Esta es la carta abierta de Charlie Sheen tras admitir que es VIH positivo

Pese a que el famoso actor Charlie Sheen este martes admitió en el programa Today que “soy VIH positivo”, su confesión fue complementada con una carta abierta que envió a todos sus fanáticos.

Según el escrito que publicó NBC, el protagonista de Two And A Half Men reconoció que cuando hace cuatro años se enteró del hecho “la noticia fue una ‘patada de mula’ a mi alma. Esas palabras imposibles las absorbí y después traté de convencerme que había quedado atrapado, suspendido o incluso colgado en el interior de una especie de realidad alternativa o pesadilla, pero fue absolutamente lo contrario. Estaba despierto. Era verdad, la realidad”.

En ese sentido el profesional contó que en un comienzo “la vergüenza y la ira me hicieron caer a un abismo temporal de abuso de sustancias y de beber sin fondo. Fue una carrera suicida. El problema era que me había olvidado que soy demasiado duro para una salida tan cobarde”.

Añadió que “por no haber perdido el ritmo, una dosis de medicina o una pizca de orientación, rápidamente mis cargas virales se hicieron indetectables. Como ante cualquier otro reto en mi vida, nuevo había salido victorioso, había pateado el culo a esta enfermedad. Mi equipo médico solo pudo sacudir la cabeza como todos y cada prueba de sangre regresó a niveles que revelaron un estado de remisión”.

En cuanto a sus relaciones y cercanos confesó con lástima que “yo estaba aturdido por haber elegido (o contratado) la compañía de personas desagradables e insípidas. Independientemente de su reputación, siempre uso condones y soy honesto sobre mi condición. Lamentablemente, mi verdad pronto se convirtió en su traición, con un diluvio de chantajes y extorsión como el centro del escenario de este circo de engaño. A la fecha he pagado incontables millones a estos charlatanes desesperados”.

En cuanto a la verdad que destapó, sostuvo a sus fanáticos y a la gente que ha quedado afectada por esta revelación, que “mis días de fiesta están detrás de mí. Mis días filantrópicos están delante de mí. En conclusión, acepto esta condición no como una maldición o flagelo, sino más bien como una oportunidad y un desafío, una oportunidad de ayudar a otros. Una desafío para ser mejor yo mismo”.