hacía favores a O’Reilly, como prestarle la parroquia de la FACH para que celebrara misas privadas e incluso lo incluía en sus pitutos de trabajo. “Yo creo que nunca lo peló, lo hacía para acercarse a Gandarillas, hacía su pega como mano derecha, pero la verdad es que siempre mantuvo el contacto con el padre John”, añaden fuentes dentro del Obispado Castrense.

En el año 2006, ambos se transformaron en los nuevos rostros de las misas del domingo en Mega, cuando el canal era controlado por Ricardo Claro. Iban juntos a las grabaciones y Sebastián Navarrete en varias oportunidades “le prestó” a sus ayudantes de la parroquia de la FACh para que lo asistieran. “Bromeaban mucho cuando grababan, se daban consejos, se preguntaban sobre negocios. Los dos disfrutaban ese pituto juntos, que sin duda era plata extra que no llegaba a la Congregación”, recuerda un trabajador presente en las misas.

En el año 2009, cuando Gandarillas y Navarrete pensaron en vender el colegio Apoquindo, los Legionarios de Cristo fueron sus primeros candidatos. Sin embargo, la negociación no llegó a puerto. Luego, con los escándalos de abuso sexual en el colegio Apoquindo los años 2011 y 2012 y en el Cumbres, el 2012, nunca más se vio a Navarrete y O’Reilly juntos: “los Legionarios no podían arriesgarse, por el historial de Maciel, a tener relación con un colegio con historial de abuso”, afirma fuentes del Apoquindo.

Después de la condena de John O’Reilly en noviembre del año pasado y las denuncias en contra de Sebastián Navarrete por su exagerado enriquecimiento, nadie parece saber si aún son amigos. Sin embargo, sostienen que la relación no está quebrada. “De seguro se siguen viendo, pero lo hacen sigilosamente. Saben perfectamente el costo de que los vean públicamente juntos”, precisa un cercano a Navarrete.

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