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Opinión

29 de Diciembre de 2015

Rodrigo Pérez, presidente de la Asociación de AFP: “Los empresarios no son una mafia”

Fue intendente de la Sexta Región y ministro de Vivienda y Bienes Nacionales durante el gobierno de Piñera. Antes de eso, era un hombre de negocios. Participaba de 14 directorios empresariales y era experto en el sistema financiero. Su paso por el servicio público, sin embargo, lo transformó. Acá, el análisis del exministro Pérez, el hombre que ya no se presenta con su conspicuo segundo apellido.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
Por

Rodrigo-Pérez_ALEJANDRO-OLIVARES

Leí que ya no eres Pérez Mackenna, ¿cómo hay que llamarte?
Rodrigo Pérez, ya no hay vuelta atrás… jajaja. A un creativo se le ocurrió lo del ministro Pérez y hay que tener sentido del humor. Me pareció divertido y salió esa idea de sacarse el Mackenna.

¿De cuándo venía el Pérez Mackenna?
Del colegio, en la lista había un Pérez Cotapos y un Pérez Mackenna.
¿Por qué te comparaste con san Pablo cuando llegaste a la intendencia?
Porque san Pablo perseguía a los cristianos y sintió el llamado de Dios a través de una luz que lo segó, y se cayó del caballo. Mi llegada al servicio público fue como eso, completamente inesperada, y me convertí en una persona distinta.

¿Con qué mundo te encontraste?
Yo no tenía idea de política. Me metí en esto luego de un llamado del expresidente, cuando me nombró intendente de la Sexta Región, donde tengo un campo. Lo tomé como un enorme desafío en gestión. Después llegué al ministerio de Vivienda. Fue muy fuerte y duro, pero me di cuenta que si se hacen las cosas bien se puede ayudar a mucha gente, sobre todo a los más vulnerables. Lo que más me marcó fue el contacto y el cariño de la gente. Ese es un recuerdo que uno se lleva para el resto de la vida.

¿En qué órbita te posicionó ese ministerio?
En lugares que no conocía y realidades que uno sabe que existen, pero que son distintas cuando te toca estar donde las papas queman. Estuve en lugares muy duros, como la Villa Cordillera en Rancagua, donde llegué con un poco de nervio en el estómago, con prejuicios, decía “capaz que me quieran pegar”, y la verdad es que fue una experiencia maravillosa. Salí muy enriquecido.

Hasta ese momento, ¿qué conocías de la periferia?
Era un mundo relativamente desconocido. En la universidad uno tiene algún contacto, pero yo no. Me dediqué a trabajar toda mi vida, y tanto el mundo social como el político me eran un tanto ajenos.

¿Descubriste el mundo?
No es para tanto. No había vivido en una burbuja ni mucho menos, pero no había trabajado esos temas. Siempre he tenido relación con el campo, siento un gran cariño por la gente. Pero bueno, el campo es distinto, no hay pobreza como uno la ve en algunos lugares urbanos. Yo trato de mantener el contacto con la gente sencilla, trato de ir al campo una vez a la semana y disfruto. Uno de los problemas que tenemos en Chile es el materialismo exacerbado y cuando uno va a esos lugares ve que la gente vive de otra forma y le preocupan otras cosas, son más felices.

¿La gente que te rodeaba tampoco tenía interés por ver lo que pasaba en otras realidades?
Tampoco, estuve muy metido en el mercado financiero durante muchos años. Insisto que hay muchas iniciativas, muy buenas desde el punto de vista social, pero es distinto tener relación con una fundación a estar todo el día en terreno.

¿Al mundo financiero debería importarle los problemas sociales?
Es fundamental. A mí me tocó una generación post Unidad Popular donde nos concentramos demasiado en el trabajo. Éramos una generación ansiosa, queríamos echarle para adelante. Nos tocó un país que creció y se desarrolló enormemente y estábamos apurados por casarnos y empezar a trabajar. Nos metimos en el mundo laboral sin levantar la cabeza.

¿Te sientes parte de la elite?
No me siento parte de la elite. Antes de entrar al servicio público trabajabas en 14 directorios de empresas, eso es una elite.
Nunca busqué estar en esos directorios y no tuve ningún problema en dejarlos.

¿Conoces a la mayoría de los empresarios de este país?
Sí, conozco a muchos de ellos. Como banquero, me tocó también interactuar con grandes empresarios. Hoy estamos viviendo un momento bien penca en esa materia, pero creo que la realidad es mucho mejor de lo que parece, porque estamos llenos de empresarios que son muy trabajadores y buenas personas.

CAÍDA DE LOS EMPRESARIOS

¿Qué tan difícil ha sido este año para los empresarios?
Tremendamente difícil. La crisis que estamos viviendo con los casos de colusión hace que sea más fácil cuestionar el modelo. Hay gente que aprovecha esta situación para decir que el mercado no sirve. El mercado tampoco es la solución perfecta, es bueno, ha traído prosperidad, pero también tiene limitaciones. Lo que vemos hoy es eso, pero la solución no es terminar con el mercado como quisieran algunos, sino que corregirlo. Cuando veo lo de las farmacias populares me preocupa, porque no siempre el mercado funciona correctamente.

¿Te parece buena solución la proliferación de las farmacias populares?
Me parece una mala situación, pero eso me ha hecho reflexionar sobre por qué hay 50 comunas donde no hay farmacias. Eso quiere decir que allí el mercado no está funcionando correctamente. La solución a los problemas de la vida no es que el Estado solucione todo.

¿No es bueno que una política pública beneficie a los pacientes que necesitan remedios más baratos?
Es que hay que preguntarse por qué ocurre esto, por qué hay laboratorios que venden al Estado remedios a la décima parte del valor, mientras que a las cadenas se los venden 10 veces más caros. Me pregunto por qué las farmacias no gritaron antes.

A lo mejor estaban preocupadas coludiéndose.
No, ese es otro tema.

¿Te llama la atención tanta colusión?
Me ha llamado la atención. Ojalá que pasemos del reconocimiento de la culpa a la reparación lo antes posible. Chile está en una disyuntiva peligrosa, podemos salir fortalecidos o nos podemos ir a la cresta: o salimos con instituciones firmes, o con soluciones y líderes populistas.

¿Eres partidario de la pena de cárcel para la colusión?
Puede ser, pero creo que es importante que también exista la delación compensada, porque es muy difícil descubrir estos casos sin ese beneficio.

¿Qué códigos se quiebran cuando un empresario rompe un cartel?
Los empresarios no tienen códigos y acuerdos, los empresarios no son una mafia que quiera protegerse y actuar mal. Independiente que determinadas personas hayan actuado así, buscando su propio beneficio, eso no significa que los empresarios pertenezcan a un clan que quiere enriquecerse a cualquier precio. Estamos muy lejos de eso.

¿Le crees a Eliodoro Matte cuando dice que no sabía de la colusión? ¿Puede un director de empresas no saber estas cosas?
Hay responsabilidad de los directores, pero es perfectamente posible que no hayan sabido. Esto es algo que tiene que cambiar. Perfectamente, los gerentes pueden contarle al directorio una historia que no es verdad. Es muy difícil para un director que no está involucrado en el día a día poder detectar una cosa de esa naturaleza. Tenemos mucho que hacer en este tema, trabajar en mejores regulaciones, sistemas de control, pensar los incentivos y en la formación de nuestros líderes. Hay que hacer una empresa diferente. Tenemos que salir de la compañía que maximiza el valor para sus accionistas y entrar en una que también lo haga para sus trabajadores y la comunidad donde opera. Ese es el capitalismo del siglo XXI.

¿De qué manera la endogamia de la elite empresarial termina siendo un factor a la hora de coludirse?
En el mundo esa apreciación no es correcta. Las grandes fortunas son radicalmente distintas a lo que eran hace treinta años. Apple, Google, Facebook, Amazon, son gente completamente nueva. Ahora, nuestro país es más pequeño y estamos empezando en el progreso. La posibilidad de que los dirigentes coincidan en algunas actividades es más grande, pero no sé si en su vida privada los empresarios se vean en todas partes. La gran mayoría de los hombres de negocios de este país son gente que trabaja muy duro, que se levantan todos los días temprano y que no están pensando en hacer trampa. No es verdad que ellos se junten, que vayan al mismo club, a la misma iglesia y se vean todos los días. Esas es una caricatura.

Puede ser una caricatura, pero es muy cierto que la elite es un grupo cerrado. No hay un Pérez Pérez en la elite.
Bueno, no sé, yo no me siento parte de esa elite. Los empresarios no se juntan todas las semanas a planificar el país y a ver cómo van a abusar. Eso no es así. Los empresarios llevan una vida normal, trabajan de lunes a viernes, tienen el fin de semana con sus familias, como todo el mundo.

¿Te gustaría que los empresarios pensaran más en el país?
No, tienen que hacer su aporte, pero no son los llamados a dirigir los destinos del país, para eso tenemos nuestros representantes en el parlamento y el ejecutivo. Los empresarios pueden aportar ideas, hacer filantropía, pero lo que les corresponde es dirigir sus empresas, que el país crezca y dar trabajo.

Por lo que hemos visto en Penta, SQM y Corpesca, da la sensación de que sí estaban interesados en dirigir los destinos del país.
En el tema de financiamiento a la política había una situación generalizada de un comportamiento inadecuado, pero tampoco creo que se estaba en conciencia de que era inapropiado. En Chile, afortunadamente no tenemos políticos que se hayan enriquecido ilícitamente.

Que Sebastián Piñera le haya pagado al exdirector de Chilevisión con dineros provenientes de SQM como donación, ¿no es enriquecimiento ilícito?
Desconozco ese caso. Él no tiene nada que ver con ese tema. Había entregado la administración de sus negocios a terceros y estaba trabajando en su campaña presidencial. Me refería a otra cosa, a que los políticos en nuestro país son gente honesta.

REFORMA A LAS AFP

¿Por qué asumiste la dirección de la Asociación de AFP?
Porque es un tema muy importante para Chile. Yo no tengo nada que ver con alguna AFP en particular, asumí esto como una política pública.

¿Cotizas en una AFP?
Tengo mucha plata mía en las AFP, mucho más que el mínimo, así que me interesa que les vaya bien. Fue una muy buena decisión, porque la rentabilidad ha sido espectacular.

Pero a la mayoría de las personas les va mal.
No, al 100% de la gente que tiene su plata acá le ha ido bien.

Si eso fuera así, las AFP no tendrían la imagen que tienen.
Enfrentamos un desafío, tenemos que hacer cambios y hay mucha plata en juego. Tenemos un buen sistema de pensiones, se fortaleció el pilar solidario y para quienes cotizan regularmente esto ha funcionado bien. Pero aún hay miles de chilenos que viven una realidad precaria, que no cotizan. Si hay algo que tengo claro, es que no tenemos que ir hacia el sistema de reparto. Tal cómo se proyecta nuestra demografía, con 5 personas activas por 1,8 que no trabajan, va a ser muy difícil sostener ese modelo. La solidaridad intergeneracional suena muy bonita, pero en la práctica es un problema que nos va a llevar a un desastre. La clave está en ahorrar más de lo que hemos hecho.

¿Te parece bien la propuesta de subir la cotización a un 14% y que ese 4% de margen lo asuman los empleadores?
Me parece que es correcto. Ahorramos la mitad de lo que se aporta en los países de la OCDE. Hay que abordar también los trabajos precarios. Hay niveles de evasión del 19%, niveles de subdeclaración del 10%, y sectores independientes que no cotizan.

Los críticos de las AFP dicen que las grandes fortunas se han enriquecido con los dineros de todos. Tiene cierta lógica ese discurso.
Ese eslogan es muy injusto. Las AFP administran el ahorro de los trabajadores. Reciben plata de ellos y la invierten, con el único objetivo de hacerlo rentable y seguro. En ese sentido hemos superado todas las expectativas. En estos 33 años, la rentabilidad ha sido de 8,6% en promedio. Más de la mitad de plata está en el extranjero y el resto en Chile. Las AFP invierten en acciones de sociedades anónimas, no es que le pasen la plata a los poderosos.

¿Qué pasa si sacamos la plata de las AFP de las empresas?
No es lo relevante. Las empresas van a buscar otra forma de financiarse. Un beneficio que ha tenido el sistema de pensiones es que ha permitido que el mercado de capitales se desarrolle de mejor manera. Eso ha traído grandes beneficios para todos los chilenos, como comprar una casa o que existan hipotecas.

¿Por qué no te gusta la idea de una AFP estatal?
La crisis de las pensiones es por un problema de expectativas y creo que la AFP estatal no contribuye en nada solucionar eso. Al contrario, genera más expectativas. ¿Qué va a poder hacer distinto una AFP estatal?

Mejorar la competencia.
Con la reforma el 2008 se introdujeron niveles de competencias tan grandes que hace que tengamos las comisiones más bajas del mundo. Es una mala idea, pero si se insiste en ir adelante con ella, las AFP no le tenemos miedo a la competencia.

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