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Opinión

20 de Noviembre de 2015

Raúl Sohr y los atentados en París: “Se viene un período largo y muy sangriento”

Acaba de publicar el libro “El terrorismo Yihadista”, donde explica en que consiste la Yihad y como Al Qaeda fue desplazado por el Estado Islámico. El analista internacional asegura que el organismo que se adjudicó los atentados en París es un grupo absolutamente frontal. “Son como un toro que baja la cabeza, cierra los ojos y embiste”.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
Por

Raúl Sohr

Después de Charlie Hebdo, un salafista decapitó a un empresario y colgó su cabeza en la reja de la fábrica cerca de Lyon. Dos meses más tarde un grupo de soldados estadounidenses frustraron un ataque a un tren de alta velocidad que se dirigía de Francia a Ámsterdam… ¿Era cuestión de tiempo los últimos atentados?
Lo que había ocurrido anteriormente era lo que se denomina lobo solitario, individuos que por adhesión ideológica o identificación, lanzaban ataques a mansalva por iniciativas relativamente personales. Pero desde que Francia empezó a bombardear posiciones del Estado Islámico en Siria e Irak, era presumible que ellos tomaran otro tipo de represalias. De hecho, cuando colocaron la bomba en el avión ruso el 31 de octubre en la península del Sinaí, los yihadistas hicieron un comunicado donde decían si ustedes nos matan, nosotros los mataremos a ustedes. Vamos a responder en vuestro territorio. Mientras nosotros no tengamos seguridad, ustedes no van a tener seguridad.

La famosa retórica del contraataque, “como pecas, pagas”…
Antes de los últimos atentados, Francia envió su más poderoso navío de guerra, el portaviones nuclear Charles de Gaulle al Golfo Pérsico. Y aunque este portaviones no había entrado en acción, fue percibido como una amenaza por el Estado Islámico. Incluso uno de los terroristas dijo que lo hacían porque el presidente Hollande estaba bombardeando Siria.
Yo creo que el Estado Islámico, a diferencia de Al Qaeda, tiene una estrategia más precisa. Al Qaeda osciló mucho entre atacar los regímenes árabes y otras veces a blancos en occidente. Fue zigzagueante. En cambio el Estado Islámico se concentró en ocupación territorial y hoy controlan una buena porción de Siria e Irak. Un territorio del tamaño de Ecuador, con una población de 8 millones de personas.

¿Cuánto ha contribuido occidente en la aparición de este grupo?
Estados Unidos tiene una responsabilidad decisiva en la tragedia que estamos viviendo. Todo empezó en Afganistán con la invasión soviética, cuando Estados Unidos y occidente comienzan a apoyar a los muyahidines, los guerrilleros que luchaban contra los soviéticos, entregándole una cantidad enorme de armas. Ahí llegaron decenas de miles de voluntarios de países árabes. Fue allí donde hicieron su bautizo de fuego y se funda Al Qaeda.

Y luego ISIS…
Justamente, el Estado Islámico emerge en Irak como una escisión de Al Qaeda. Surge primordialmente en campos de prisioneros estadounidense donde había un alto número de oficiales del ejército de Sadam Husein. Allí fraguaron el núcleo con algunos prisioneros y exelementos de Al Qaeda y plantean una nueva estrategia. En vez de tener la misma red difusa de Al Qaeda, que hacía atentados en diversos lugares, plantean una estrategia de control territorial.

“Golpea su cabeza con una roca, mátalo con un cuchillo, atropéllalo, asfíxialo, envenénalo”, dijo hace un tiempo Abu Mohamed, portavoz del Estado Islámico, y luego remató: “especialmente a los sucios y despreciables franceses”. La historia viene de muy atrás.
Hay un rollo histórico que viene de la guerra de Argelia, donde murió más de un millón de personas, y eso enlodó bastante las relaciones de Francia con una fracción importante del mundo árabe. Y más antiguamente el acuerdo de Sykes-Picot, donde ingleses y franceses se dividen medio oriente. Toda esta noción que vemos en Lawrence de Arabia de construir una gran nación árabe fue finalmente desechada. El territorio es parcelado de acuerdo a los intereses de París y Londres. Pero históricamente eso ha quedado atrás. Hay cosas más recientes que han friccionado las relaciones.

Pero la aspiración de la unión territorial es, en el fondo, el sueño del retorno del califato…
La idea es generar un Estado sin fronteras nacionales. Ellos dicen que todos son hijos de Alá y quieren un Estado sin fronteras dentro del califato, una suerte de Unión Europea pero del mundo árabe, regida por la sharia que es la ley islámica que maneja un concepto de profunda religiosidad y valores fuertemente anticapitalistas. Y el gran problema del mundo árabe es que a diferencia de América Latina que ha podido de alguna manera engancharse en la globalización, ellos han quedado al margen.

¿Existe alguna posibilidad de generar un imperio islámico?
No, esto no va a prosperar porque el Estado Islámico tiene un talón de Aquiles: su absoluto sectarismo. No practican ningún tipo de alianzas. Han estado masacrando a chiíes, kurdos, cristianos, todas las minorías religiosas y étnicas de la región que no comparten su visión tan particular del islam. El Estado Islámico no hace más que alienar a todos los posibles aliados o mantener la neutralidad. Son absolutamente frontales. Son un toro que baja la cabeza, cierra los ojos y embiste.

El Miedo

Acabas de escribir un libro sobre los yihadistas. En el epígrafe de un capítulo, titulado El miedo, un miliciano del Estado Islámico dice: “Nosotros amamos tanto la muerte, como ustedes aman la vida” ¿Es esta la esencia del yihadismo?
El yihadismo es una teoría tremendamente autoinmolatoria, parte de la premisa que la vida en esta tierra no tiene sentido. Lo decía bastante Osama Bin Laden: todos vamos a morir. El tema es cómo vamos a morir, si vamos a morir al servicio de Alá o vamos a morir cubriéndonos en una cama. La épica yihadista es servir a dios y morir en combate por él. Eso es la yihad que significa guerra santa, una guerra para complacer a Alá y atraer a más adherentes. En un sentido irónico son cruzados a la inversa; cruzados árabes, como los cruzados que daban su vida por liberar Jerusalén. Tienen toda una retórica sobre el sacrificio. Es la esencia de su filosofía. Están en contra de la globalización y a las nuevas corrientes mundiales las consideran decadentes, consumistas y frívolas. El choque cultural, económico y social es muy profundo.

¿Por qué Francia es el país que más yihadistas proporciona al Estado Islámico?
Francia tiene la comunidad musulmana más grande de Europa, aproximadamente 7% de su población, que constituye una base muy grande de reclutamiento. El país tiene además un historial de fricción con las poblaciones musulmanas desde la guerra de Argelia. Por eso ha habido incidentes y un sector minoritario dentro de la comunidad musulmana, especialmente entre los jóvenes, nacidos en Francia, ha crecido con un grado de alienación importante. Se sienten marginados y excluidos. Y ha crecido entre ellos el resentimiento. De ahí que muchos jóvenes europeos de origen musulmán hayan ido a combatir a Siria. Algunos han muerto y otros han vuelto. Incluso uno de los terroristas involucrados en los atentados había estado en Siria.

¿Cuál es el perfil de estos jóvenes?
Son jóvenes que se han criado en Europa con los valores de sus países respectivos, con una ideología de tolerancia, libertad y que han recibido una buena educación. Muchos de ellos no son pobres, sino que provienen de sectores más acomodados. Hay quienes incluso los han definido casi como una tribu urbana en búsqueda de identidad. Ya no pertenecen a la sociedad de sus padres o sus abuelos y tampoco calzan en las sociedades tradicionales árabes. Conocen el concepto de igualdad de género, han ido a colegios mixtos, no tienen nada que ver con las sociedades musulmanas donde las mujeres están marginadas y tampoco se encuentran en sus sociedades actuales, porque se sienten hasta cierto punto discriminados. Por eso algunos, una minoría, se sienten atraídos por este discurso purista en búsqueda de una nueva identidad.

¿Cómo estos grupos establecen redes con jóvenes musulmanes en Europa?
En general las organizaciones han girado en torno a las mezquitas. Ha habido una serie de clérigos, imanes, algunos de ellos muy radicalizados, que han generado grupos dentro de las comunidades. Se toman fotos con kalashnikov, se ponen la indumentaria, hacen ejercicios militares, cosas que son atractivas en grupos juveniles. Son como una especie de scouts con una fuerte convicción ideológica y también bastante lavado de cerebro. Esto ha ido prendiendo en sectores bien pequeños. Una muestra de aquello es que bastaron solo siete individuos para generar el caos en París.

¿Crees que después de los atentados se van a endurecer las políticas fronterizas para frenar la ola de inmigrantes?
Las políticas fronterizas ya se estaban endureciendo. Es tal el volumen de personas que está llegando, en su mayoría refugiados que huyen para salvar sus vidas, pero hay un límite en el flujo que las sociedades europeas están dispuestas a aceptar. Por eso donde se produce cierta saturación existe una respuesta política. La respuesta política en Francia es el Frente Nacional que es una organización fascistoide de extrema derecha y que, según las encuestas, tiene un 30% de las intenciones de votos. Esto se replica en porcentajes menores en Gran Bretaña, Suecia y países muy tolerantes y abiertos como Holanda. Son fenómenos complejos.

¿Estamos en guerra, como dicen algunos?
No, hay que ser muy cuidadoso cuando se utiliza el concepto de guerra. Guerra significa nuevas reglas, procedimientos que en una situación de paz no son aceptables. En un estado de excepción como el que tiene hoy Francia, sin embargo, puedes hacer una serie de allanamientos y tomar medidas de fuerza. Y aquí viene el problema central: nadie discute sobre la necesidad absoluta de combatir al Estado Islámico, el tema es cómo. Porque es muy difícil distinguir entre el militante de la agrupación y el musulmán que pertenece a una comunidad que nunca ha participado en atentados. Por eso hay que tener cuidado en convertir la represión en el sargento reclutador del Estado Islámico. No hay que olvidar que en las guerrillas latinoamericanas, en El Salvador o en Colombia, los campesinos acudían a ella por el terror a los paramilitares y el ejército. Por eso hay que ser muy cuidadoso en qué quieres decir cuando se habla de guerra.

En Irak se habló de la guerra del petróleo ¿qué hay detrás de esta situación ahora?
Hay muchas cosas mezcladas. Está el cisma entre chiítas y sunitas, hay una lucha de poder entre Irán, por una parte, y Turquía por la otra. También con Arabia Saudita. Esos tres grandes países tratan de controlar medio oriente. Israel siempre juega un papel ambiguo contra el Estado Islámico y, a la vez, quiere debilitar a Siria. Cada uno juega a sus intereses. Ahora, además, hay que sumar que Rusia apoya al gobierno sirio y Estados Unidos lo intenta socavar.

Una verdadera bolsa de gatos…
Tú lo has dicho.

¿Crees que este escenario abre la puerta para un nuevo orden mundial?
No, lo que va a haber es un nuevo desorden mundial. Se viene un período largo y muy sangriento de nuevos atentados, con una represión militar muy fuerte. Habrá que ver. Creo que los bombardeos no van a ser suficientes y en algún momento occidente va a considerar una intervención militar en medio oriente. En este sentido el cómo intervenir hay que pensarlo muy bien. Estados Unidos viene saliendo de una guerra desastrosa en Afganistán, donde no sacó nada en limpio. Otro tanto hicieron en Irak donde tampoco cumplieron su objetivo y ahora han generado el caos en Libia. En Siria las intervenciones militares han dejado más de 250 mil muertos, en Irak más de un millón y no se han resuelto los problemas. La región está cada vez más degradada.

¿Quién gana algo con todo esto?
Nadie, esto va a ser un proceso muy sangriento y occidente va a pagar un alto precio. Las comunidades musulmanas en Europa, comunidades inocentes que no tienen arte ni parte en todo este cuento van a sufrir mucho, y también los países árabes. Van a sufrir las propias sociedades occidentales. Ya están sufriendo el miedo y la inseguridad. Esto perjudica a todos.

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