La certera predicción de Tito Mundt

“El país está perdido…”. “No tiene remedio…”. “Corremos hacia el abismo…”. “La inflación que sacude a Chile es la más grave de los últimos años…”. “La incompetencia del ministro de Hacienda es inolerable…”, etcétera.

Las frases parecen de ahora, pero las estoy copiando de viejos diarios y revistas de hace 50 años. El Presidente de la República era don Pedro Montt y la gente iba al Politeama a ver a Pepe Vila; no había autos en Santiago y los únicos taxis que existían eran las victorias. En vez de focos teníamos faroles a gas, y había que viajar en carrito con caballos. Pero el tono era el mismo. E igualmente el país no tenía remedio y estábamos perdidos. Siempre estamos perdidos. Chile salta de una catástrofe a otra. El peso baja y el dólar sube, la vida se encarece en forma alarmante y los artículos de primera necesidad parten en cohete atómico hacia las nubes.

No ha cambiado nada desde el romántico y lejano 1910, al trepidante 1964. Parece que hasta los diarios fueran los mismos. Leo un editorial. Si lo que dice el grave caballero de cuello corta-fuego que escribe a mano casi con pluma de ganso es cierto, el país está al borde de la quiebra y una casta sin corazón y sin entrañas gobierna la larga y tolerante faja de tierra que llamamos Chile. Y si leemos los artículos que van en el interior de las amarillentas páginas que tenemos a la vista, la situación económica, política y social no puede ser más desastrosa. Los políticos son una mata de vivos y de sinvergüenzas y no hay ministro que no debiera ingresar a la cárcel sobre la marcha. El pobre Presidente no tiene idea de la marcha de la Hacienda Pública, y los ministros son unos perfectos colgados que estarían caros para suches grado 20.

Eso pasaba hace 10 lustros. En 50 años más será lo mismo. Ya estaremos en la Luna, se hablará de guerra inminente entre Urano y la Tierra, y el buen planeta Marte iniciará una política de coexistencia pacífica; los habitantes de Venus vendrán a los cursos de verano de la Universidad Santa María; el Teatro Experimental dará la optimista y alegre obra Mátese a pausas; Lucho Córdoba seguirá dando En los tiempos de don Arturo, y en el Imperio se pasará aún la película Il Sorpasso. Y el tono de la prensa será exactamente igual…

No, amigo lector. No hay necesidad de que se gaste la vista leyendo la prensa de hoy y amargándose la vida con un país como Chile que no tiene remedio y que marcha a 200 kilómetros por hora hacia el caos y la quiebra más absoluta. Igual cosa leyeron espantados nuestros abuelos que andaban de levita, y lo mismo leerán nuestros nietos, que estarán haciendo cola para pasar el weekend en la Luna.

Lo único que habrá cambiado será la fecha de los diarios. Nada más.

Tito Mundt, el último gran reportero
Ediciòn y selección por Lucas Vergara Brunet
Lolita Editores, 2015, 291 páginas