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Cultura

7 de Septiembre de 2015

Matías Bize emociona en Venecia con “La memoria del agua”

Matías Bize cuenta sin caer en el melodrama la historia de una pareja que ha perdido a su hijo de 4 años, interpretada muy intensamente por Benjamín Vicuña y la española Elena Anaya, un filme que emocionó hoy en Venecia, donde se presentó en la sección Jornadas de los Autores.

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LA MEMORIA DEL AGUA YT

Imagen extraída de Youtube

Matías Bize cuenta sin caer en el melodrama la historia de una pareja que ha perdido a su hijo de 4 años, interpretada muy intensamente por Benjamín Vicuña y la española Elena Anaya, un filme que emocionó hoy en Venecia, donde se presentó en la sección Jornadas de los Autores.

“Siento que es la película que más me gusta, es mi mejor película, más adulta, más emotiva”, afirmó el director en una entrevista con Efe, en la que reconoció que la mayor parte del peso de esta dura y a la vez preciosa película recae en la pareja protagonista y por eso necesitaba “tremendos actores”.

Tuvo a Anaya en mente desde el primer momento e incluso escribió el guion pensando en ella, mientras que con Vicuña, fue él quien se acercó al proyecto, aunque el realizador también había pensado en él pero lo descartó inicialmente porque el actor había sufrido poco tiempo antes un drama similar al que cuenta el filme.

El guion “no tiene golpes bajos”, “no es morboso” ni tiene “lugares comunes”, es más un texto lleno de detalles y de sutilezas sobre un hombre (Javier) que trata de reconstruir su vida y eso está contado de forma muy elegante por Bize, explica el actor a Efe.

“Creo que no fue un trabajo ni un ejercicio de autoflagelo, sino todo lo contrario, fue un ejercicio de vida y de belleza, que atraviesa lugares super lindos porque el dolor también puede ser lindo, incluso la muerte la toma como parte de la vida porque este es un ejercicio sobre la condición humana, sobre el amor (..) Ha sido un trabajo sin autocompasión pero con mucha verdad”.

Y mientras el personaje de Vicuña se muestra aparentemente sin emociones tras la muerte de su hijo -ni siquiera puede llorar- y lucha por mantener su relación con Amanda (Anaya), esta se enfrenta al dolor a través de la huida.

“Le ha pasado lo peor que a un adulto le puede pasar y la película cuenta cómo cada uno dentro de ese dolor inmenso lidia con la vida para seguir vivo y para seguir manteniendo un hogar y una relación y un día a día y un trabajo y una normalidad dentro de que algo tan atroz te ocurra”, señala la actriz a Efe.

“Lo que me interesaba de este proyecto -agrega- es que Matías es un especialista en películas de temas de pareja y aquí es otro tema más de pareja y había una reflexión detrás: cuando se acaba el amor, ¿dónde se va?. ¿Por qué seguimos inventándonos que en la pareja hay amor cuando lo que hay ya es negativo y contrario al amor?”.

Al respecto consideró que “hay una dificultad muy grande a veces en el ser humano por admitir que la vida no da más, que a veces te enamoras de alguien y dura un tiempo y aunque le sigas queriendo el resto de tu vida, todo se ha acabado”.

Eso fue lo que le hizo estar en un proyecto que resultó muy duro desde el punto de vista emocional para la actriz española.

“Acabé hundida, en el hospital, deshidratada y agotada, tristísima y deshecha”, recuerda Anaya, para quien lo peor fue acabar el rodaje en Chile y ver que todo el mundo se iba a sus casas con sus familias y ella a un apartamento “tristísimo”.

Porque cada día de rodaje suponía un trabajo agotador ya que Bize es un director al que le gusta repetir cada escena muchas veces.

“Rodaba muchas tomas y pedía otra vez lo mismo, y lo mismo y lo mismo y a base de repetir y repetir y repetir buscaba la esencia más pura y más mínima de la emoción y eso es agotador”, recordó la actriz.

En opinión del director, a través de esa repetición de tomas, “se eliminan las máscaras y los preconceptos” y conseguía llegar al punto que él necesitaba para la película: “Ellos no podían interpretar, tenían que ser”.

Una verdad e intensidad que se ve en la interpretación de los actores, que transmiten el dolor que están viviendo a través de sus miradas, de sus movimientos, de algunos diálogos estremecedores y también a través de los silencios y de los vacíos de la historia.

Porque “La memoria del agua” apunta más que cuenta lo qué ha pasado.

“La idea era que el espectador completara la otra mitad de la película”, para lograr que “la película fuera más emotiva y más profunda”, indicó Bize, con un estilo contenido que ya se pudo ver en otros títulos suyos, como “Lo bueno de llorar” o “La vida de los peces” (ganadora del Goya del cine español a la mejor película hispanoamericana en 2011).

Revisa a continuación el trailer

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