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Cultura

30 de Septiembre de 2015

Columna: Niños

1) Hay que tener cuidado con las palabras, miren lo que pasó con la palabra retroexcavadora, nos dividió en varios planos, en varias superficies de adecuación, a nosotros y a la Nueva Mayoría también (miren la sonrisa desgarradora de nuestra inefable mandataria). Calma y tiza: en una obra de Ionesco la palabra cuchillo mata. 2) […]

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niño sirio EFE
1) Hay que tener cuidado con las palabras, miren lo que pasó con la palabra retroexcavadora, nos dividió en varios planos, en varias superficies de adecuación, a nosotros y a la Nueva Mayoría también (miren la sonrisa desgarradora de nuestra inefable mandataria). Calma y tiza: en una obra de Ionesco la palabra cuchillo mata. 2) ¿Quién pagó la droga que amainó la muerte de Manuel Contreras no le dio precisamente morfina a los miles de chilenos y no chilenos que torturó desapareció y mató. 3) Es Fiestas Patrias hace mucho en los medios de comunicación, salen choripanes y cuecas por la ventana, yo compro mi rollito de banderitas chilenas de papel higiénico y listo (digo esto en nombre de una espiritualidad perdida hace años, siglos quizá, donde perdimos todos, moros y cristianos, cada cual su aurora boreal) 4) Bajemos a la vida, anoche se me volcó el televisor, los cables se resistían, las moscas volaban de a seis y azules, había capullos sepia de alimañas, había gusanos beige en un platito del lavaplatos en la espalda de una olla y en la perlita de mi corbata. 5) Salgo a buscar una mesera con tu piel y con su cara, para olvidarla, desesperar y desaparecer después. 6) Vamos a volver como a las 7 son las seis y debo salir a regalar las empanadas de carne ají, carne queso y camarones queso, que tú me traes para el mendigo nauseabundo y la señora que siempre me saluda sentada en el restaurant chino de Quinta con Arlegui casi. 7) Ahora el fragmento de un correo infame que recibí ayer. 8) Ahora el fragmento de un correo extraordinario, ambos para gritar de indignación. 9) Intermedio: Golpean a la muerte, quería escribir puerta y escribí muerte, es un lapsus que le llaman, se trata de un niñito sirio de un refugiado sirio de unos 6 o siete años le hago un pan con mantequilla que le compré a la V que le gusta tanto la mantequilla que tiene demasiado colesterol para el que habla y lo interpelo ¿cómo te va cómo llegaste hasta aquí? en tren me dice y detrasito viene mi familia ¿cuándo? le pregunto, cuando salgan de Budapest contesta, están bebiendo agua mineral sin gas desde hace mucho y muchos también quieren ir al inodoro y no hay sanitarios afortunadamente y como hay Dios también para nosotros estamos de moda el otro día salió un niñito mucho más chico que yo mecido por las olas primero y después en brazos de un policía corazón de abuelita y eso conmovió al mundo entero (hasta el último eremita escondido en las montañas de Asia encarando el vacío se conmovió hasta insultar al mismísimo vacío) la prensa los medios de comunicación son algo extraordinario, apenas el mundo vio la muerte de ese niñito y se enteró que medio metro más allá tres niñitos de un año habían muerto también y así en adelante como hilera de dominós o dominoes cientos y cientos de niñitos sirios morenitos todos bonitos habían también muerto una ola de soluciones atravesó el mundo primero y organizado abrió fronteras y mandó marraquetas y botes inflables y leche en polvo y casas prefabricadas y abrazos desinteresados y sobre todo cariñosos y alimentos no perecibles y más que nada resurrecciones como en el poema de Redolés las balas eran plomo en los cerros todavía y nadie moría y todos felices rumbo a Chile donde el asilo contra la opresión funciona como Dios manda y aquí estamos esperando con los brazos y hogares y refrigeradores abiertos y mientras escribo esto mi sobrina casual y coincidentemente llama y me cuenta que en su pega murieron 3 guagüitas de un viaje y que hasta las murallas del hospital lloraron.

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