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Opinión

7 de Septiembre de 2015

Columna: Presidenta Bachelet, con todo respeto

Presidenta Bachelet, usted es la Jefe de Estado y es la Jefe de Gobierno, pero, ¿sabe qué? Da la impresión de que hoy cualquier pinganilla se considera con el derecho a ponerla en entredicho y es alarmante que usted no se esté imponiendo con todas las de la ley. Se nota demasiado que la ningunean […]

Bruno Vidal
Bruno Vidal
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Presidenta Bachelet, usted es la Jefe de Estado y es la Jefe de Gobierno, pero, ¿sabe qué? Da la impresión de que hoy cualquier pinganilla se considera con el derecho a ponerla en entredicho y es alarmante que usted no se esté imponiendo con todas las de la ley. Se nota demasiado que la ningunean de lo lindo y desde las propias huestes y como que usted los deja hacer. Cierto, hay dificultades y de marca mayor, pero otra cosa es que pretendan cargarle el bulto y llegar al límite del insulto y la malicia de querer verla en el suelo. A mí como hombre atento al legítimo ejercicio de la autoridad esas circunstancias me resultan chocantes. Hemos visto a mariconazos de toda laya tratando de aserrucharle el piso y han llegado al descaro de pisotearla, de menoscabarla en sus investiduras, y créame, yo no podría verla doblada de rodillas.

Y se ve que nadie la está cubriendo con porfía, salta a la vista que a su lado no tiene gente de valor, son mequetrefes con ambiciones desmedidas y precisamente son ilustres de las máximas dirigencias de su coalición tratando de menoscabarla y usted no pone coto (hay uno conspicuo al que debiera cortarle las alas con rigor indiscutible, sacarlo de circulación), usted no los pone en vereda y da la idea de que no está tomándose en serio. Quizá hay situaciones personales que pudiesen estar afectándola, muchas veces debe sentirse cansada de ir cuesta arriba, pero, recuerde, usted tiene la fuerza y las cualidades personales para frenar la rotería de canallas sedientos de poder y prebendas que se están pasando de la raya (a todo esto, no olvide una siestecita reparadora y ayudaría un poco de yoga y no baje la guardia y mucho ánimo, de usted depende).

Ya no es una maroma de cónclaves más o menos; usted tiene que posesionarse del Todo en la primera magistratura y poner orden de inmediato. Si estos malandras no se comportan con decencia republicana dígales hasta aquí no más llegamos mi amigo y los expulsa con viento fresco. Me atrevería a decirle que en todos estos daños a su liderazgo hay mucho de oportunismo cabrón y una manera muy grotesca de mostrar la hilacha, no es posible que sus presuntos partidarios y colaboradores la estén dejando en el soberano ridículo y como chaleco de mono, para qué entrar en el detallito, usted más que nadie puede constatarlo, se está nadando contra la corriente, pero usted tiene la tremenda oportunidad de dirigir los destinos de la República por la buena senda y si estos fulanos se ponen catetes los manda a la punta del cerro.

Si usted perdió la adhesión del 80% en las encuestas fue por no dar los golpes de timón a tiempo y por prestar oídos a ineptos que ahora en las malas quieren aprovecharse del pánico. Usted dese valía y en el día a día comparezca en el seno del pueblo, usted puede dar un vuelco, afírmese en los pantalones, deshágase de toda esa mugre circundante; lo sé, a usted no se le ha pasado por la cabeza renunciar y eso habla muy bien de su persona, empero, llegó la hora apremiante de abrir las ventanas y dejar que los vestíbulos del poder se ventilen. Usted cuenta con muchos recursos constitucionales, legales y políticos para salir del paso y poner a esos maleantes entre la espada y la pared. Llegado el minuto convoque al pueblo a la Plaza de la Ciudadanía, cuéntele lo que le está pasando y pida al soberano carta blanca para someter a esta manga de advenedizos haciéndosela difícil y exclame totalmente empoderada a los cuatro vientos: ¡¡Al carajo, qué se habrán imaginado consentidos de mierda!!

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