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Nacional

31 de Enero de 2016

El manifiesto de Patricia Politzer: “Michelle Bachelet me convirtió al feminismo”

Las confesiones de la periodista Patricia Politzer sobre sus infancia, la vida familiar y los sueños que tiene por delante.

Por

patricia politzer

En la clásica sección del diario La Tercera, Manifiesto, esta vez fue el turno de la destacada periodista, Patricia Politzer. En él, da a conocer detalles de su infancia marcada por la muerte, su vida familiar y las raíces judías. Recrea su juventud como simpatizante del Partido Comunista y su militancia formal en el PPD. También las cuentas pendientes que tiene con sus hijos por sus ausencias debido a su trabajo como directora de prensa en TVN.

Acá reproducimos algunos fragmentos:

“La muerte marcó mi infancia. Cuando tenía diez años murió mi abuela materna y, cinco días después, murió mi padre. Los dos de un tirón. Esas muertes marcaron la manera en que empecé a relacionarme con la vida y la muerte. Me quedé con la sensación de que cuando la muerte llega, no para. En ese momento, mi terror era que después de mi padre le tocaba a mi mamá. Finalmente ella también murió muy joven, a los 58, y yo me pasé la vida pensando que sólo viviría hasta los 50. Cuando cumplí 60, me pareció que era un regalo maravilloso. Hoy estoy más reconciliada con doña muerte”, recuerda Politzer.

“De las cosas mejores que he hecho en la vida es una familia con los tuyos, los míos y los nuestros. Cuando mi hija se casó, todo el mundo se reía porque el abrazo más efusivo que hubo en ese matrimonio fue entre su papá y mi segundo marido, entre el papá biológico y el padrastro. Aquí todos son hermanos, no hay diferencias”.

“Tengo una hermana que murió en Theresienstadt. Eso me marcó. Mi papá alcanzó a salir de Checoslovaquia antes de que empezara la guerra, pero dejó allá una hija de su primer matrimonio, que murió en un campo de concentración. Me siento completamente identificada con la comunidad judía. No soy creyente, pero soy muy judía. Ser judío es una cultura, es mucho más que la religión y creer en Dios, cosa que a mí me cuesta. Pero me importa que mis hijas sigan esta tradición y en la familia -más allá de lo que cree cada uno- se celebran las principales fiestas judías, como Yom Kippur, que es el día del perdón. Lo hago también para recordar a los míos. Hoy me preocupa el aumento del antisemitismo que se está viviendo a nivel global”.

“En la universidad fui simpatizante del Partido Comunista. Mi primer trabajo fue en la revista Ramona, que era la de las Juventudes Comunistas. Mi única militancia formal ha sido en el PPD, donde me inscribí para el plebiscito, pero nunca he sido una militante activa realmente. Nunca he renunciado porque no he hecho el trámite y porque durante años fui a votar por amigos que iban de candidatos, pero, salvo un breve período que estuve en la comisión de ética, nunca he participado realmente en el partido. Debe ser porque en algún minuto pensé que si uno era periodista tenía que ser más independiente. Porque una cosa son las ideas y, otra, militar y comprometerse en serio con un partido.

“Michelle Bachelet me convirtió al feminismo. Siempre comulgué con esas ideas, pero la lucha de las mujeres no era una de mis causas prioritarias hasta que vi el maltrato que, desde el minuto uno, recibió por su condición de mujer. A un Presidente hombre, nunca, nadie le hubiera dicho las cosas que le dijeron a Bachelet cuando asumió la primera vez. Era insólito. Si hasta decían que nunca más una mujer iba a poder ser Presidenta, o que los hombres hacían falta porque tenían más mano dura. Si esas barbaridades fueran ciertas, hace rato que los hombres no podrían aspirar a la presidencia, ¡si la mayoría de los horrores los cometen ellos!”

“Mis hijos deben tener varias cuentas pendientes conmigo. Reconozco que hubo períodos en que por pega no estuve mucho con ellos. Cuando era directora de prensa de TVN, trabajaba de sol a sol. Arturo y los niños siempre han sido muy apoyadores, pero seguro que sentían la ausencia y, aunque no me lo hacían notar explícitamente, sí recuerdo que cuando dejé el canal mi hija de 14 años me vio en la cocina y gritó: “Ay, mamá, ¿tú sabes cocinar?”. Me dio risa, me di cuenta que había estado muy ausente. Pero, sin dudas, era algo que valía la pena”.

“Soy como Zalo Reyes: no me cambió de casa ni de marido. Voy a cumplir 35 años viviendo en mi casa de La Reina. Aunque los hijos ya están grandes y tienen su vida aparte, nos encanta vivir acá. Somos Arturo, yo y el Rocky, mi poodle con nombre de fiera, que ya va a cumplir 14 años y que, cuando suena el timbre, sale a buscar a la gente para guiarla hasta mi casa. Mi sueño es algún día vivir más en la casa que tenemos en Tunquén y construirme un taller de pintura allá”.

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