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8 de Septiembre de 2015

Cardenal Errázuriz responde por revelación de The Clinic y asegura que nunca encubrió a Karadima

Pese a señalar que no leyó la publicación de este medio, en donde se dieron a conocer en exclusiva la cartas escritas a Karadima y a su discípulo Diego Ossa, en las que queda de manifiesto el rol que cumplió por entonces, el arzobispo emérito de Santiago aseguró que "jamás he encubierto al padre Karadima (...) "seguramente se trata de una interpretación arbitraria de dos cartas mías".

Por

francisco javier errazuriz

“Puede tener la seguridad, eso sí, que jamás he encubierto al padre Karadima”, dijo desde México el cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien -en conversación con La Segunda- aseguró no haberse informado acerca del artículo que reveló en exclusiva The Clinic Online, en donde se dieron a conocer los intentos de la Iglesia Católica para tratar de encubrir el escándalo de los abusos que protagonizó el ex párroco de El Bosque.

Pese a señalar que no leyó la publicación de este medio, la ex máxima autoridad de la iglesia en Chile, señaló que “seguramente se trata de una interpretación arbitraria de dos cartas mías”.

Asimismo, Errázuriz dijo que estaba analizando las cartas para entregar una respuesta más profunda.

De acuerdo a la publicación de este medio, el arzobispo emérito escribió dos misivas, al entonces vicario Diego Ossa, discípulo de Karadima en la parroquia El Bosque, y al propio Karadima.

“Entre tantas cosas urgentes, no había tenido el tiempo tranquilo para dar respuesta al envío que me hiciste de los email y del largo relato del Sr. Osbén, en el cual habla tan bien y tan mal de ti”, comienza la misiva. “Te escribo ahora para agradecértelo. Después de conversar contigo, esperaba encontrar entre las comunicaciones alguna palabra del Sr. Osbén con la cual se desdijera de sus afirmaciones, pero al parecer no existe”, agrega.

En los párrafos siguientes dice: “Seguramente recuerdas mi proposición para hacer más verosímil tu versión: que el dinero entregado era una obra de misericordia, y no una medida para acallar a un denunciante”, escribe Errázuriz en la carta que lleva el logo del Arzobispado de Santiago y su firma al final con un lápiz de color azul.

“Te propuse que fuera don Juan Pablo Bulnes, es decir, el abogado que conversó con el Sr. Osbén sobre el tema -que le aclaró que el dinero se le entregaba por caridad y no por otro motivo, y que fue testigo de su angustia-, y no tú mismo, que eras el supuesto acusado. No sé qué razón decidieron que fueras tú el que hiciera la declaración. Lo siento, porque una declaración tuya, que aparecías bajo sospecha, para la gran mayoría de los lectores (seguramente, no así para la gente cercana a ti), no podía disipar la sospecha”.

Al final de la misiva a Ossa, Errázuriz expresa:  “Durante la próxima semana me gustaría conversar nuevamente contigo. Al P. Fernando y al P. Juan Esteban, vaya un cordial saludo. Desde ya les deseo toda la bendición de Dios en este domingo”.

Respecto de la carta enviada a Karadima, en ésta se lee que:

“Está en sus manos que nadie considere injustamente que esto es un castigo. Basta con que usted mismo tome la iniciativa y me pida que le confíe pronto la parroquia al P. Juan Esteban. Entonces usted podrá decir a quien quiera escucharlo, más o menos lo siguiente: ‘En la diócesis se está introduciendo la costumbre de cambiar a los curas párrocos cada 10 ó 12 años. Yo llevo 22 años y ya cumplí mis 75 años de edad’”.

En el texto, Errázuriz escribe además “usted estaba muy afligido por las consecuencias que podría tener el hecho de dejar próximamente la parroquia”.

Luego, ahonda en cuatro puntos:

1. Los 50 años de sacerdocio de Karadima: “Faltando más de dos años para ello, ciertamente los preparativos en la parroquia no pasan de ser por ahora un deseo y una hermosa idea. Cuando se acerque la fecha lo van a celebrar con mucha oración y gratitud, ya que será el gran aniversario, las bodas de oro, de su sacerdocio. Nadie va a quedar decepcionado por no haberlo celebrado debidamente”.

2. La situación de los jóvenes de El Bosque: “El gran número de sacerdotes que acuden a la parroquia, como también de jóvenes, sobre todo los miércoles, entre los cuales usted intuye que pueden haber 30 ó 40 posibles vocaciones al sacerdocio, es un gran motivo de alegría y no de aflicción (…) Esta atención no va sufrir en nada. Si no me equivoco, el P. Juan Esteban ayuda cada vez más en el discernimiento vocacional, apoyo que antes usted prestaba más solo”.

3. Destitución como Párroco: “Quiero alentarlo de corazón a dar un gran paso, un salto en la fe. Usted quiere ser santo, y así lo han hecho los santos. Le han agradecido a Dios todos los encargos recibidos y las seguridades que Él les otorgaba con sus amigos y sus trabajos, pero no han dudado en dejar en sus manos, con entera libertad, los cambios que su Obispo les pedía. De corazón lo animo a dar este salto en la fe, en la confianza, en la esperanza y en el amor. Usted comprobará cuánto crece su libertad interior y su abandono en las manos de Dios, como también su capacidad de orientar a otros sacerdotes diocesanos, cuando imite a la Virgen María que dejó Nazareth para ir donde su prima Isabel, que dejó Nazareth para dar a luz en Belén. Que dejó Israel para ir a Egipto, y que dejó la Tierra Prometida, cuando partió con Juan a otros lugares y llegar probablemente a Éfeso”.

4. El castigo: “Usted me manifestó, querido P. Fernando, que lo afligía también la posibilidad de que el traspaso de la responsabilidad sobre la parroquia al P. Juan Esteban Morales podudiera ser considerado como un castigo. No lo es; y todos comprobarán que no es un castigo. Si lo fuera, no seguiría trabajando en el mismo lugar como hasta ahora, ni junto a su más cercano colaborador. Pero está en sus manos que nadie considere injustamente que esto es un castigo. Basta con que usted mismo tome la iniciativa y me pida que le confíe pronto la parroquia al P. Juan Esteban. Entonces usted podrá decir a quien quiera escucharlo, más o menos lo siguiente: ‘En la diócesis se está introduciendo la costumbre de cambiar a los curas párrocos cada 10 ó 12 años. Yo llevo 22 años y ya cumplí mis 75 años de edad. Por eso le presenté mi renuncia al Sr. Arzobispo como lo pide el derecho canónico, y le pedí que nombrara pronto al P. Juan Esteban, que ya está preparado para conducir la parroquia. El Sr. Arzobispo me felicitó por el paso que daba, y el P. Juan Esteban asume durante el mes de septiembre’”.

Esta mañana, el arzobispado respondió a los hechos, reconociendo la existencia de las citadas cartas. Respecto del contenido de éstas, apuntó que la dirigida a Karadima “tenía por único objeto persuadir a Karadima de que abandonara el cargo de párroco al cumplir los 75 años de edad, en conformidad a la norma canónica. Karadima le decía al Cardenal que eso se vería como un castigo y el Cardenal le señala que no lo es y cómo evitar que se entienda así. Tal como consta en el proceso, en ese momento, el Cardenal Errázuriz aún no contaba con los antecedentes que le permitieran confirmar la veracidad de las denuncias, por lo que la salida del cargo de párroco estuvo motivada por sus 75 años. No hay encubrimiento alguno”.

​Sobre la misiva dirigida al cura Diego Ossa el año 2010, el Arzobispado señaló que “no tuvo por objeto indicarle la explicación del pago a Oscar Osbén. Había sido el padre Diego Ossa quien había insistido que era una obra de misericordia y no otra cosa. La carta del Cardenal Errázuriz tuvo por único objeto reprocharle al padre Ossa que haya sido él mismo quien haya salido a defenderse y no lo hiciera su abogado, lo que era más adecuado. Es muy importante tener presente que a esa fecha, julio del año 2010, el Cardenal ya había concluido la investigación y enviado los antecedentes a Roma, pidiendo que el tribunal competente lo sancionara levantando la prescripción. Por consiguiente, sería contradictorio que, por un lado el Cardenal Errázuriz estuviera pidiendo la sanción a Karadima y, al mismo tiempo, por el otro lado, encubriendo sus abusos”.

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