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Nacional

2 de Febrero de 2016

Las inhumanas condiciones que enfrentan los reclusos en las cárceles chilenas

"Persiste una situación de hacinamiento que, en ocasiones, llega a estar reñida con lo más elementales estándares que exige dignidad humana", se lee en el texto elaborado por la comisión de visita de cárceles de la Corte Apelaciones de Santiago. El texto describe además que hay personas que deben comer con la mano y que en algunos recintos duermen apilados unos sobre otros.

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“Las condiciones de estos recintos, veinte celdas sin luz natural ni patio, son absolutamente inhumanas, sus dimensiones, que no superan los ocho metros cuadrados, albergan hasta catorce personas”.

La descripción de cómo se vive en el recinto Penitenciario Colina II, y que recuerda la frase de Fiódor Dostoyevski “el grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos”, es parte del balance dado a conocer este martes por la comisión de visita de cárceles de la Corte Apelaciones de Santiago.

El texto, en el que también se lee que “persiste una situación de hacinamiento que, en ocasiones, llega a estar reñida con lo más elementales estándares que exige dignidad humana”, fue elaborado a partir de un recorrido semestral por las instalaciones del Centro de Detención Preventiva Santiago Sur (ex Penitenciaría), el Centro de Detención Preventiva Santiago I, la unidad especial de Alta Seguridad, el Centro de Reclusión Cerrado Masculino de Til Til, el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Punta Peuco, el Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina II, el Centro de Cumplimiento Penitenciario Santiago I, la unidad de atención psiquiátrica de imputado del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz, el Centro de Reinserción Social Manuel Rodríguez, el Centro de Educación y Trabajo Metropolitano, el Centro de Internación Provisoria Mixto, el Centro de Régimen Cerrado Femenino San Francisco y el Centro Semicerrado Femenino de Santiago.

Junto con los descrito anteriormente, se advierte en uno de los capítulos del balance sobre “la cantidad de internos que duermen casi apilados, unos sobre otros, en reducidos espacios, con nula ventilación y luz natural, en condiciones insalubres, con presencia de chinches y otros parásitos”.

Otro aspecto del seguimiento a la condición en que viven las personas privadas de libertad indica que “persisten las instalaciones eléctricas irregulares, que constituyen una amenaza permanente, no sólo de electrocución de internos, sino también de agentes potencialmente generadores de incendios que unidos a la deficiencia en la distribución de agua potable amenazan con constituirse en catástrofes de resultados impredecibles”.

Al hacer una revisión de cada recinto en particular, se cita -por ejemplo- que en el Centro de Detención Preventiva Santiago I “es urgente realizar aquí una revisión profunda de los incumplimientos en que ha incurrido la empresa concesionaria y, consecuencialmente, analizar si ello acaso no justificaría poner fin a dicho contrato atendidas las graves falencias constatadas”.

La Corte de Apelaciones ejemplifica que “la situación de reposición de servicios básicos como agua potable y electricidad en módulos constituye un requerimiento básico y urgente que no solo atenta con la provisión de dichos servicios, sino que configura una situación de alta inseguridad para el personal penitenciario, el que en la actualidad se ve obligado a ingresar a ciertas áreas provisto de linternas personales a falta de luz”.

Al igual que en Santiago Sur se revela la presencia de “instalaciones hechizas que, junto al agua apozada en los recintos, configuran una amenaza real y latente de muertes por electrocución”.

Asimismo, se apunta a largos periodos en que los reclusos no reciben alimentos. Junto con eso,  “se les entregan alimentos en una bandeja desprovista de cubiertos, lo que obliga a los internos a consumirlas con la mano”.

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