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Mundo

19 de Enero de 2016

Joven advierte con esta foto suya que no hay que tomar hasta quedar curao raja

Hanna Lottritz, de 21 años, asistió a un carrete country de aquellos, en el que tuvo la gran idea de competir junto a un amigo por quién era la persona que más resistía tomando whisky. En este punto del carrete lamentablemente a la joven se le apagó la tele y no recuerda más de lo ocurrido, como por ejemplo que cayó lona al suelo y que fue trasladada a la carpa de emergencias, para luego ser enviada al Centro Médico Regional Renown en Reno. A continuación las imágenes con el antes y el después de la muchacha, hecho que busca generar un llamado de alerta para otros jóvenes.

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La joven estudiante de 21 años, Hanna Lottritz, salió hace algunos días a divertirse en el mejor carrete country de su ciudad.

Según radio Bíobío, la alumna de la Universidad de Nevada primero disfrutó de un partido de futbolito humano, después cenó y terminó disfrutando de la música de Joe Nichols y Jake Owen.

La fiesta avanzaba increíblemente. De hecho en algún minuto de la “convivencia” a Hanna le dio por competir con sus amigos para ver quién era la persona que más aguantaba tomando unos buenos vasos de whisky.

De acuerdo a su relato, “prometí que podía tomar tanto con ellos. Cerca de las 11 de la noche, uno de mis amigos competía conmigo para ver quién aguantaba un trago más largo de una botella de whisky”.

En este punto del carrete lamentablemente a la joven se le apagó la tele y no recuerda más de lo ocurrido, como por ejemplo que cayó lona al suelo y que fue trasladada a la carpa de emergencias, para luego ser enviada al Centro Médico Regional Renown en Reno.

La mujer contó en su blog que en aquella ocasión los doctores creyeron que había sufrido muerte cerebral. Lo cierto es que en ese entonces el alcohol en su sangre era cinco veces mayor que lo legal. Por otra parte tenía problemas como fallas respiratorias.

La joven decidió dar a conocer su relato, junto a las fotografías que al final de la nota aparecen, ya que “otros no tendrán tanta suerte” como ella.

Tras el desmedido carrete Hanna quedó con un tubo en la garganta, brazos con manchas azules, extremidades amarradas y “mi madre sosteniendo mi mano y diciéndome que todo estaría bien”.

“Los médicos y enfermeras me dijeron que tenía suerte de estar viva. Me preguntaron si acaso intentaba quitarme la vida al beber tanto. Esta pregunta me golpeó fuertemente. En la cama de hospital de Cuidados Intensivos, mis ojos se abrieron y me di cuenta con seriedad de mi irresponsabilidad con el alcohol”, sentenció.

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Fotos sacadas de su Facebook.

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